Cinco puntos importantes del acuerdo de fusión PSA-Fiat

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El fabricante de automóviles francés PSA y el italo-estadounidense Fiat Chrysler firmaron "un acuerdo de acercamiento", con vistas a una fusión de sus actividades.

50-50 para los accionarios

Los dos grupos acordaron una fusión en la que el capital de la nueva entidad se repartirá 50-50 entre los accionistas actuales de PSA y los de Fiat Chrysler. La fusión se llevara a cabo "en 12 a 15 meses".

La nueva entidad se convertirá en el cuarto fabricante mundial con un volumen de negocios consolidado de 170.000 millones de euros y 8,7 millones de vehículos vendidos anualmente con las marcas Fiat, Alfa Romeo, Chrysler, Citroën, Dodge, DS, Jeep, Lancia, Maserati, Opel, Peugeot y Vauxhall.

La fusión se beneficiará de la fuerza de Fiat Chrysler Automobil (FCA) en América del Norte y en América Latina, y de la sólida posición del grupo PSA en Europa. El 46% del volumen de negocio del nuevo grupo se realizará en Europa y el 43% en Norteamérica, sobre la base de las cifras agregadas de 2018.

Sede en Holanda

Aunque el nuevo grupo seguirá cotizando en bolsa en París, Milán y Nueva York, su empresa matriz se instalará en Holanda, como es el caso de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi.

John Elkann, actual presidente de FCA y heredero de la familia fundadora Agnelli, presidirá el nuevo consejo de administración. Carlos Tavares, actual presidente del directorio del grupo de PSA, se convertirá en director general de la nueva entidad, "por un mandato inicial de cinco años".

El nuevo consejo de administración estaría integrado por once miembros: cinco nombrados de Fiat Chrysler (entre ellos John Elkann como presidente), cinco de PSA (incluido el administrador principal y el vicepresidente), y el undécimo sería Carlos Tavares. "A la realización de la operación, el consejo estará compuesto por dos representantes de los empleados de FCA y del grupo PSA", precisa un comunicado del grupo.

No se cierran fábricas

Al aunar sus esfuerzos, los dos constructores, que cuentan con más de 400.000 empleados, se estiman capaces de crear 3.700 millones de euros de "sinergias", que deberán aplicarse en un plazo de cuatro años. Y eso sin cerrar ninguna fábrica, según ellos.

La fusión debe permitir realizar "economías relacionadas con la tecnología, los productos y las plataformas" que "deberían representar alrededor del 40%" de las sinergias, detallan ambos grupos. La nueva entidad también espera lograr economías en las compras (efecto de escala y alineación con el mejor precio, también el 40% de las sinergias). El 20% restante "procederá de otros ámbitos como marketing, informática, gastos generales y logísticos".

Seguridad sobre las acciones

El acuerdo firmado avala la influencia de los grandes accionistas actuales, al menos durante los primeros años.

Los cuatro grandes accionistas se comprometieron a no aumentar su participación durante siete años después de la fusión. La única excepción es la familia Peugeot, que tendrá una opción para reforzar su participación, comprando participaciones de los otros dos accionistas de referencia actuales de PSA o en el mercado. De este modo, podrá aumentar en un 2,5% su participación en la nueva entidad (o en un 5% en PSA).

Tampoco hay reducción durante tres años de las participaciones de FFP, Exor o Bpifrance, aunque esta última tenga una excepción para poder separarse del 2,5% de la nueva entidad. En cambio, el acuerdo deja una puerta de salida a Dongfeng, al que PSA comprará 30,7 millones de sus acciones incluso antes de la fusión. El grupo chino se compromete únicamente a no ceder más títulos PSA antes de la fusión, al término de la cual tendrá un 4,5% de la nueva entidad.

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