Cómo la tecnología ayudará a planificar ciudades modernas y vibrantes

Un equipo de expertos reunió datos de aplicaciones como Foursquare, censos, uso de tierras y registros de celulares para comprobar qué condiciones determinan que la vida cotidiana sea buena o mala en las ciudades

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 Urban Station  162
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Cada paso que damos deja una huella. La afirmación nada tiene que ver con poesía sino más bien con cómo la actividad que desarrollamos minuto a minuto tiene un impacto posible de ser medido.


Así lo comprobó un equipo de la Universidad de Trento, Italia, liderado por Marco De Nadai, un científico de datos que buscó comprobar qué reglas pueden hacer que una ciudad sea exitosa y vibrante para vivir.


En 1961, el declive del centro de ciudades de los EEUU llevó a la socióloga urbana Jane Jacobs a publicar "La muerte y la vida de las grandes ciudades americanas". En sus controversiales conclusiones, la científica planteó cuatro condiciones esenciales para que una ciudad tenga una vida vibrante.


Sus ideas fueron tenidas en cuenta al desarrollar modernas ciudades como Toronto y el Greenwich Village de Nueva York. Pero la falta de evidencias en sus conclusiones hizo que el trabajo de Jacobs sea criticado.


La tecnología, y en particular los datos que cada ciudadano produce en su actividad cotidiana, ayudaron a De Nadai y su grupo con su trabajo, reflejado en un artículo del MIT Technology Review.


Los resultados del estudio, dice la publicación de la prestigiosa universidad norteamericana, permiten soñar con una nueva era para el planeamiento urbano, donde los urbanistas pueden tener a disposición material real para mejorar la vida cotidiana.


El trabajo de Jacobs

La socióloga urbana dijo que la actividad vibrante solo puede florecer cuando el ambiente físico es diverso. Esa diversidad, explicó, requiere de cuatro condiciones:


1-Los barrios de la ciudad deben servir a más de dos funciones, de manera que puedan atraer gente con distintos propósitos en distintos momentos del día y la noche.

2-Las cuadras deben ser pequeñas, con gran cantidad de intersecciones para dar a los peatones oportunidad de interactuar.

3-Los edificios deben ser diversos en términos de antigüedad y formas para soportar un mix en los precios de los alquileres. Un área solo con edificios nuevos atraerá negocios e inquilinos lo suficientemente ricos como para soportar ese ritmo de vida.

4-Un barrio debe tener una buena densidad de gente y edificios.


Los críticos de Jacobs explican que no hay evidencia para ese tipo de conclusiones, algo que fue refutado el año pasado gracias a un trabajo de científicos de Seúl, Corea del Sur.


Tras 10 años de estudios sobre la actividad de los peatones, lograron reafirmar la teoría de Jacobs pero con un costo enorme: encuestas lentas a peatones, que finalmente pueden resultar en imparciales debido al tamaño de las muestras.


La tecnología tiene la solución.


El estudio de De Nadai

Los científicos italianos encontraron una manera mucho más rápida y económica para obtener información gracias a las bases de datos de las ciudades y la manera en que la gente utiliza redes sociales y celulares.


Herramientas como los mapas colaborativos de OpenStreetMap; datos de censos, con registros sobre población y uso de edificios; informes sobre uso de la tierra, con imágenes satelitales; Foursquare, una app que permite llevar un registro sobre la actividad diaria; e informes sobre celulares para conocer el número y la cantidad de llamadas que se realizan.


Esos son los recursos de los que se valió el equipo de De Nadai para su estudio de data mining. En este caso, la "minería de datos" permitió reafirmar -e ir un poco más allá- en el trabajo de Jacobs para determinar qué condiciones hacen vibrante a una ciudad.


De Nadai basó su trabajo en la recolección de datos de seis ciudades italianas: Roma, Nápoles, Florencia, Boloña, Milán y Palermo.


En sus conclusiones, De Nadai descubrió que el uso de la tierra tiene correlación con la vitalidad. En ciudades como Roma, el uso mixto es común, algo que no ocurre en Milán, donde las áreas se diferencian por su uso: industrial, residencial y comercial. "La vitalidad en Milán solo se experimenta en los distritos mixtos", dijo el científico.


La estructura de los barrios es importante. Las ciudades europeas tienden a no tener cuadras grandes como sí ocurre en los EEUU, pero la densidad de cruces es grande. "Las áreas urbanas vibrantes son aquellas en donde las calles densas hacen que el tráfico vaya lento y permiten a los peatones cruzar de manera más sencilla", explicó el equipo de trabajo.


Acerca de la importancia de tener edificios nuevos y viejos, De Nadai recordó que las ciudades italianas están repletas de estructuras antiguas, por lo que es una meta más complicada de alcanzar. Por ello, avanzó, el punto no es tan importante para Europa como sí para los EEUU.


Para que una ciudad sea vibrante, el estudio encontró que es fundamental la presencia de "terceras zonas", es decir, que no sean hogares ni oficinas sino bares, restaurantes, shoppings, parques y otros espacios en donde socializar.


"Los distritos más vibrantes en Italia tienen una densa concentración de trabajadores, terceras zonas a poca distancia, calles pequeñas y edificios históricos", remarcó De Nadai.


De acuerdo con el MIT, esta nueva era en la ciencia de las ciudades puede cambiar la manera en que viven millones de personas alrededor del mundo.