La lucha por sobrevivir de los comerciantes en Líbano

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Después de una década de duro trabajo, el maestro chocolatero libanés Roger Zakhour, un autodidacta, se preparaba para dejar un comercio, por fin próspero, en manos de su hija. Pero la aguda crisis económica que sacude al país, en un contexto de protestas, arrebató sus esperanzas.

Durante las fiestas de Navidad, en lugar de acumular beneficios, Roger Zakhour, de 61 años, y su hija, de 29, deben malvender sus postres de Navidad.

"Si no se remedia, estaré en quiebra en unos meses", lamenta en su pequeña tienda de Beirut, rodeada de pilas de chocolates artesanos de colores.

En un Líbano sacudido por masivas manifestaciones desde el 17 de octubre, la economía en caída libre y la escasez de dólares puso a los comerciantes al borde de la bancarrota.

Zakhour comenzó a fabricar chocolate, y luego helados, en los años 1990, perfeccionando sus recetas hasta convertirse en un actor ineludible del mercado para los hoteles de lujo y los libaneses adinerados.

Pero la degradación de la situación económica desde otoño ha hecho que los pedidos hoteleros y las ventas en la tienda decaigan.

Desde finales de verano, los bancos impusieron duras restricciones al dólar -moneda corriente utilizada en Líbano y a la que está indexada la libra libanesa desde hace más de 20 años-, lo que comportó una fuerte inflación y dificultó las importaciones.

"Nunca pensamos que llegaríamos a esto", dice Zakhour, que acababa de renovar su cocina.

- "Se acabó" -

Para garantizar la calidad de sus productos, el chocolatero importaba todos sus ingredientes, pagando en euros o en dólares, que ahora es imposible tras las limitaciones al retiro de efectivo.

"Ahora, si falta un ingrediente, se acabó", resume.

Un movimiento de protesta inédito que exige la salida de toda la clase política dirigente, considerada incompetente y corrupta, moviliza desde hace más de dos meses a los libaneses.

El gobierno dimitió el 29 de octubre bajo la presión de la calle, pero interminables discusiones políticas siguen atrasando un nuevo gabinete, que los manifestantes piden que esté compuesto de tecnócratas e independientes.

En este contexto de incertidumbre política y económica, Zahkour no es el único que brega por mantener a flote su comercio.

Muchos comerciantes tuvieron que echar el cierre indefinidamente. Los trabajadores fueron despedidos o sufrieron una bajada drástica en su salario, cuando además el coste de la vida ha explotado.

Ante la pesadumbre, la maestra Lea Hederay Kreidi hizo todo lo posible para ayudar a sus conciudadanos, creando el grupo de Facebook "Fabricado en Líbano: el grupo de productos libaneses", que cuenta con 32.000 miembros y anima a comprar productos locales.

- Productos locales -

Si bien Líbano importa la mayoría de sus productos, las empresas locales conciben una amplia gama de bienes, desde champú hasta salsa de tomate, pasando por juguetes.

"Me sorprendió la cantidad de productos [locales] cuya existencia ignoraba", reconoce Lea Hedary Kreidi, de 31 años y madre de un niño, que ahora ha cambiado el supermercado por el ultramarinos del barrio.

Rani Al Rajji, un gerente de un bar en Beirut, decidió también prescindir de productos importados.

"Intentamos utilizar productos locales en cuanto hay una oportunidad" en Líbano, dice.

En cambio, algunos consumidores no disponen del dinero suficiente para poder elegir.

En un supermercado de Beirut, Mariam Rabbah empuja un carro casi vacío buscando productos baratos.

"Todo es más caro y ahora nos pagan la mitad", dice la mujer de 35 años. "Lo que cuenta no es si un producto está hecho en Líbano o no, sino si es asequible y de buena calidad", asevera.

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