Clandestinidad o detención, el dilema de los uigures en Arabia Saudita

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Con los ojos llenos de lágrimas, un estudiante uigur muestra su pasaporte chino que expiró hace dos años, condenándole a un destino incierto en su tierra de exilio, Arabia Saudita, cada vez más cercana a Pekín.

"Incluso los animales tienen derecho a un pasaporte en algunos países", critica el joven de 30 años, que estudia religión musulmana en la ciudad santa de Medina.

"O renuevan mi pasaporte o me dejan abandonar mi nacionalidad. Nos tratan como subhombres", denuncia.

La embajada china en Arabia Saudita dejó de renovar los pasaportes de la minoría musulmana hace más de dos años, una medida considerada por los activistas como un modo de presión en muchos países para obligar a los uigures a regresar a casa.

Muchos uigures se han refugiado en Turquía o en Suecia para huir de las persecuciones en Xinjiang, región del noroeste de China donde vive la minoría musulmana.

Según las organizaciones de defensa de los derechos humanos, más de un millón de musulmanes están detenidos en Xinjiang en "campos de reeducación política".

En Arabia Saudita, media docena de familias, con pasaportes que han expirado o están a punto de expirar, se enfrentan a un dilema: permanecer ilegalmente en el reino con el miedo a ser expulsados o volver a China.

"Negarse a renovar los pasaportes forma parte de la estrategia de China para hacer salir a la luz a los uigures y obligarlos a regresar a China", explica a la AFP el lingüista Abduweli Ayup, miembro de esta comunidad y radicado en Noruega.

Los temores de esta comunidad aumentan por el aparente silencio de países musulmanes, como Pakistán y Egipto, sobre el trato dispensado a los uigures por su poderoso socio económico chino.

- "Ilocalizable" -

Cuna del islam, Arabia Saudita incluso apoyó "el derecho de China a tomar medidas de lucha contra el terrorismo y el extremismo", en palabras pronunciadas el año pasado por el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, citado por los medios públicos chinos.

Inicialmente China negó tajantemente la existencia de campos de internamiento, pero luego habló de "centros de formación profesional" destinados a "luchar contra el extremismo" y basados en el "voluntariado".

Cientos de uigures viven en Arabia Saudita, principalmente estudiantes, comerciantes o solicitantes de asilo, sin derechos y sin relación con sus familiares detenidos en China.

Otro estudiante uigur contó a la AFP que tres de sus amigos fueron expulsados desde finales de 2016 y siguen "ilocalizables" desde que han vuelto a China.

Según Abduweli Ayup, se han confirmado cinco casos de expulsión de Arabia Saudita desde 2017. Otros activistas uigures creen que habría más. Egipto y Tailandia también han realizado expulsiones similares.

No está claro si las autoridades sauditas, que no han respondido a las preguntas de la AFP sobre este tema, llevaron a cabo las expulsiones bajo la presión de China o dentro de una campaña de lucha contra los inmigrantes ilegales.

La embajada de China en Riad declaró a la AFP que "no coopera con las autoridades sauditas para expulsar a los uigures". A la pregunta de por qué no les renueva los pasaportes, asegura que no ha suspendido los servicios consulares para sus "hermanos y hermanas" uigures.

- "Impotencia" -

Las autoridades chinas toman como blanco a los uigures con vínculos con 26 países "sensibles", entre los que figuran varios de población mayoritariamente musulmana, como Arabia Saudita, insistiendo en que son propensos al "pensamiento extremista", según varios activistas, que citan documentos gubernamentales.

En una carta enviada el año pasado al consulado chino en Yedá (oeste) y a la que ha tenido acceso la AFP, un grupo de estudiantes uigures se quejó de que llevaba sin poder contactar con sus familias en China "desde hace dos años". "Nos hemos enterado de que están encarcelados a causa de nuestros estudios en Arabia Saudita", escribieron.

"Para China, saludar a alguien en árabe, estudiar de forma independiente el Corán o incluso llamar a tu hijo Mohamed o Sadam son indicadores preliminares de extremismo", afirma el investigador Darren Byler, de la universidad de Colorado.

Las familias de uigures que viven en el reino saudita entrevistadas por AFP niegan tener vínculos con ideologías extremistas.

Entre ellos, una uigur de 32 años afirma que no quiere "quedar embarazada y dar a luz a un hijo", porque cree que tendría "un futuro sombrío". "Nos sentimos impotentes", afirma esta mujer, cuyo pasaporte está a punto de expirar.

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