Una convalecencia en China entre fiebre, terror y rumores

Compartir
Compartir articulo

Desde que tuvo fiebre por primera vez hasta su angustiante paso por un precario hospital, Xiao Yao, un chino de 27 años que se vio infectado por el nuevo coronavirus y se ha curado totalmente, vivió tres semanas de terror.

¿Cuándo y dónde contrajo la enfermedad COVID-19? El joven de 27 años dice que no tiene la menor idea. Pero sospecha que fue en el viaje en tren que realizó a finales de enero, en un vagón repleto, cuando regresaba a su casa en Jingzhou para pasar las fiestas de Año Nuevo.

En esta pequeña ciudad de la región de Hubei (centro), la provincia en el epicentro de la epidemia de coronavirus, pasó la víspera de año nuevo con la familia de un amigo. "De repente, fue como si mi cuerpo ardiera. Comencé a asustarme", explica a la AFP.

El coronavirus ya ocupa la primera página de los periódicos. Y sus allegados que viven en Wuhan, la gran ciudad de los alrededores donde apareció el virus en diciembre, le cuentan historias terribles sobre la gente enferma.

"Pero no quería ir al hospital. Pensé que era el mejor lugar para atrapar el virus si aún no lo tenía", dice Xiao Yao. Sin embargo, su primer reflejo es alejarse del hijo de su amigo para no contagiarlo.

El joven quiere volver con sus padres a la ciudad vecina. Pero ya no es posible porque muchas partes de Hubei han sido puestas en cuarentena y la carretera que conduce a la casa familiar está bloqueada.

-Un murciélago en el hotel-

Xiao Yao decide dormir en un hotel. Pasa casi una semana en el establecimiento. Sus únicas comidas son fideos instantáneos debido a la falta de comercios y restaurantes abiertos en los alrededores. El joven toma medicamentos para la fiebre y consulta a un médico en línea que le dice que puede sufrir una infección respiratoria.

"Estaba realmente asustado. Pensé en llamar a la policía para que las autoridades locales vinieran a ayudarme", explica Xiao Yao. Dice que finalmente descartó la idea porque no estaba absolutamente seguro de haberse contagiado.

Una noche, el joven piensa que tiene alucinaciones al ver algo volando en el techo de su habitación. A la mañana siguiente se da cuenta de que era un murciélago, un animal que los científicos creen que puede ser el origen de la transmisión del virus, que ya infectó a más de 75.000 personas en China.

Finalmente, las autoridades cierran el hotel. Xiao Yao tiene mucha tos y regresa a casa de su amigo, que está con fiebre. Juntos deciden ir a un hospital improvisado instalado en una fábrica.

Son tratados con sueros intravenosos, medicamentos antivirales y medicina tradicional china.

El 4 de febrero, el diagnóstico confirma que Xiao Yao está contaminado por el nuevo coronavirus.

-Ni siquiera toallas-

Las condiciones en el hospital son espartanas pero el joven aguanta. "No pude ducharme durante más de 20 días. Ni siquiera teníamos toallas", explica. "La comida olía a desinfectante y me daba ganas de vomitar", recuerda.

Xiao Yao se convierte también en el centro de los rumores en el pueblo de su amigo. "La gente decía que me había transformado, que me habían incinerado o que mi amigo me había invitado para que infectara a la población local", explica.

"Psicológicamente estaba muy mal. Porque por mi culpa, mi amigo también estaba enfermo y su familia fue puesta en cuarentena", agrega.

Finalmente pudo salir del hospital el pasado miércoles, después de una prueba negativa que demostró que se había curado. Fue trasladado por las autoridades a un centro de cuarentena donde tendrá que permanecer varios días.

Al igual que otros pacientes, quiere donar plasma sanguíneo que, dentro de un tratamiento experimental, será inyectado en enfermos con el fin de reducir su carga viral.

El joven también planea abandonar su empleo en un medio de comunicación en Chengdu (suroeste) y regresar a su provincia para estar más cerca de su familia.

qy-tjx/ehl/jug/phv/mab/bl