"Fue atroz. Los techos se cayeron. Había sangre por todas partes, gente herida, maletas por todas partes", contó en un desgarrador testimonio Zach Mouzoun, que llegó en un vuelo de Ginebra unos 10 minutos antes de la primera detonación. Según detalló, la segunda explosión en el aeropuerto de Bruselas derribó trozos del techo y rompió tuberías, mezclando el agua con la sangre de las víctimas. "Estábamos caminando por entre los escombros. Era un escenario de guerra", aseguró.
Cerca de la entrada de la estación de metro de Maalbeek, cerca de la sede de la Unión Europea, los equipos de emergencias levantaron un hospital de campaña en un pub local. Pasajeros conmocionados salían de las bocas del metro mientras la policía intentaba establecer un perímetro de seguridad.