La UE "rechaza enérgicamente el uso de la presión migratoria" por parte de Turquía

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La Unión Europea (UE) rechazó este miércoles "enérgicamente" el uso, a su juicio, "de la presión migratoria por parte de Turquía con fines políticos", en una declaración adoptada durante una reunión extraordinaria de los ministros de Interior.

En el documento, al que tuvo acceso la AFP, los 27 países se comprometen a "adoptar todas las medidas necesarias, de acuerdo con la legislación de la UE e internacional" para impedir que los migrantes crucen "ilegalmente" hacia suelo europeo.

Ankara decidió dejar de controlar los migrantes y refugiados en su suelo y permitirles el paso hacia Europa, en contra de lo acordado con la UE en 2016, para presionar a los europeos a que apoyen a Turquía en su ofensiva para en Siria.

Turquía acoge a cerca de cuatro millones de refugiados, en su mayoría sirios, y quiere evitar otro flujo migratorio desde la provincia siria de Idlib, el último feudo rebelde que es objeto de una gran ofensiva del ejército sirio desde diciembre pasado.

Aunque la UE reconoce los esfuerzos y los "riesgos migratorios que enfrenta Turquía en su territorio", rechaza su "uso de la presión migratoria (...) con fines políticos" y la llama a cumplir con las disposiciones del acuerdo de 2016.

Según fuentes diplomáticas europeas, Alemania impidió que la UE reaccionara con más dureza a la apertura de las fronteras por Turquía. El trasfondo podría ser los esfuerzos diplomáticos de Berlín en relación al norte de Siria.

La ministra alemana de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, dijo este miércoles en Zagreb que Berlín conversaba con Moscú y Ankara "sobre una zona de seguridad supervisada internacionalmente en Siria para aliviar la situación humanitaria".

Además de expresar su solidaridad con Grecia, la UE indicó su disposición a reforzar "las zonas bajo presión" con el despliegue del equipo de intervención rápida de la agencia de protección de fronteras Frontex y de otros medios nacionales.

El viceministro griego de Inmigración y Asilo, Yorgos Koumoutsakos, había indicado a la AFP que esperaba de sus 26 pares europeos ayuda en guardias fronterizos, expertos en asilo, intérpretes, productos de primera necesidad no alimenticios y medios técnicos.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya prometió a Atenas el martes unos "700 millones de euros" para gestionar la nueva llegada de migrantes. La mitad del monto se desembolsaría de manera inmediata.

Los ministros europeos evitaron criticar explícitamente a Atenas por el rechazo de los migrantes en las fronteras y por su decisión de suspender las demandas de asilo durante un mes, que Acnur considera contraria al derecho internacional y europeo.

Algunos ministros, como el luxemburgués Jean Asselborn, abogó por que los países acojan a los migrantes menores no acompañados.

Sin embargo, los llamados a repartirse a los migrantes y refugiados no cuajaron en todos los países, ya que "siempre hay una parte que no quiere escuchar hablar de un reparto obligatorio", indicó la ministra italiana Luciana Lamorgese.

La UE teme una nueva crisis migratoria, como la registrada en 2015, que creó divisiones en el seno del bloque. En 2016, Turquía se comprometió a frenar el flujo de migrantes a cambio de una ayuda económica, pero después acusó a los europeos de incumplir el pacto.

tjc/jz