El emir de Catar, ausente de la cumbre que iba a sellar su reconciliación con el Golfo

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El emir de Catar, jeque Tamim bin Hamad al Thani, no participó el martes en la cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) celebrada en Arabia Saudita, que parecía una ocasión de reconciliación entre los dos países vecinos, pero su Primer ministro recibió una calurosa acogida.

El primer ministro catarí, jeque Abdulá bin Naser al Thani, fue recibido por el rey saudita Salmán en el aeropuerto, donde ambos dirigentes se mostraron sonrientes, poco antes del comienzo de la cumbre que terminó por la tarde.

"Bienvenido al pueblo de Catar. Bienvenido a su segundo país", comentó por su parte la televisión pública Al Ekhbariya, en una muestra poco habitual de cortesía hacia el emirato rico en petróleo y generalmente criticado en los medios sauditas.

El jefe del gobierno catarí ya había representado a su país durante la cumbre del CCG en 2018, donde fue recibido de manera puramente protocolaria.

Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto rompieron sus relaciones con Catar en junio de 2017, acusado de apoyar a movimientos islamistas -lo que desmiente- y de acercarse a Irán, principal rival regional de Riad.

Estos países impusieron igualmente un embargo a Doha, que provocó en especial el cierre de las rutas terrestres, la prohibición de acceso a su espacio aéreo y la suspensión del comercio.

Jeque Sabah al Ahmad al Sabah, emir de Kuwait, mediador entre las dos partes, acogió favorablemente los recientes "avances positivos para pasar la página al pasado y mirar el futuro con optimismo", según la agencia oficial kuwaití Kuna.

En una rueda de prensa, el ministro saudita de Relaciones Exteriores, el príncipe Faiçal bin Farhan Al Saud, aseguró que los cuarto países que biocotean a Catar "apoyan los esfuerzos de Kuwait y están interesados en que sean fructíferos".

- "Cohesión y unidad"

En su declaración de clausura, el CCG afirmó "la fuerza, la invencibilidad, la cohesión y la unidad en su seno" ante "todos los desafíos y peligros".

Según los observadores, la reciente escalada de las tensiones con Irán podría haber incitado a Arabia Saudita, líder de los países del Golfo, a moderar su posición ante Doha para tratar de construir un frente árabe unido.

Pero "acabar con la disputa en el Golfo es un proceso progresivo de compromiso y de diálogo, y no algo que pueda resolverse con una simple reunión", indica Kristian Ulrichsen, experto en la Rice Unversity's Baker Institute en Estados Unidos.

Cuando la semana pasada el rey Salmán de Arabia Saudita invitó a la reunión al emir catarí, los observadores lo vieron como una señal de distensión luego de una declaración del jefe de la diplomacia catarí, Mohamed bin Abderramán al Thani, que dio cuenta de "avances" para poner fin a la disputa.

Otra señal de apaciguamiento potencial: Catar acaba de celebrar la Copa del Golfo de fútbol en la que participaron las selecciones saudita, emiratí y bareiní, por primera vez desde la suspensión de las relaciones con Doha.

- "Confianza dañada"

No obstante, los obstáculos a una eventual normalización de las relaciones siguen estando presentes.

Personas conocedoras del caso, incluido un diplomático árabe, indicaron a la AFP bajo condición de anonimato, que Abu Dabi, principal aliado de Riad, se oponía a un acercamiento con Doha.

Según analistas, Emiratos ve el apoyo de Catar a los islamistas, en particular a los Hermanos Musulmanes, como una profunda amenaza.

Catar, por su parte, se opone a las peticiones de los cuatro países para reanudar los lazos, entre ellas una reducción de las relaciones con Irán o el cierre de una base militar turca en el emirato, así como la suspensión de la televisión Al Jazeera, acusada de apoyar a los islamistas y de agitar la región.

Doha justificó su rechazo a estas peticiones con el argumento de que violaban su soberanía. Y las otras partes no han mostrado intenciones de revisar sus posiciones.

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