En Rusia, la PMA se expande para impedir el declinio demográfico

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Desde hace tres años Valeria Pachko busca quedar embarazada. Su última esperanza, a pesar de los limitados ingresos, es la procreación médicamente asistida (PMA) que el estado ruso financia como una herramienta frente al declive demográfico.

"Con mi esposo, estamos realmente aliviados de seamos reembolsados. Son grandes gastos", explica la joven de 23 años, trabajadora social de profesión, a AFP en el centro perinatal de Balachikha, un establecimiento público de la región de Moscú.

El precio de la Fertilización In Vitro (FIV), sin donación de espermatozoides u ovocitos, comienza alrededor de los 100.000 rublos (1.450 euros), el triple del salario mensual promedio en Rusia.

Pero desde 2013 esta intervención -a menudo difícil pero la más efectiva en el país, con un éxito de alrededor del 30%- es financiada en gran medida por el sistema público de salud.

Es en este contexto que, después de un fracaso inicial, Pachko pronto hará su segundo intento, que también será reembolsado.

"Me reconforta tener esta última oportunidad, porque conozco a muchas parejas mayores de 50 años y sin hijos que no la han tenido", dice.

En el centro de Balachikha, "el número (de FIV) casi se ha triplicado" gracias a la ayuda estatal, señala Olga Serova, la doctora principal, en una oficina decorada con iconos ortodoxos y un retrato de Vladimir Putin.

El presidente elevó la lucha contra la crisis demográfica a rango de una causa nacional.

"El apoyo a la FIV favorece la tasa de natalidad y forma parte integral del proyecto demográfico del gobierno", dice Olga.

Su centro de procreación, flamante y con modernos equipos, contrasta con el estado general de los hospitales provinciales rusos, en general en ruinas.

En su campo específico, es incluso uno de los mejores en Rusia. La prensa es bienvenida.

- "Trampa demográfica" -

Ante una disminución demográfica casi permanente desde la caída de la Unión Soviética, en 1991, Rusia es ahora poblada por 146,7 millones de habitantes pero podría perder entre cuatro y doce millones hasta 2035.

De enero a octubre de 2019, su población se redujo en 259.600 personas, la mayor disminución en once años.

Putin, quien ha intensificado las políticas de natalidad desde que llegó al poder en 2000, anunció a mediados de enero un nuevo conjunto de medidas para "salir de esta trampa".

Como considera que el "destino de Rusia" en juego, apunta a una tasa de fertilidad de 1,7 hijos por mujer en 2024, contra 1,5 actualmente.

La PMA, en este contexto, se considera un instrumento válido. "La FIV no se convertirá en el factor principal para mejorar la demografía, sino que es parte de un trabajo para planificar mejor los embarazos", dice Elena Fiodorova, ginecóloga en Balachikha.

"Y también le da a las parejas la oportunidad de tener hijos", agrega. Una felicidad que "se puede leer en sus caras".

- Legislación permisiva -

A nivel nacional el número de FIV desembolsados anualmente por el gobierno pasó de 46.000 a 78.000 entre 2016 y 2018, de acuerdo con el Ministerio de Salud.

Para 2024, el objetivo es reembolsar 90.000 tratamientos anuales.

Rusia ya es uno de los países que realiza más inseminaciones en Europa, según la Asociación Rusa para la Reproducción Humana. La FIV es responsable por entre 25.000 y 30.000 nacimientos por año, o casi el 2% del total.

Desde 2019, para reducir los tiempos de espera de hasta un año en el servicio público, las inseminaciones subsidiadas también son posibles en clínicas privadas.

La legislación sobre derechos reproductivos también es muy liberal. Por lo tanto, no hay límite de edad para la PMA, que está abierta a mujeres solteras y parejas no casadas. La gestación subrogada (el llamado "vientre de alquiler") también está autorizada.

Incluso el clero ruso, marcadamente conservador, evitó hacer público su desacuerdo.

"Rusia todavía tiene una de las tasas de aborto más altas de Europa. Este es el principal problema para la Iglesia", dice Roman Lounkine, experto en ortodoxia rusa.

En esta área, las autoridades han seguido una política vigorosa para desalentar los abortos voluntarios, que durante mucho tiempo se han considerado de hecho como una forma de anticoncepción.

Entre 2010 y 2018, su número pasó de 1,5 millones a 567.000, según el Ministerio de Salud.

Se trata de una caída drástica, pero el nivel sigue siendo significativo, comparado a los nacimientos anuales, de alrededor de 1,6 millones.

rco/alf/ahg/zm