La fiesta brasileña Bumba meu boi es declarada Patrimonio de la Humanidad

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La celebración folclórica Bumba meu boi, mezcla de arte popular, religión e historia para honrar al buey en la región amazónica de Brasil, fue reconocida este miércoles por la Unesco como parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Es representativo de "las diferentes matrices culturales formadoras de la identidad brasileña, es una expresión cultural de gran importancia para la memoria de la diversidad cultural y la historia nacional del pueblo brasileño", declaró el delegado de ese país tras el anuncio hecho en Bogotá, primera capital latinoamericana en acoger al comité especial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que toma esta decisión.

Durante junio, mes de las fiestas de San Juan, el estado de Maranhao (noreste) se transforma en un gran carnaval callejero con más de 400 grupos que montan coloridos desfiles, coreografías y piezas teatrales para celebrar la resurrección del buey, personaje central de la fiesta.

Es una tradición que fusiona elementos del catolicismo, de las religiones afrobrasileñas, de la vida pastoril y de las culturas indígenas de este estado amazónico.

Cuenta la leyenda que la esclava Catirina, embarazada de su esposo Francisco, sintió antojo de comer lengua de toro. Para satisfacer su deseo, 'Chico' robó y sacrificó al mejor animal de la hacienda, desatando la ira de su patrón. Pero con ayuda de curanderos, el animal resucitó y el esclavo escapó del castigo, dando lugar a una gran fiesta.

El buey es confeccionado con lujo y esmero sobre una armazón de madera recubierta con un paño de terciopelo bordado a mano, con miles de lentejuelas, canutillos y cintas brillantes que componen tapices en los que se cuentan historias.

Está flanqueado por los demás personajes: los esclavos, el dueño de la hacienda, vaqueros e indígenas, todos ataviados con máscaras, sombreros y trajes exuberantes.

Una banda con un pandeiro gigante, matracas, tambores y maracas, acompañada por cantos tradicionales, marca el pulso del espectáculo, para el cual se invoca la bendición de santos católicos y figuras de cultos afrobrasileños.

La Unesco recibe anualmente cientos de candidaturas de los 178 Estados que ratificaron la convención, pero considera poco menos de 50. Sus expertos presentan recomendaciones favorables o desfavorables a un comité integrado por 24 países, que toma la decisión final.

El anuncio de Bumba meu boi como patrimonio cultural de la humanidad, además de reconocer el valor de la celebración, enaltece los oficios y saberes tradicionales que sustentan esta práctica, presente con variaciones en otros estados brasileños.

Aunque se ha extendido a otras camadas de la sociedad y atrae a un gran número de turistas, los principales protagonistas de la fiesta siguen siendo obreros, trabajadores rurales, pescadores y pequeños comerciantes locales.

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