David Rieff: "La única solución al hambre en el mundo es hacer más poderoso al Estado"

El periodista norteamericano, hijo de la admirada intelectual Susan Sontag, habló con Infobae sobre su nuevo libro “El oprobio del hambre”, el peligro de las fundaciones “filantrocapitalistas” y dio su opinión sobre el Papa Francisco: “Es la encarnación de la improvisación peronista”

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—Usted ha escrito sobre diversos temas, guerras, crisis humanitarias, la invasión a Irak. ¿Por qué decidió ahora abordar la cuestión del hambre y la desnutrición en el mundo?

—He pasado veinte años como corresponsal de guerra y también como periodista focalizado sobre los asuntos humanitarios, o los efectos sobre lo humanitario de las guerras, Bosnia, Ruanda; en los noventa casi todas las guerras de nuestro mundo herido. Y después escribí un libro sobre la crisis humanitaria, en el principio de este siglo. Pero creo que ha sido lógico que yo escribiera algo sobre el desarrollo, no tanto el aspecto humanitario, sino más específicamente sobre el desarrollo. Y para escribir sobre el desarrollo tienes que tener un punto desde el cual pensar las cosas. Para mí, la crisis alimentaria era esa perspectiva necesaria. Entonces, escribir un libro tanto sobre el asunto de la hambruna, de la desnutrición como sobre lo que vamos a hacer para desarrollar el mundo pobre.

—¿Es iluso pensar que el hambre en el mundo se puede solucionar?

—A corto plazo, para mí la única solución sería hacer más poderoso al Estado, porque en este momento no creo que el desarrollo sea posible sin Estados fuertes. Y para eso tengo el ejemplo de Brasil, que ha logrado mucho en términos de la pobreza y la desnutrición durante la época de Lula [da Silva] sobre todo. Y lo han hecho, yo creo, con el liderazgo del Estado. En este momento, el desarrollo es más dominado por el sector privado. Y para mí es un error, un error capital, porque seguramente el comercio, la industria tienen papel en el desarrollo en el mundo capitalista, no hay alternativa, pero no veo cómo podríamos tener un desarrollo poderoso y exitoso sin el liderazgo del Estado.

—Usted enmarca esto como un tema político y critica en su libro el "filantrocapitalismo" y algunas fundaciones como la de Bill y Melissa Gates.  ¿Por qué no ve con buenos ojos estas iniciativas?

—Porque finalmente la desnutrición y la pobreza más generalmente no son un asunto principalmente técnico, es un problema de justicia, de inseguridad y no hay solución a la pobreza sin una política coherente y sin una política reformadora si quieres.

No hay solución a la pobreza sin una política coherente y sin una política reformadora

—¿Y le parece que es un tema que está en la agenda de los grandes líderes mundiales?

—Antes de la crisis en Brasil, el Gobierno de Dilma [Rousseff] mantuvo la campaña contra la pobreza. Yo creo que finalmente la visión filantrópica de Gates, o de Jeffrey Sachs, es una antipolítica, una versión tecnócrata. Y que en tanto no es una solución, porque finalmente hay que hacer una sociedad más justa para lograr la victoria sobre la desnutrición, sobre la pobreza más generalmente.

—Sé que tiene muchos amigos en Argentina y que está familiarizado con la política de nuestro país. Usted sabe que una de las promesas de la campaña del presidente Macri fue alcanzar el "hambre cero". ¿Cree que esto es algo posible, dados los indicadores actuales de nuestro país?

—El problema de la alimentación, de la desnutrición, de la hambruna, es un problema de distribución, es un problema de cantidades absolutas de comida. Entonces, en la Argentina, como en muchos países, hay una mala distribución de recursos y también hay un problema específico aquí con las exportaciones, porque el campo se entiende bien, está focalizado sobre el comercio. Entonces, vamos a ver si el Estado, el Gobierno, este Gobierno, va a imponer otro sistema de distribución para los pobres, porque en un país de 45 millones tienes más o menos diez millones de personas con una inseguridad considerable nutricional. Pero finalmente, repito, es una decisión del Estado. En este momento, "hambre cero" es la meta, pero lo que podemos decir es qué hace en este momento el Gobierno del presidente Macri. ¿Han logrado algo o es una declaración retórica? Yo no conozco la respuesta, pero seguramente Macri tiene absolutamente la razón diciendo que no se puede hacer en un año, dos años. Pero se puede cambiar la situación a un cierto punto. Imagino que el pueblo argentino va a decidir si los compromisos del presidente están.

