Se inicia juicio en París a tío de Bashar Al Asad por fortuna "mal habida"

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El juicio a un tío del presidente sirio Bashar Al Asad, Rifaat, por un caso de "bienes mal habidos" y presuntas irregularidades y operaciones fraudulentas que le ayudaron levantar un imperio inmobiliario en Francia, se inició este lunes en París en ausencia del acusado.

Rifaat Al Asad, hermano menor del difunto expresidente Hazef Al Asad, de 82 años, y residente británico, no se presentó ante el tribunal.

Sus abogados invocaron problemas de salud, y presentaron un certificado médico.

"Sus médicos le han recomendado evitar cualquier situación de tensión", indicó al tribunal uno de sus abogados, Pierre Cornut-Gentille.

Se trata del segundo juicio en Francia de un caso de bienes "mal habidos" después del llevado a cabo en 2017 contra el vicepresidente de Guinea ecuatorial, Teodorin Obiang. Este recurrió su condena y su nuevo proceso se inicia precisamente este mismo lunes por la tarde en París.

Rifaat Al Asad será juzgado hasta el 18 de diciembre por "blanqueo en banda organizada" de fraude fiscal agravado y desvío de fondos públicos sirios entre 1984 et 2016. El acusado rechaza todas los cargos.

Uno de los pilares del régimen de Damasco, Rifaat al Asad fue el jefe de las fuerzas de élite de la seguridad interior, las Brigadas de Defensa, que reprimieron de manera sangrienta una insurrección islamista en 1982, acción que le valió el apodo de "el carnicero de Hama".

Obligado a salir de su país en 1984 tras un fallido golpe de Estado contra su hermano Hafez --el padre de Bashar--, en el poder de 1971 a 2000, Rifaat se instaló en Suiza y luego en Francia

Con sus cuatro esposas, sus hijos y unos 200 fieles que lo siguieron en el exilio, amasó en Europa y en especial en España una fortuna inmobiliaria que terminó por levantar sospechas.

Solo en Francia, Rifaat al Asad posee dos mansiones y unos cuarenta apartamentos en los barrios parisinos más elegantes, así como un castillo y una cuadra de caballos en el valle del Oise, en el noroeste de la capital.

Ese patrimonio está estimado en unos 90 millones de euros (unos 100 millones de dólares), a lo que deben sumarse decenas de millones correspondientes a bienes vendidos.

Adquiridos en su mayoría en los años 1980, esos inmuebles, aprehendidos actualmente, estuvieron en manos de empresas registradas durante una época en paraísos fiscales y luego en Luxemburgo, administradas a través de cuentas en Gibraltar.

Para el juez francés Renaud Van Ruymbeke, que instruye la causa, esas pantallas de humo habrían permitido pagar menos impuestos y ocultar el origen del dinero.

El acusado asegura que este dinero, lícito, proviene de una ayuda financiera "continua y masiva" que le otorgó Abdalá, príncipe heredero y luego rey saudita, desde los años 1980 hasta su muerte en 2015.

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