En Afganistán los caballeros medievales por fin tienen su campeonato

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Golpes de látigo y el esqueleto de una cabra como balón. Afganistán organiza su primer campeonato nacional de 'bouzkachi', un deporte de guerreros que tiene 800 años de antigüedad, símbolo de la cultura de un país que perdura a pesar de los años de conflicto.

En Kabul, la capital del país, miles de espectadores asisten durante una semana a esta práctica, que enfrenta a equipos de 14 de las 34 provincias afganas.

La multitud grita y silba mientras que los jugadores, vestidos con uniformes de colores vivos, atraviesan al galope el embarrado terreno, cada uno intentando asegurar para su equipo la posesión del cuerpo de la cabra, sin cabeza y destripado, de 50 kilos.

Un momento de jolgorio bien merecido para un país en plena crisis política. El torneo se mantuvo a pesar de las amenazas de atentados, frecuentes en la capital, y del miedo a la epidemia del nuevo coronavirus.

- 'Arrastrar una cabra' -

El 'bouzkachi', que significa "arrastrar una cabra" en persa, consiste en hacerse con el esqueleto, ponerlo entre la pierna y la montura, y galopar hasta el final del terreno. Luego rodear un mástil y regresar para hacer "un círculo de justicia", trazado en el suelo, done se deposita el trofeo.

Originario de Asia central, este juego, muy violento, viene de la época de Gengis Khan (siglo XIII). Sigue siendo el símbolo de una cultura afgana que perdura pese a los muchos años de conflictos.

"Estoy aquí para apoyar a mi equipo", afirma Shafiq Rahman, funcionario que viene de la provincia de Badakhshan (noreste), cuyo equipo se enfrentó al de Bamiyan (centro) el jueves.

"Mis padres me dijeron que no viniera por los riegos de seguridad, pero soy un apasionado de este deporte", señaló este joven de 25 años. "Solo se vive una vez, hay que disfrutar", añadió.

Los gritos de los vendedores ambulantes, ofreciendo huevos duros, samosas, dulces y granadas, se mezclan con los de los aficionados, que se ríen cuando un caballero se cae al suelo.

- La seguridad -

Haji Jawad Noori, un "tchopendoz" (jugador) del equipo de Kabul, considera este deporte "muy difícil".

"Hay que ser rápido y flexible. El esqueleto también es muy pesado", explicó el deportista de 28 años a la AFP, cuya familia juega al 'bouzkachi' desde hace varias generaciones.

Para Noori, el campeonato, que comenzó el miércoles, es una etapa crucial en la historia de un deporte "que nunca se ha jugado a esta escala".

Los organizadores aspiran a convertir este torneo de una semana en una cita anual, cada vez en una ciudad diferente.

"Queremos promover el 'bouzkachi'. Es nuestro deporte nacional y queremos que sea una disciplina reconocida mundialmente", señala entusiasmado Ghani Modaqiq, subdirector de la cadena pública de televisión RTA, que firmó un contrato de cinco años para emitir los partidos en directo.

Como en todos los aspectos de la vida en Afganistán, el éxito de la competición dependerá de la seguridad: los talibanes han atacado los eventos deportivos en el pasado. Prohibieron el 'bouzkachi' durante sus cinco años en el poder, entre 1996 y 2001.

Con los insurgentes regresando a sus posiciones actualmente, cuando las tropas extranjeras están dejando el país, muchos afganos se preocupan por el futuro de su país.

La familia de Jawad Taraki huyó de Nangarhar (este) hacia Kabul en 2018 tras la muerte de un miembro por parte de combatientes del grupo Estado Islámico, presente durante varios años en esta provincia.

"Han cometido tantas atrocidades y provocado tanto sufrimiento...", explica el joven de 25 años.

En una tarde fresca de invierno, frente a los caballos que galopan y las montañas nevadas en el horizonte, la música tradicional afgana se mezcla con los gritos de alegría y durante unos instantes el dolor se olvida.

"Es la primera vez que veo un partido de 'bouzkachi' en directo. Durante algunos minutos he podido olvidar el resto", concluye.

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