El escándalo Dos Santos, un desafío para la lucha anticorrupción en Angola

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El caso de Isabel dos Santos es un reto para el presidente angoleño Joao Lourenço, que se puso como objetivo luchar contra la corrupción en este país productor de petróleo donde un tercio de la población vive por debajo del umbral de pobreza.

Isabel dos Santos, de 46 años, hija del expresidente José Eduardo dos Santos, está acusada de fraude, malversación de fondos y blanqueo de dinero por la justicia de su país, que reclama su extradición. Ella denuncia "un ataque político".

La multimillonaria, apodada "princesa" por sus compatriotas , vive principalmente entre Londres y Dubái.

Está acusada de "vaciar la economía angoleña" y de acumular de manera fraudulenta una fortuna estimada en 2.100 millones de dólares (1.800 millones de euros), según las conclusiones reveladas por una investigación periodística del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), llamada "Luanda Leaks".

"Es un paso muy importante en la lucha contra la corrupción", subraya el profesor de Derecho angoleño Rui Verde. "Si Isabel dos Santos es perseguida por la justicia, eso significa que todo el mundo puede serlo", añade.

Angola ocupa el puesto 146 sobre 180 en la clasificación de los países más corruptos, según  Transparencia Internacional.

Durante su campaña, Joao Lourenço prometió erradicar la corrupción y reactivar la economía del país, que se había quedado por los suelos desde la caída de los precios del petróleo, su principal recurso, en 2014.

Angola es rica en petróleo y diamantes, pero los ingresos generados por esos recursos se desvían y no llegan a la población.

Los activos de Isabel dos Santos, la primera multimillonaria de África según afirmó la revista estadounidense Forbes en 2013, y de su esposo danés de origen congoleño Sindika Dokolo, fueron congelados en Angola.

- Venganza -

Será más difícil juzgar a la hija del expresidente, que se declaró el jueves "dispuesta a luchar ante los tribunales internacionales" contra acusaciones "engañosas y falsas".

Si evita el juicio, será un duro golpe a la guerra lanzada por Joao Lourenço contra los restos del régimen de José Eduardo dos Santos.

"Hay mucho en juego con este caso", comenta Mokgabo Kupe, asesor de Transparencia Internacional para  África meridional.

"Políticamente, todo depende ahora de cómo Lourenço pueda continuar su campaña anticorrupción y garantizar el fin de la impunidad", prosigue.

La elección de este exlugarteniente de José Eduardo dos Santos, que dirigió Angola con mano de hierro durante 38 años (1979-2017), provocó un cambio radical e inesperado. Lourenço excluyó a los familiares de su predecesor de las instituciones, las empresas públicas y el aparato de seguridad del país.

Algunos denuncian una venganza.

"Existe el peligro de que este proceso de reforma no sea más que selectivo, dirigiéndose únicamente a la familia y los amigos de los Dos Santos, cuando está claro que también hay gente en el entorno de Lourenço que debería ser perseguida", comenta Alex Vines del grupo de estudio Chatham House.

El hermanastro de Isabel, Filomeno dos Santos, que presidía el fondo soberano del país, está siendo juzgado desde diciembre en Luanda por malversación de fondos públicos.

Es urgente sanear el clima económico del país.

Hundido por la caída de los precios del petróleo en 2014, el segundo productor de África subsahariana está sumido en una grave crisis, y Joao Lourenço está bajo presión para crear empleo y crecimiento.

"Esto da una urgencia particular a la repatriación de los fondos y a la lucha contra la corrupción", subraya Vines.

El gobierno angoleño debe atraer a los inversores internacionales, lo que sólo puede suceder si cuentan con la confianza de instituciones limpias y transparentes.

bur-sn/thm/sd/mab/es