Jeter y Walker, caminos muy distintos al Salón de la Fama

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NUEVA YORK (AP) — Los caminos de Derek Jeter y Larry Walker rara vez se entrecruzaron durante el tiempo que jugaron en las mayores.

“Hubo una vez en las Bahamas, cuando jugábamos al blackjack, que nos sentamos juntos por un rato. Estábamos con Matt Damon, nos sentamos ahí y jugamos un poco”, rememoró Walker acerca de una noche de recreación en que coincidieron algunos deportistas y celebridades.

El miércoles, ambos volvieron a verse, sobre un estrado que se instaló en el salón ubicado en el penthouse de un hotel. En vez de jugar a los naipes, el objetivo era ser presentados como recién elegidos al Salón de la Fama.

Sobra decir que ambos siguieron caminos muy distintos hacia el recinto del béisbol.

Jeter, elegido en la primera ronda, se quedó a un voto de ser el segundo pelotero en la historia que llega al Salón de la Fama con apoyo unánime.

Walker, quien jugó hockey de niño y no abrazó el béisbol sino a los 16 años, fue seleccionado en su décimo y último intento en la votación de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica (BBWAA). Rebasó apenas por seis votos el 75% requerido.

Jeter se mostró emocionado por saber que su placa de bronce en Cooperstown se ubicará junto a la de Mariano Rivera, su excompañero en los Yanquis, quien el año pasado se convirtió en el único pelotero en la historia que ha sido elegido por unanimidad al Salón de la Fama.

“No me importa dónde me pongan. Si quieren pónganme en el baño”, dijo Jeter. “Pero estar junto a Mo es bastante emocionante”.

Jeter, quien se caracteriza por su serenidad, se mostró además humilde, y recurrió con destreza a algunas bromas para desviar ciertos comentarios.

Walker pareció más franco y desenfadado, en el momento en que ambos relataron historias de su paso del béisbol amateur al de elite. De los 19.960 peloteros que han aparecido en un juego de las Grandes Ligas, Jeter y Walker serán el 234 y 235 exaltados al recinto de los inmortales.

De ellos, 134 han sido elegidos por la BBWAA.

“No puede haber nada mejor que esto”, dijo Jeter. “No hay premios superiores, ni otro lugar al que uno pueda ir. Esto es lo máximo”.

Al igual que Jeter, Walker se puso la camiseta color de crema, del Salón de la Fama. El martes, cuando recibió una llamada telefónica en que le informaron sobre su elección, llevaba una sudadera amarilla y negra, alusiva al personaje de dibujos animados Bob Esponja.

Su hija de 20 años Canaan le envió un mensaje de texto para reclamarle por la indumentaria.

“Yo sabía que íbamos a sentarnos afuera... Así que simplemente elegí algo que fuera un poco más cálido”, dijo.

Jeter hizo el salto directo de la pelota amateur a las mayores, con un bono de 800.000 dólares. Ganó cinco Series Mundiales y se convirtió en el capitán de los Yanquis.

Es una de las estrellas más reconocidas del béisbol. Fue común verlo en las portadas de las revistas, sin un solo cabello fuera de su lugar _cuando tenía más pelo.

“¿Cómo me veo?”, inquirió Jeter tras ponerse la camiseta del Salón de la Fama.

Al hacer lo mismo, Walker se mostró más bien abrumado.

“Pellízquenme”, pidió.

Nacido en Canadá, Walker firmó con los Expos de Montreal por 1.500 dólares.

“Le compré a mi novia un collar. Luego cortó la relación conmigo, y sólo me quedaron unos 1.000 dólares de aquellos 2.000 dólares canadienses”, contó.