Asesinatos de salvadoreños deportados de EEUU revelan peligros para migrantes: HRW

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Un niño migrante salvadoreño que fue deportado de Estados Unidos mira desde un autobús al llegar al Centro de Asistencia Integral para Migrantes en San Salvador. 8 de enero 2020. REUTERS/Jose Cabezas
Un niño migrante salvadoreño que fue deportado de Estados Unidos mira desde un autobús al llegar al Centro de Asistencia Integral para Migrantes en San Salvador. 8 de enero 2020. REUTERS/Jose Cabezas

Por Nelson Rentería

SAN SALVADOR, 5 feb (Reuters) - Más de 130 salvadoreños han sido asesinados tras ser deportados de Estados Unidos desde 2013, dijo el miércoles la organización estadounidense Human Rights Watch (HRW), que apuntó al peligro que enfrentan los migrantes por el endurecimiento de las políticas del presidente Donald Trump.

En su informe titulado "Deportado al peligro", el organismo documentó 138 casos de salvadoreños a los que mataron después de que los deportaron a su país, pero sostuvo que el número casos probablemente sería mucho mayor tomando en cuenta que no existen cifras oficiales.

HRW también documentó más de 70 casos en los que los salvadoreños en las mismas condiciones sufrieron violencia sexual, tortura y otros daños o fueron reportados como desaparecidos.

Desde el comienzo de su mandato, Trump ha endurecido las políticas para hacer más difícil a los centroamericanos pedir asilo, forzando a miles a esperar en México las revisiones de sus casos. El tema promete ser una piedra angular de su campaña de reelección.

"A medida que las políticas de asilo e inmigración se hacen más estrictas en Estados Unidos y continúan los graves problemas de seguridad en El Salvador, Estados Unidos viola repetidamente sus obligaciones de proteger a los salvadoreños para que no vuelvan a correr un grave riesgo de daño", dijo el informe.

En el reporte, HRW culpa a pandillas salvadoreñas de atacar a deportados y al gobierno salvadoreño de no protegerlos. También acusó a Estados Unidos de "poner en peligro a los salvadoreños en circunstancias en las que sabe o debería saber que el daño es probable".

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios de Reuters.

En uno de los casos documentados, Camila Díaz, una mujer transgénero de 29 años, solicitó asilo en Estados Unidos en agosto de 2017 para escapar de las amenazas de muerte y extorsión de la pandilla multinacional Barrio 18.

Después de su deportación en noviembre de 2017, regresó al trabajo sexual en la capital, San Salvador, donde finalmente fue secuestrada y golpeada hasta la muerte, según una amiga cercana y la fiscalía General.

Oficialmente, Camila fue lanzada desde una camioneta de la policía y después murió en un hospital nacional.

"Al negarle a ella su asilo o refugio en Estados Unidos, o en cualquier otro lugar, el riesgo que ella tenía era exactamente ese, a poder ser asesinada", dijo la mujer quien espera respuesta a su solicitud de asilo en Canadá.

Muchos otros migrantes deportados dicen que sus vidas corren peligro en su país.

Luis, de 41 años, trabajó por casi dos décadas en California ganando hasta 140 dólares por día en labores de construcción. Pero en 2015, fue deportado después de no presentarse a una audiencia de inmigración.

El hombre, quien prefirió no usar su nombre completo por temor a represalias, encontró trabajo como conductor de autobús en las afueras de la capital salvadoreña pero al regresar a su ciudad natal como un extraño las pandillas locales lo percibieron como una amenaza.

Pandilleros le dispararon y una bala alcanzó el autobús; Luis escapó ileso.

"Me mandaron a decir de que si me volvían a mirar, me iban a dar para abajo", dijo a Reuters refiriéndose a que lo matarían.

(Reporte adicional de Drazen Jorgic en Ciudad de México. Traducido por Lizbeth Díaz, editado por Adriana Barrera)