La semana en la que Mauricio Macri salvó a Cambiemos

La resonante victoria del oficialismo en el Senado tendría que haber llevado tranquilidad al Gobierno, pero los dichos de Elisa Carrió contra Daniel Angelici y los aumentos desataron una fuerte crisis. Los próximos objetivos de la diputada y la reacción del peronismo

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 Nicolás Stulberg 162
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Gobernar Argentina no es fácil. Mauricio Macri lo aprendió definitivamente esta semana. Ni la espectacular victoria en el Congreso logrando el apoyo de más de los dos tercios de los senadores al acuerdo con los holdouts, ni la buena recepción en Washington que el mundo le sigue dando al Gobierno alcanzan. Aunque se le haya querido quitar dramatismo e importancia, el Carriógate es mucho más grave y profundo de lo que parece, al punto tal que si el Presidente, rápido de reflejos, no hubiera logrado un "no innovar" el miércoles en la relación con Elisa Carrió y Ernesto Sanz, hoy la situación sería otra. Por lo pronto, las consecuencias de las primeras diferencias en el oficialismo comienzan a verse: en la foto política de la semana que más preocupó a la Casa Rosada, Sergio Massa logró juntar en una mesa en el Congreso a toda la oposición y al sindicalismo con el pretexto de imponer un proyecto de modificación del Impuesto a las Ganancias diferente al oficial.

A veces la suerte ayuda: el rumor de que Cristina Kirchner volvería al ruedo político como primera candidata a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires en 2017 fue el argumento con el que Macri logró mantener vigente la alianza con Carrió. No hay mejor antídoto contra la líder de Coalición Cívica que explicarle que sus actos podrían redundar en beneficio del kirchnerismo y de su ex amiga Cristina en particular. Se logró, con Sanz como testigo, no cambiar nada del status quo actual de la relación, pero durante el fin de semana volvieron los escarceos. O los recelos.

Ejemplos sobran. Los radicales, que ven sorprendidos la reyerta, temen por el futuro de Daniel Angelici, actualmente el principal enemigo de Carrió. El presidente de Boca ya tiene decidido participar de la elección de autoridades del Colegio de Abogados como candidato a vicepresidente segundo de una de las listas, lo que le permitirá tener un carnet para recorrer Tribunales y hablar con abogados y jueces, confirmando así una de las sospechas de Carrió: Angelici se reúne con abogados y jueces. Otra inesperada víctima -en este caso en privado- de los bombardeos de Carrió es la número dos de la ex SIDE, Silvia Majdalani, "acusada" de tener una vieja relación política con su antecesor en el cargo durante casi toda la era K, Francisco "Paco" Larcher. Con él comparten hasta el gusto por un mismo country en la zona sur.

"Veníamos limpios y Lilita les regaló el caso Angelici", se quejó un hombre del Gobierno

Las consecuencias siguen. Hay macristas paladar negro que creen ver letra y música del keynesiano puro Alfonso Prat-Gay en las condenas originales de Carrió a los aumentos tarifarios –los que 24 horas después terminó defendiendo-. Dicen que gente de la Coalición Cívica estuvo preparando borradores de denuncias judiciales contra Angelici y Majdalani durante el fin de semana. ¿Será para tanto?.

Es que es justamente el costado judicial de la crisis que genera el Carriógate lo que más preocupa a la Casa Rosada. "Veníamos limpios. Comodoro Py no tenía nada para presionarnos y Lilita les regaló, justo a (Sebastián) Casanello y (Federico) Delgado, el caso Angelici", se quejaba el viernes un hombre clave del Gobierno a este periodista. El temor –fundado- del macrismo es que Casanello y Delgado se tomen en serio el tema y, al más puro estilo Comodoro Py, avancen en la investigación hasta donde corresponde. Es decir, citaciones a Angelici; al juez Norberto Oyarbide -inesperado actor protagónico de una novela que no parecía serle propia-; a otro operador todoterreno del PRO en Tribunales, el funcionario sin cargo Fabián Rodríguez Simón, alias "Pepín" –supuestamente adversario de Angelici en la faena judicial-; a uno de los responsables judiciales de la AFI y/o a su hermano -de apellido real De Stéfano, pero en la nomenclatura de la inteligencia. que mantiene las iniciales, sería Di Santo- y solicitar el listado de llamados del presidente de Boca de los últimos meses. "Lo único que falta es que lo llamen a declarar a (Carlos) Tévez para que cuente como fue su pase para volver a Boca", dicen en la Casa Rosada.

