Investigadores, en el punto de mira de regímenes autoritarios en Oriente Medio

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Los investigadores se han convertido en un blanco privilegiado de los regímenes autoritarios en Oriente Medio, en particular en Irán, y constituyen una "moneda de cambio" en las negociaciones con Occidente, según los expertos.

"Los peligros que corren los investigadores en Oriente no tienen precedentes", señaló Jean Pierre Filiu, especialista de la región, en un coloquio el viernes en París titulado "Cautivos sin motivo" y dedicado a dos investigadores franceses, detenidos desde junio de 2019 en Teherán.

Roland Marchal, especialista del Cuerno de África y de Sahel, y su compañera franco-iraní Fariba Adelkhah, antropóloga y autora de numerosas obras sobre Irán y Afganistán, trabajan ambos en el Centro Internacional de Investigación (CERI) de Ciencias Políticas de París.

"La primera víctima fue el director de la American University of Beirut, Malcolm Kerr, asesinado a balazos, en su oficina, en 1984, por el Hezbolá, ya una rama de los Guardianes de la Revolución (iraníes) en esa parte del mundo", recuerda Filiu.

Luego, el francés Michel Seurat, "gran especialista de Medio Oriente, que el Hezbolá dejó morir en detención por falta de cuidados. Ambos fueron víctimas de los ajustes de cuentas de la República Islámica con Washington y París", dice.

En enero de 2016, el estudiante de doctorado italiano Giulio Regeni, de 28 años, que realizaba una investigación sobre los sindicatos egipcios --un controvertido tema en el país-- desapareció en El Cairo. Su cuerpo fue encontrado atrozmente mutilado y torturado en las afueras de la capital unos días después.

Los resultados de la autopsia, efectuada en Roma tras la repatriación del cuerpo, revelaron numerosas fracturas, indicando que habría muerto torturado. Egipto niega la participación de sus fuerzas de seguridad en la muerte de Regeni.

- "Moneda de cambio" -

Otro caso emblemático es el de Matthew Hedges, estudiante de doctorado en la Universidad de Durham, Inglaterra, detenido en mayo de 2018 en Emiratos Árabes Unidos y condenado a cadena perpetua en noviembre de 2018 por espionaje, antes de ser indultado menos de una semana después.

Para Filiu es "una coincidencia inquietante que aparece con la crisis yemení, en la que la diplomacia británica estaba centrada en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. De milagro, gracias a la conjunción de los astros, la absolución (finalmente) pronunciada corresponde a un abandono de la iniciativa británica".

Esta hipótesis también la planteó Mark Almond, director del Crisis Research Institute de Oxford, citado en un artículo publicado en el Telegraph en noviembre de 2018, antes de la liberación del estudiante de doctorado.

Para Almond, Matthew Hedges representaba una "moneda de cambio" para que "Londres renuncie a una resolución de las Naciones Unidas que pide poner fin a la guerra en Yemen".

El terreno se vuelve difícil para los investigadores, en un contexto de creciente nacionalismo, autoritarismo y yihadismo. Turquía no se queda atrás, al igual que China en Asia o Brasil en América Latina.

"El acceso al terreno está cada vez más prohibido por los poderes, organizaciones que saben perfectamente que la investigación puede contribuir a disipar las mentiras y las diversas propagandas que utilizan para seguir sembrando el terror contra sus pueblos", afirma Filiu.

En Irán, Fariba Adelkhah y Roland Marchal cayeron en manos de los Guardianes de la Revolución, brazo ideológico armado de Irán. Fueron procesados por espionaje --acusación retirada desde entonces-- y por "colusión para atentar contra la seguridad nacional", explica.

Según Jean Francois Bayart, del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) y miembro del Comité de apoyo de los dos franceses, Irán detiene entre "diez y quince" extranjeros, a menudo binacionales, como la profesora universitaria australiana Kylie Moore Gilbert y el británico-iraní Nazanin Zaghari Ratcliffe, empleado de la Fundación Thomson Reuters.

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