Con Keiko en prisión, el fujimorismo queda en la orfandad en Perú

Compartir
Compartir articulo

La opositora peruana Keiko Fujimori fue transferida este miércoles a una prisión tras pasar la noche en una celda judicial, dejando en la orfandad a su monolítico partido, que acaba de sufrir su mayor revés electoral en dos décadas.

La primogénita del también encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) fue llevada a la cárcel de mujeres de Chorrillos, en el sur de Lima, donde debe cumplir los 15 meses de prisión preventiva que le impuso el martes el juez Víctor Zúñiga por pedido del "Superfiscal" José Domingo Pérez.

De 44 años y madre de dos niñas, Keiko es una de las figuras prominentes de la política peruana que están bajo la lupa de la fiscalía en el escándalo de pagos ilegales por parte del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, que también salpica a cuatro expresidentes.

"Existe una obsesión política contra la familia Fujimori", escribió el expresidente, de 81 años, en una carta desde la prisión de Lima donde cumple su condena de 25 años.

El presidente peruano Martín Vizcarra salió al paso poco después, expresando que es el Poder Judicial el que decide estas medidas. "Estando de acuerdo o no con ellas, tenemos que respetarlas, porque a eso nos obliga la división de poderes” en el Estado, dijo en una entrevisa nocturna con el Canal N de televisión.

“Yo creo que este concepto de la presunción de inocencia debería ser respetado y solamente en casos muy particulares aplicar la prisión preventiva”, agregó.

- "Está angustiada por sus hijas -

En un furgón del servicio penitenciario, escoltado por una caravana de vehículos policiales y de prensa, la líder opositora fue trasladada al mediodía (17h00 GMT) hasta el mismo penal en el que ya había estado presa durante 13 meses, donde fue visitada por la tarde por su hermana Sachi.

"Mi hermana se encuentra serena, pero angustiada por sus hijas", declaró Sachi a la salida de la cárcel. "Es algo injusto" que esté presa, afirmó.

En el recorrido y frente al penal, piquetes de partidarios que alzaban banderas naranjas, el color del fujimorismo, gritaron consigas en su apoyo

- Justicia vs ajusticiamiento -

Líder política que actuaba sin contemplaciones, Keiko era considerada la persona más poderosa de Perú entre 2016 y 2018, periodo en que su partido maniató al entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski hasta forzarlo a renunciar. Sus adversarios afirman que ella pensaba que era "intocable".

Liberada el 29 de noviembre con un fallo del Tribunal Constitucional, el fiscal más popular de Perú contraatacó y solicitó una nueva orden de prisión alegando un riesgo de fuga del país.

Luego de ser detenida menos de dos meses después de que saliera libre, pasó su primera noche en la "Carceleta" de los tribunales, dos días después de que su partido recibiera un voto de castigo en las elecciones legislativas extraordinarias.

Su monolítico partido Fuerza Popular (derecha populista) sufrió el domingo su peor derrota electoral en dos décadas, que selló el fin de su hegemonía en el Congreso unicameral, al quedar con 12 escaños de los 73 ganados en 2016, de un total de 130.

El anterior Parlamento fue disuelto el 30 de septiembre por el popular presidente Vizcarra, tras recurrentes choques de poderes.

Bajo control fujimorista el Congreso resistía con fiereza las reformas de Vizcarra contra la corrupción, uno de los males de Perú. Esto le costó la pérdida de la popularidad a Keiko y su partido, según sondeos.

- "Quieren verla fuera de carrera" -

Favorecida por la popularidad de su padre, Keiko había acariciado la presidencia de Perú en las elecciones de 2011 y 2016, y aspiraba a ser nuevamente candidata en 2021, lo que parece improbable tras el fallo del juez Zúñiga.

"Si está en prisión es porque hay muchos intereses que quieren verla fuera de carrera", expresó Alberto Fujimori en su carta.

"Es una venganza política para que Keiko en 2021 no pueda gobernar", declaró a la AFP afuera del penal el vendedor ambulante José Luis García, de 61 años, quien alzaba una bandera naranja y vestía una camiseta rojinegra del Flamengo brasileño.

El fujimorismo carece -por ahora- de otro posible abanderado presidencial, pues Keiko rompió en 2018 con su hermano menor Kenji, de 39 años, al que hizo despojar de su escaño en el Congreso.

Desde entonces, el popular benjamín del clan está alejado de la política y ha dicho que no pretende volver.

El octogenario patriarca del clan, condenado en 2009 por crímenes contra la humanidad y corrupción bajo su gobierno, no ha conseguido reconciliar a sus hijos, a pesar de sus reiterados ruegos.

Favorecido por el desplome del fujimorismo, en los comicios del domingo la gran sorpresa fue la irrupción del Frepap, un movimiento evangélico fundamentalista, que será la cuarta fuerza en el atomizado nuevo Congreso.

cm/fj/lp