Tensión entre Rusia y Turquía sube de tono por ofensiva en Siria

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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, recibió una advertencia inmediata de Rusia tras amenazar con lanzar una ofensiva contra el régimen de Siria si no retrocede en el noroeste del país.

Este fuerte intercambio se produce en momentos en que la situación humanitaria alcanza un punto crítico en la región de Idlib, último bastión rebelde y yihadista en Siria, donde casi un millón de personas han huido de una ofensiva del régimen apoyada por la aviación rusa.

Muestra de la extrema tensión en la zona, Erdogan reiteró su ultimátum al régimen para que se retire antes de fines de febrero, al este de una estratégica carretera y de los alrededores de los puestos de observación turco en Idlib.

"Se trata de nuestras últimas advertencias (...) Podemos aparecer en la noche sin previo aviso. Para decirlo de una forma más clara, la operación en Idlib es inminente", amenazó el presidente turco.

Rusia, aliado del régimen sirio, inmediatamente advirtió a Ankara que tal operación sería "la peor" de las opciones, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. "Se trata de una operación contra el poder legítimo de la República siria", agregó.

La ofensiva de Damasco provocó una abierta crisis con Ankara -que apoya a algunos grupos rebeldes-, cuando a principios de febrero murieron por bombardeos sirios varios soldados turcos desplegados en Idlib.

- Éxodo masivo de civiles -

Esas tensiones también provocaron fricciones entre Ankara y Moscú, que cooperan estrechamente en Siria desde 2016, a pesar de que sus intereses divergentes.

Los dos países alcanzaron en 2018 un acuerdo en Sochi (sur de Rusia) dirigido a silenciar las armas.

Turquía ve de mala gana el avance del régimen en Idlib, región fronteriza con Turquía, temiendo un nuevo flujo de desplazados hacia su territorio. Unos 3,7 millones de sirios se refugian ya allí desde 2011.

Tras varias semanas de ofensiva del régimen sirio determinado a recuperar el control de Idlib, la situación humanitaria es catastrófica.

Según la ONU, unas 900.000 personas, la gran mayoría mujeres y niños, han huido desde inicios de diciembre por la ofensiva lanzada por el régimen de Asad y Moscú en la región de Idlib y sus alrededores.

Este éxodo en apenas poco más de dos meses no tiene precedentes desde el inicio de la devastadora guerra en Siria en 2011, que ha dejado más de 380.000 muertos y millones de desplazados.

En una conferencia de prensa en Estambul el miércoles, una coalición de oenegés sirias (SNA) pidieron "al mundo despertar y detener la masacre" en Idlib.

Según la SNA, "los campamentos de refugiados están sobrepoblados (...) y los civiles no tienen otra opción que dormir al aire libre", a pesar de las temperaturas invernales.

- Hospitales afectados por ataques -

Las oenegés estiman que se requiere una ayuda de urgencia de 310 millones de euros (335 millones de dólares) para hacer frente a las necesidades básicas de los desplazados refugiados cerca de la frontera turca, amontonándose decenas de miles en campamentos improvisados.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), más de 400 civiles, entre ellos 112 niños, han muerto desde que el régimen y la aviación rusa lanzaron la ofensiva.

Muchas oenegés acusan al régimen sirio y a Rusia de tomar como blanco a la población y a infraestructuras civiles.

De 550 instalaciones sanitarias de la región, solo la mitad sigue operativa, lamentó el martes la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), los dos últimos hospitales operativos en el oeste de la provincia de Alepo, vecina de Idlib, incluido un hospital de maternidad, fueron afectados por los ataques.

A pesar de las advertencias repetidas de Ankara, las fuerzas gubernamentales continúan su ofensiva y concentran sus operaciones en el oeste de Alepo, según el OSDH.

Las fuerzas del régimen intentan avanzar "en dirección a la montaña Sheikh Barakat", que domina vastas regiones en el oeste de Alepo y el norte de Idlib, cerca de la frontera turca, según el OSDH.

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