La portada de “El oprobio del hambre”, de David Rieff
La portada de “El oprobio del hambre”, de David Rieff

—Usted sabe mucho sobre nutrición y hay un debate que empieza con el inicio de la revolución verde, acerca de los cultivos transgénicos. Están aquellos que dicen que son cancerígenos, hacen mal a la tierra y al medioambiente y otros que dicen que no, que no hay ninguna prueba de que esto sea así, ayudan a que haya un mayor cultivo y que se produzca mayor cantidad de alimentos. Me gustaría saber cuál es su opinión al respecto.

—No tengo el background científico para tener derecho a una opinión sobre los alimentos transgenéticos. Y no tomé posición en el libro. Lo que diría es que la comida, la alimentación, hay también un aspecto central cultural y hablar únicamente en términos científicos sobre ese tema me parece equivocado. Entonces, utilizar otros productos puede cambiar la dimensión cultural del acto de alimentarse y creo que tenemos que abrir un debate sobre eso más que sobre la pregunta, la cuestión únicamente científica. Y también, cuando hablamos de transgenéticos, hablamos de la economía agricultural. Entonces, por ejemplo, en este asunto tienes la influencia muy importante y presente de las multinacionales, y eso también me parece una pregunta importante en el debate: si la agricultura va a transformarse en un imperio privado dominado por por Cargill, por Monsanto, etcétera, etcétera, porque está también ese aspecto.

—¿Y cómo le parece que se aborda, si es que se aborda, el tema del hambre en Estados Unidos? 

—Tenemos más o menos diez o quince millones, no sufriendo hambruna, pero sí, como dicen en los términos de la profesión, padeciendo inseguridad alimentaria.

El Papa Francisco me parece una encarnación de la improvisación peronista

—Viendo las campañas tanto de Hillary Clinton como de Donald Trump no parece ser un tema que esté en debate o al que estén aludiendo en sus plataformas.

—Trump no tiene políticas, imagino que para él este debate no tiene importancia. Y podemos preguntarnos si él tiene alguna conciencia de la situación actual. Y si hablamos de Hillary Clinton como presidente, tiene una política sobre la alimentación bastante correcta, con la excepción de que cree mucho en los productos transgenéticos, y está ella muy vinculada con Gates y con las multinacionales de agrobusiness. Pero yo creo que tenemos que pensar que Trump es un personaje, bueno, muy barroco. En un año pienso que no vamos a pensar más en él, va a regresar a la televisión con un talk show.

—En una entrevista le preguntaban por el Papa y usted habló de cierta improvisación ideológica suya propia del peronismo. Me gustaría, si pudiera, profundizar un poco en esa idea.

—Sí, para comenzar soy extranjero, entonces tengo un punto de vista, tengo mi opinión, pero no soy un especialista de este tema. Pero me parece que lo que me interesa como extranjero del peronismo es precisamente el aspecto improvisador del peronismo. Hay un peronismo de derecha, Guardia de Hierro, hay un peronismo de izquierda, digamos los Montoneros, y entre las dos posiciones tiene varias versiones del peronismo. Y podemos hablar de los Kirchner: han tenido en un período de sus mandatos un discurso más o menos de izquierda y otro de derecha. Para mí, hay una historia que Edgardo Cozarinsky, gran amigo mío, que había un debate dentro de los ministros de Perón, la segunda presidencia, y no podían ponerse de acuerdo sobre un tema y alguien iba a pedir a [Juan Domingo] Perón y él contestó: "No hay problema, todos son peronistas, de ambos lados". Entonces, el Papa me parece una encarnación, tal vez es una palabra peligrosa sobre un papa, pero de esa improvisación peronista. En un momento, parece un sacerdote de Liberación, en otro momento, parece Juan Pablo II, para mí una persona de la derecha extrema; no soy un admirador de Juan Pablo II, para no decir menos. Para mí es peronista en el contexto argentino, hay improvisación política seguro, pero en el contexto. Y sabemos que tiene como una recepción bastante fría, que Francisco recibió a Macri durante su visita, ¿no?

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