En Iowa, corazón del Medio Oeste de EEUU, los latinos también prosperan

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En la iglesia católica de St. Joseph en West Liberty, Iowa, en el corazón del Medio Oeste de Estados Unidos, se celebra misa dos veces los domingos: primero en inglés y luego en español.

Las homilías son iguales, y también la asistencia de más de 100 personas a cada una. Pero al coro en inglés le siguen canciones de estilo mexicano y acordes de guitarra. Y los chistes de los sermones no se traducen.

"Tengo que rematarlos con frases diferentes", explica el padre Rudolph Juárez.

De cara a las elecciones presidenciales de noviembre, un equipo de AFP viajó por carretera desde Washington para tomar el pulso político al país, especialmente en el estado rural de Iowa, donde el lunes se inicia el proceso para elegir a los candidatos de cada partido.

Iowa es el sexto estado con más población blanca en Estados Unidos, con raíces fundamentalmente en Alemania y los países escandinavos. Pero en el censo de 2010, de los 3.736 habitantes de West Liberty, el 52% se identificaban como hispanos o latinos.

Los latinos, casi todos de origen mexicano, pero también puertorriqueños desplazados por el huracán María, han llegado para trabajar en West Liberty Foods, un matadero y planta de procesamiento de pavos, cuyos carteles bilingües ofrecen empleo inmediato con salarios desde 12,18 dólares la hora.

La transformación de West Liberty se nota en el centro del pueblo, con dos restaurantes mexicanos frente a un cine de 110 años y la panadería Acapulco que vende pan dulce junto al puesto de veteranos de guerra de la Legión Americana. En las afueras, hay un bufete legal con un letrero que dice "abogado" en español junto a un restaurante laosiano.

- "No sabía que podías leer inglés" -

El presidente Donald Trump, un republicano que durante la carrera electoral de 2016 demonizó a los inmigrantes mexicanos, ganó entonces más de seis puntos porcentuales en el condado de Muscatine, donde está West Liberty, que había votado dos veces por márgenes mucho más amplios por el demócrata Barack Obama.

En Iowa también está el hogar del legislador republicano Steve King, uno de los miembros del Congreso estadounidense más ferozmente antiinmigrantes e identificado con el nacionalismo blanco.

Pero en las calles de West Liberty, nadie, latino o no, señaló problemas entre los residentes, que hablaron con orgullo de los programas bilingües de sus escuelas. Todos saben sin embargo que las tensiones existen.

Roselia Ocampo creció en West Liberty, donde se hizo cargo del restaurante mexicano de sus padres. Apenas había notado la demografía inusual de la ciudad hasta que durante un viaje escolar estatal un instructor le dijo: "No sabía que podías leer inglés".

"Fue la primera vez que me enfrenté con alguien que simplemente me juzgó por el color de mi piel", lamenta esta mujer de 28 años, cuyo padre emigró legalmente a Estados Unidos.

- Deportación y despertar político -

El padre de Roselia trabajó primero en la costa oeste antes de oír hablar de las posibilidades laborales en Iowa, donde los extensos campos y las granjas porcinas, aunque no el clima, le recordaban a su Oaxaca natal.

Cuando no estaba trabajando en una planta de carne, iba a las granjas a comprar cerdos heridos que faenaba él mismo para preparar jugosas carnitas (carne de cerdo frita) que servía en bodas.

Después de un viaje a México en que se trajo la olla de cobre de su familia que se usa tradicionalmente para prepararlas, abrió su restaurante en West Liberty, Carnitas Nino, donde empezaba la jornada a las dos de la mañana los fines de semana para tener listas las carnitas y la típica sopa de menudos.

Roselia le prestó poco interés a la política durante las últimas elecciones presidenciales, pero después de la deportación de su tía a México, esta vez seguramente votará. "Tenía tres hijos pequeños aquí. Todo el proceso fue muy injusto. La pusieron en prisión con un brazalete electrónico", cuenta.

La joven está eligiendo a quién votar entre los candidatos a las primarias demócratas que por primera vez organizarán asambleas en español en su estado.

Cuando escucha el eslogan de Trump "Hacer grande a Estados Unidos otra vez", desea que otros puedan ver la ética laboral de los latinos.

"No puedes hacerlo sin inmigrantes", dice. "Nadie quiere hacer el trabajo que hacemos".

En la iglesia, donde la Virgen María tenía colgada una bolsa tejida tricolor que dice México, el padre Juárez dice que las autoridades de inmigración se han llevado a varios feligreses.

"Es bastante difícil mantener unida a la familia en estos tiempos sin sumar preocupaciones económicas y el miedo a ser detenido", señala.

- Maestros de España -

Cuando la comunidad de West Liberty pasó a tener una mayoría hispana, aprovechó un programa federal para tener educación pública bilingüe.

Cerca de la mitad de los 1.300 estudiantes de West Liberty están matriculados en cursos de diferentes materias, incluso matemáticas y ciencias, en inglés y español.

"Están en Estados Unidos y necesitan aprender inglés para sobrevivir. Pero no debemos quitar algo para que eso suceda", dice Diego Giraldo, gerente de la escuela.

El mayor reto, sin embargo, es conseguir maestros. Un acuerdo entre Iowa y España, que envía docentes por hasta tres años, permite mantener la oferta educativa bilingüe, dice desde su oficina antes del amanecer, mientras vigila las condiciones de hielo en las carreteras.

"En el futuro, queremos que los estudiantes puedan llamar a Argentina y decir: hagamos negocios", explica Girardo. "Tendrán los idiomas para hacerlo".

sct/ad/gma