Imane Ayissi, diseñador del patrimonio africano, más allá de la tela wax

Compartir
Compartir articulo

Con sus tejidos artesanales y tapices étnicos, África tiene "mucho más que mostrar" que el wax "colonial", asegura Imane Ayissi, diseñador de origen camerunés y primer subsahariano en presentar una colección de alta costura en París.

Durante su desfile, el próximo jueves, Ayissi mostrará técnicas y saberes africanos poco conocidos, como el "tie and dye" (un proceso de teñidos y nudos) de Camerún; los "kentes", unos tejidos tradicionales de la étnica Akan de Ghana y Costa de Marfil llevados originariamente por la nobleza, y el "obom", una piel vegetal producida a partir de la corteza de árbol que guarnece vestidos de noche.

"Estoy abriendo la vía a África (en el mercado del lujo), es una página de la moda que se está escribiendo de otra manera", declara a la AFP Ayissi, de 51 años, ex modelo y bailarín, cuya marca fue invitada a desfilar en la prestigiosa y restringida Semana de la Moda de la Alta Costura.

La colección fue bautizada "Akouma" o "riqueza" para "celebrar lo que tenemos" en la vida tanto desde el punto de vista financiero como cultural.

Un ejemplo es un motivo "tie and dye", "que lleva mucho tiempo confeccionar y cuesta mucho dinero", y que se denomina "Mi esposo puede" para mostrar que la mujer que lo luce tiene un marido con recursos.

Otra técnica de este diseñador consiste en "trabajar cosas menos nobles para hacerlas nobles", transformando por ejemplo la rafia, un material salvaje, en una capa rosa chic que se lleva a conjunto sobre un vestido de seda.

Su tabú: el wax, una tela inspirada en el batik indonesio, adoptado en África, industrializado en Europa y empleado por muchos diseñadores, incluido en la alta costura.

"Hoy en día, a la que se habla de moda africana, se ensalza el wax y es una pena, porque esto mata el patrimonio africano", estima Ayissi. "Empezamos a llevar el wax en la época de los colonos".

"África tiene mucho más que mostrar y tiene sus propios tejidos que el mundo entero debe descubrir", afirma.

- "Salvemos los océanos" -

En su última colección, Ayissi hizo de unos vestidos de alta costura estándartes ecologistas. Se podía leer "Salvemos los océanos" o "Salvemos los bosques", en inglés.

Además, estos vestidos negros y malvas estaban bordados con falsas plantas y peces, una técnica inspirada en los pequeños personajes que se encuentran en las tapicerías de Abomey, en Benín, y en las banderas asafo de la época colonial de Ghana.

El vestido bautizado "Marea negra" estaba bordado con una ballena azul y varios peces de ojos grandes "que nos dicen +nos pueden matar, pero les estamos viendo+". "Alude a la marea negra y también a la tristeza, porque hay mucha gente que no presta atención a la causa medioambiental", afirma.

- "Clanes de boxeadores y de bailarines" -

El diseñador prioriza los tintes naturales y el algodón ecológico. El hilo, comprado en Francia, se teje en África. "Si lo compramos en casa, llega de países de Asia y no es forzosamente ecológico. Es oneroso, pero es nuestra elección".

Con su taller en un apartamento en París, Ayissi no se siente "ni diseñador francés, ni africano", si bien las dos culturas le "enriquecieron" culturalmente.

Este diseñador "autodidacta", hijo de un célebre boxeador y de una madre modelo consagrada Miss Camerún, siguió un camino atípico en la moda. "En casa, había un clan de boxeadores y un clan de bailarines, y modelos, mamá vivía en ese mundo. Yo hice un poco de boxeo, era obligatorio por la tradición familiar, luego empecé a bailar".

Primero, integró el grupo de danza tradicional de su hermano y más adelante el ballet nacional de Camerún. Protagonizó "one man shows" en cabarets y bailó en París. Llegó después su época de modelo en Camerún y los desfiles con las mayores firmas parisinas. Pero nunca abandonó su pasión por el diseño, que le vino de pequeño recortando y cosiendo los vestidos de su madre y sus tías.

Su primer desfile en París, entre amigos, fecha de 1993, con unos 200 vestidos de los cuales "solo uno o dos eran aprovechables". "Los demás eran una m...", admite entre risas quien, 27 años más tarde, ha alcanzado la cima con una invitación a desfilar en el club de la alta costura.

neo/app/mar