La religión confinada en Taiwán

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Aunque parece relativamente a salvo del nuevo coronavirus, Taiwán tiene experiencia de epidemias anteriores y sus comunidades religiosas ya se han organizado para anular actos públicos y llevar el consuelo a sus fieles a distancia, como las plegarias en línea.

Si bien muchos gobiernos de todo el mundo han tardado, o están tardado, en comprender plenamente la magnitud de la crisis sanitaria, la actitud proactiva de Taipei fue acogida con satisfación.

A pesar de su proximidad cultural y geográfica con China, cuna de la pandemia, sólo hay 77 personas infectadas por el nuevo coronavirus.

Las comunidades religiosas de Taiwán adaptaron rápidamente sus prácticas. Cuatro de las organizaciones budistas más importantes del país suspendieron sus oraciones públicas y exhortaron a sus seguidores a continuar las oraciones via internet.

Se cerraron lugares de peregrinación, algunas iglesias ya no abren sus puertas, otras velan por que los parroquianos mantengan un metro de distancia durante la misa.

- Monjes reunidos de urgencia -

Guo Huei, abad de la Montaña del Tambor del Dharma (DDM), una de las organizaciones que se pusieron a rezar en línea, explica que la experiencia adquirida en 2003 con la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS) fue crucial.

"Organizamos una reunión de emergencia de los monjes con los cargos más altos de la jerarquía cuando nos enteramos que Wuhan estaba confinado", explica Guo a la AFP.

Wuhan es la ciudad china donde el virus fue detectado originalmente en diciembre. Desde el principio, las oraciones colectivas fueron anuladas por la organización y los fieles llamados a permanecer en sus hogares.

"Meditar y rezar en casa es lo mismo que hacerlo aquí", explica Guo Huei en el monasterio de Nung Chan, cerca de Taipei. "Reunir a decenas o cientos de personas sería demasiado arriesgado".

En circunstancias normales, Julian Lin y su esposa asisten físicamente una vez por semana a las enseñanzas de la organización. Pero entienden perfectamente las nuevas instrucciones.

"La meditación y la enseñanza en línea son prácticas, pero no hay la misma atmósfera", lamenta Lin al recibir la AFP en su domicilio, donde sigue en directo las actividades de la organización gracias a su teléfono celular.

Las autoridades sanitarias mundiales han advertido de los peligros de las reuniones religiosas. El ejemplo más dramático es el de Corea del Sur, donde la mitad de los 8.200 casos están vinculados con la Iglesia Shincheonji de Jesús, organización calificada de secta por sus detractores.

Todo parece haber sido iniciado por una adepta, de 61 años, que había tenido fiebre en febrero pero que asistió a cuatro servicios antes de ser diagnosticada como portadora del coronavirus. Posteriormente fue identificada como el caso número 31 de la enfermedad en Corea del Sur.

Irán anunció el lunes el cierre de cuatro importantes lugares sagrados, incluido el santuario de Machhad, la primera ciudad santa chiita del país.

Después de China y Hong Kong, Taiwán registró el mayor número de muertes (84) durante la epidemia del SRAS. Y la isla juró estar preparada para la próxima plaga creando un centro de mando dedicado a las crisis sanitarias.

Este centro se activó para coordinar la respuesta a la covid-19 el 20 de enero, incluso antes que Pekín cerrara Wuhan.

Por consejo de este centro, tres importantes peregrinaciones a templos dedicados a la diosa del mar, Mazu, han sido aplazadas hasta nuevo aviso. Normalmente atraen a un millón de personas.

Muchas iglesias católicas han dejado pura y simplemente de pronunciar la misa dominical.

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