¿Enfrentar la crisis en Bolivia da ventaja electoral a Añez?

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LA PAZ (AP) — La gestión de la violenta crisis política que derivó en la caída del expresidente Evo Morales parecería dar buenos réditos electorales a la presidenta interina Jeanine Añez para confrontar al partido del exmandatario en las elecciones del 3 de mayo en Bolivia.

A pesar del rechazo inicial a su postulación, Añez --de la alianza derechista Juntos-- aparece en una encuesta de la empresa Ciesmori divulgada el lunes con un 16,5% de intención de voto y pelea el segundo lugar al expresidente Carlos Mesa, que tiene 17% frente al partido de Morales, que sigue siendo la principal fuerza política con 31,6% de intención de voto. El sondeo consultó a 2.224 personas en pueblos rurales y ciudades entre el 7 y el 14 de febrero y tiene un margen de error de 2,07 puntos porcentuales.

“La gente identifica a Añez como la persona que logró una salida a la crisis política. Eso la sacó del anonimato para posesionarla en un lugar visible a pesar de las críticas iniciales a su postulación. Además, sumó importantes aliados”, opinó la analista y profesora universitaria María Teresa Zegada.

Según Zegada, el electorado parece estar viendo en ella a la mejor opción para hacer frente al Movimiento al Socialismo (MAS) el partido de Morales que postula al exministro de Economía, Luis Arce, quien tiene la imagen de haber garantizado la estabilidad económica en los casi 14 años que Morales estuvo en el poder.

El expresidente Carlos Mesa, de la alianza centrista Comunidad Ciudadana (CC), fue quien aglutinó el electorado frente a Morales en las anuladas elecciones del 20 de octubre en las que obtuvo segundo lugar. No obstante, su actuación discreta en la crisis frente a otros actores y la perdida de aliados están mermando su apoyo.

“El escenario está cambiando, se ha modificado, pero tenemos la esperanza de remontar. El electorado volverá a apoyarnos. Esto está comenzando”, dijo Gustavo Pedraza, candidato a vicepresidente en la fórmula de Mesa, a la emisora Erbol.

“Áñez tiene la ventaja que estando en el gobierno ha podido demostrar que puede arremeter contra el MAS; en cambio Mesa no ha podido hacerlo”, dijo la analista Zegada. “Pero también puede ser un punto débil de la oposición porque muchas de las acciones contrarias al MAS, fortalecerán a ese partido”.

Áñez inició acciones penales en contra de muchos funcionarios del anterior régimen por supuestos hechos de corrupción, incluyendo Morales, quien tiene una demanda por “sedición y terrorismo” por alentar las protestas que provocaron la muerte de 35 personas a fines del año pasado.

Desde Argentina, donde está refugiado, Morales denunció al gobierno de persecución política.

El expresidente renunció tras casi 14 años en el poder después que la Organización de Estados Americanos (OEA) denunciara “irregularidades” en las elecciones del 20 de octubre, en las que Morales buscaba un cuarto mandato.

Su partido tiene gran apoyo entre indígenas, sindicatos rurales y sectores urbano-populares.

“Lo que está en debate en estas elecciones es la vigencia política o no de Morales”, dijo el analista Marcelo Silva.

Áñez era una senadora poco conocida antes de proclamarse presidenta interina y su sorpresiva decisión de postularse contrariando una promesa suya de privilegiar la frágil transición le ha ganado críticas iniciales. Sus rivales han cuestionado su imparcialidad y una supuesta ventaja por el cargo.

En sus presentaciones públicas diarias, la mandataria es aplaudida por su doble condición de presidenta y candidata. Áñez dijo que su postulación busca unir a la oposición, pero muchos creen que la está dispersando más.

Una primera encuesta a fines de enero le dio 12% cuando Añez no había decidido postularse y todavía no había arrancado la campaña. Ese mismo sondeo de Mercados y Encuestas dio a Arce el primer lugar con 26% y a Mesa el segundo con 17%.

“Hay que ver ese 16% como un punto de arranque, veremos cómo se posesiona Áñez y si puede seguir remontando. Todavía falta mucho”, dijo Zegada.

A pesar de que ahora está a la cabeza, las perspectivas tampoco parecen buenas para el MAS, que aparece con un 30% de intención de voto de su electorado. La cifra es baja en comparación a los resultados de más del 50% de votos que solía obtener Morales, según la analista.