Sánchez e Iglesias, cómplices rivales condenados a entenderse en España

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Recién reelegido jefe del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez se prepara para incluir en su gabinete al líder del partido de izquierda radical Podemos, Pablo Iglesias, con quien guarda una historia de desencuentros que ahora quieren dejar atrás.

Las riñas y desprecios se vieron reemplazados por los abrazos que se prodigan Pedro y Pablo, como se llaman entre ellos familiarmente, desde la firma sorpresiva de un acuerdo en noviembre para una coalición de izquierda inédita desde la Segunda República española (1931-1939).

"Se decía que un acuerdo entre ellos era imposible. Pero los dos han visto que están condenados a entenderse", dijo a la AFP la politóloga Cristina Monge.

"Para nosotros es un honor caminar junto a vosotros", dijo cortésmente Iglesias, que apunta a ser vicepresidente del gobierno, a los diputados del PSOE (Partido Socialista Obrero Español).

"Estoy convencido que vamos a ser un gobierno que trabaje unido", añadió todavía el martes este politólogo de 41 años, poco antes de la investidura como jefe del ejecutivo de Sánchez, economista de 47.

- "Un solo gobierno" -

Como advertencia, la actual número dos del ejecutivo, Carmen Calvo, insistió este miércoles en la idea de que no habrá dos gobiernos, sino "un solo gobierno a las órdenes de un presidente".

Sin mayoría parlamentaria, este ejecutivo híbrido se presenta frágil y la historia de rivalidades entre las formaciones de izquierda puede ser difícil de olvidar.

Podemos se fundó hace seis años en una España en crisis, atacando las medidas de austeridad y la corrupción de la "casta" del conservador Partido Popular (PP), enonces en el poder, pero también las anteriores del PSOE.

Su objetivo nada disimulado era conquistar el espacio electoral del PSOE como su aliado en Grecia, Alexis Tsipras, había hecho con el histórico partido socialista PASOK, reducido a una mínima expresión.

A finales de 2015 se quedaron cerca: Podemos se convirtió en la tercera fuerza en el Congreso, justo detrás del PSOE.

Iglesias se ofreció como vicepresidente de Sánchez, pero dejando claro a unos socialistas muy debilitados que ellos pondrían las condiciones.

Sánchez prefirió entonces una infructuosa alianza con los centristas de Ciudadanos antes de recular a finales de 2016 , cuando dijo que quería "trabajar codo con codo con Podemos".

Pero no fue hasta junio de 2018, cuando Iglesias le aportó una ayuda decisiva para tumbar al conservador Mariano Rajoy y llegar al gobierno con una moción de censura, apoyada por la izquierda y los nacionalistas vascos y catalanes.

"Atar los números para la moción de censura ha contribuido a mejorar nuestra relación personal", reconoció Iglesias en un libro publicado a finales de 2018, en el que también reprochó a Sánchez tener "discursos para todos los gustos".

Los recelos reaparecieron a mediados de 2019, cuando el socialista vetó la entrada del "señor Iglesias" en un gobierno de coalición argumentando, desconfiar de él y temer sus visiones discrepantes, especialmente sobre la cuestión de Cataluña.

En septiembre, incluso aseguró que "no dormiría por la noche" con ministros de Podemos en su gabinete.

- Dos "resistentes" -

Sus militantes los castigaron en las elecciones de noviembre, en que ambos partidos perdieron votos.

"Empezaron a ver que el electorado no entendía que estos dos partidos estuvieran peleándose entre ellos", opina Monge. Y "puede ser que los 52 diputados de Vox (extrema derecha) les hayan asustado".

Para ella, "Podemos ha tenido que aprender que por mucho que tuviera una irrupción extraordinaria, al partido socialista no se le arrodilla tan fácilmente", y el PSOE que "el tiempo de las mayorías claras y cómodas ha pasado".

El periodista Enric Juliana presentó a Iglesias como un político "erudito", "valiente" y que "sabe mandar". Pero también como un hombre "capaz de asustar a más gente de la que debería".

Monge ve rasgos comunes en ambos dirigentes: "los dos son resistentes, los dos ambiciosos y los dos quieren el poder, son capaces de adaptarse".

A finales de 2016, Sánchez lamentó en la televisión la oposición del sector financiero y los grandes empresarios a un entendimiento de la izquierda.

El lunes, Iglesias insistió en la misma idea, recriminando a los "poderes económicos y sus brazos mediáticos" querer impedir la entrada de Podemos al gobierno.

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