Tras Berlín, la paz en Libia sigue en un incierto horizonte

Compartir
Compartir articulo

El acuerdo internacional anunciado en Berlín ofrece un marco a los esfuerzos de pacificación de Libia, pero la precariedad del alto el fuego entre las fuerzas de Trípoli y las del mariscal Haftar, así como las profundas divisiones en el país, hacen que las perspectivas sean muy inciertas.

Además, a la ambigüedad de los resultados de la conferencia de Berlín se suma el total silencio de los dos protagonistas de la crisis: el Gobierno de Unión Nacional (GNA) de Fayez al Sarraj, basado en Trípoli (oeste), y el mariscal Jalifa Haftar, jefe militar del este libio.

Y los enfrentamientos no han cesado --los hubo de forma intermitente al sur de Trípoli en la noche del domingo al lunes-- pese al alto el fuego en vigor desde el 12 de enero.

Es cierto que Sarraj y Haftar aceptaron participar en la conferencia de Berlín, pero rehusaron reunirse, lo que ilustra el abismo que aún separa a los poderes rivales en Libia.

Tras la conferencia, los principales países implicados prometieron por su lado respetar un embargo sobre las armas --hasta ahora alegremente violado-- y no interferir más en los asuntos internos de Libia.

- "Pequeño paso" -

La canciller alemana Angela Merkel, que acogió la conferencia, fue realista y aludió a un "pequeño paso hacia adelante" para traer la paz al país norteafricano, sumido en el caos desde la caída de la dictadura de Muamar Gadafi en 2011.

"En teoría, la cumbre de Berlín fue un éxito y trató todos los detalles y las causas de la crisis libia. Pero los mecanismos de aplicación de sus conclusiones no son aún claros" declara a la AFP Jaled al Montassar, profesor libio de relaciones internacionales.

Una de las satisfacciones, al menos para la ONU, fue la formación de una comisión militar mixta de diez oficiales --cinco en cada bando-- que tiene como misión definir en el terreno los mecanismos de aplicación del alto el fuego.

El objetivo, según la ONU, es transformar al actual paréntesis de calma en alto el fuego "permanente", deseo expresado los participantes en la cumbre de Berlín.

Pero el desafío de la conferencia era también --incluso, sobre todo-- superar las divisiones de la comunidad internacional respecto a la crisis libia.

En Nueva York, el Consejo de seguridad de la ONU fue incapaz en estos últimos nueve meses en adoptar una decisión unánime sobre la ofensiva del mariscal contra el GNA en Trípoli.

En las últimas semanas, la Unión europea, también dividida, expresó temores sobre una mayor internacionalización del conflicto, tras el acuerdo militar entre Turquía y el GNA, por un lado, y el apoyo ruso --pese a los desmentidos de Moscú-- al mariscal  Haftar, por el otro, junto a los de Egipto, Arabia Saudita y Emiratos.

Sin embargo el hecho de que todos los participantes abogaran por la paz es positivo, y según la ONU la declaración final de Berlín será presentada al Consejo de seguridad para ser adoptada como resolución.

- Interlibia en Ginebra -

Paralelamente la misión de la ONU (Manul) en Libia considera que la conferencia ofrece un marco propicio a una reunión interlibia prevista a fines de enero en Ginebra.

Las dos asambleas libias rivales, el parlamento basado en el este y el Consejo de Estado (senado) de Trípoli, están en plena "efervescencia" para elegir a sus representantes, afirmó el jefe de la Manul,  Ghasan Salamé.

Cada asamblea elegirá a 13 representantes, mientras que la Manul elegirá a otras 13 personalidades que representan a la sociedad civil.

El objetivo de la reunión de Ginebra sería formar una Consejo presidencial de tres miembros y un gobierno unificado para poner fin a las instituciones paralelas, y abrir la vía a elecciones presidenciales y legislativas.

Pero estas negociaciones serán complicadas, sobre todo tras la decisión del bando de Haftar de bloquear las exportaciones de petróleo, la única fuente de ingresos para el país, medida adoptada en víspera de la cumbre de Berlín.

rb-ila/gk/me/mb