 Prensa Boca 162
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Y siguen los nombres: Carrió, en la reunión con el Presidente y Sanz, también se habría vuelto a quejar de Marcelo Rochetti, actual jefe de Gabinete del Ministro de Seguridad de la provincia, Cristian Ritondo. La "acusación" es por haber sido abogado de César Milani en la investigación de la supuesta zona liberada en las horas de la muerte de Alberto Nisman en Puerto Madero –Rochetti lo niega- y en otra causa del ex jefe de la barrabrava de Boca, Rafael Di Zeo, amigo a su vez de Angelici. Todos los denunciados por Carrió dicen estar tranquilos. A algunos, como Angelici y Nicolás Caputo, les llegó la noticia de que el Presidente los defendió a rajatabla. Pero también miran el pasado inmediato: el último "denunciado" público de la diputada, el Comisario Rubén Di Santo, no aguantó ni 48 horas el embate y tuvo que dejar la conducción de nada menos que la Policía Federal.

En el mar de la desconfianza todo puede pasar y parece que del lado PRO tampoco se quedarían quietos: existe un rumor –por supuesto no confirmado y naturalmente negado por todo el mundo- de que se les habría quitado la telaraña y el polvo a las carpetas de Carrió de la ex SIDE. Lo obvio: patrimonio, desembarco en la casa de Exaltación de la Cruz, el departamento de la avenida Santa Fe, bienes, forma de vida y la situación de una amiga, dueña de una agencia de viajes, con la que Carrió se ha llegado a fotografiar en Punta del Este. Nada que Carrió no sepa.

La política también tiene su capítulo en la pelea. La crítica fuerte de Carrió a Jaime Durán Barba no fue gratuita. El gurú ecuatoriano –contento por estas horas con las noticias que llegan de Brasil de que su Marina Silva podría resultar electa presidente si la crisis provoca una convocatoria a elecciones- sostiene que la única manera de enfrentar en la contienda a Sergio Massa, Margarita Stolbizer y, eventualmente, a Cristina Kirchner en la senaduría nacional de Buenos Aires en 2017 es con el apellido Macri. O sea Jorge, el actual Intendente de Vicente López, también víctima de las críticas de Carrió (por ahora en privado, de lo cual puede dar testimonio Ernesto Sanz).

El último denunciado de Carrió, el comisario Rubén Di Santo, no aguantó ni 48 horas el embate

Mientras, el peronismo en todas sus variantes se refriega las manos. "Nos pulverizaron en el Senado. Terminamos dándole hasta los dos tercios, pero ellos mismos (por Carrió) se encargaron de minimizar lo que lograron. Y sin mencionar lo mal que comunicaron el aumento tarifario. Lo que lograron con el codo, lo borraron con la mano" dice un senador del FpV. Un peronismo que, justo es repetirlo, se encuentra en su peor momento.

Por un lado, y casi en puntas de pie, José Luis Gioja está logrando una lista de unidad y consenso en el peronismo. Hasta anoche Daniel Scioli y casi todo el kirchnerismo menos La Cámpora se sumaban a la nueva conducción. Y en lo que tiene que ver con el universo opositor en el Congreso, Massa más peronistas disidentes lograron juntar a todo el sindicalismo en una foto que preocupó mucho a la Casa Rosada.

La imagen promovida para impulsar un proyecto propio de Ganancias podría ser el germen para que los "opo-aliados" comiencen a tomar distancia de Cristina y de Macri, algo que no esperaban en el Gobierno tan rápido. Sobre todo teniendo en cuenta que todavía hay proyectos para tratar, como la Ley del Arrepentido que cuenta con un consenso general entre el oficialismo y los opositores más cercanos.