La detección del coronavirus en Idlib empezará en unos días, según la OMS

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La detección del nuevo coronavirus empezará en los próximos días en el noroeste de una Siria en guerra, anunció el lunes la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teme una catástrofe humanitaria en esta región superpoblada.

Las autoridades anunciaron el domingo la detección de un primer caso de COVID-19, desatando el temor de unos tres millones de personas atrapadas en el feudo yihadista y rebelde de Idlib, en el noroeste del país, donde oficialmente, todavía no se reportado ningún caso.

Cerca de un millón de personas fueron desplazadas entre diciembre y marzo en esta región, debido a la violenta ofensiva del gobierno sirio y de su aliado ruso contra los yihadistas y los rebeldes, apoyados por Turquía, antes de la entrada en vigor, el 6 de marzo, de una tregua negociada por Moscú y Ankara.

"Las pruebas estarán disponibles en Idlib en dos días", dijo a la AFP el portavoz de la OMS Hedinn Halldorsson.

Unos 300 kits de diagnóstico van a ser entregados el miércoles a un laboratorio precisó. "Las pruebas comenzarán poco después", agregó.

La OMS contempla entregar otros 2.000 kits de detección.

Tres hospitales están dotados con unidades de cuidados intensivos en centros de aislamiento equipados con respiradores artificiales, agregó el portavoz de la máxima autoridad mundial en materia de salud.

Cerca de un millar de profesionales de salud han sido movilizados y esta semana se espera que llegue un nuevo suministro de equipos de protección, entre ellos, 10.000 mascarillas quirúrgicas y 500 de respiración.

"La OMS está sumamente preocupada por el impacto que el COVID-19 podría tener en el noroeste" de Siria, dijo el portavoz, ya que los desplazados viven en "condiciones que les hacen muy vulnerables a las infecciones respiratorias".

La mayoría de los desplazados viven en condiciones muy precarias y carecen a menudo de alimentos y de agua potable.

Desde 2011, la guerra de Siria ha dejado más de 380.000 muertos, millones de desplazados y ha destruido las infraestructuras del país.

A finales de 2019, menos de dos tercios de los hospitales del país estaban operativos, mientras que el 70% del personal sanitario que había antes de la guerra abandonó Siria, según la OMS.

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