Tres peruanos asesinados en 48 horas

El último viernes, un hombre oriundo de la Villa 1-11-14 fue abandonado por desconocidos en el hospital Rivadavia con varias puñaladas. El sábado en Almagro, otros dos fueron masacrados a bordo de un taxi: uno de ellos recibió veinte disparos. ¿Nuevos ajustes de cuentas narco?

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Este sábado un grupo de hombres abrió fuego contra un taxi en el semáforo de Chiclana y Castro Barros  162
Este sábado un grupo de hombres abrió fuego contra un taxi en el semáforo de Chiclana y Castro Barros 162

La del viernes último no fue una madrugada tranquila para los médicos de la guardia del hospital Rivadavia. A las 5 AM, un grupo de desconocidos a bordo de un auto abandonó allí a un hombre ensangrentado de 42 años de edad para irse rápidamente. Fue derivado de inmediato a terapia intensiva: presentaba puñaladas en su abdomen, en la zona del tórax y en sus miembros superiores, de acuerdo con información policial a la que accedió Infobae. De quienes lo abandonaron allí, por el momento, no hay información. El hombre que llegó casi muerto a la guardia, por su parte, tenía un documento peruano.


Pedro Miguel Manrique Carreño, con domicilio en la manzana 1 de la Villa 1-11-14, no duró demasiado en su cama. Un agente de la Policía Federal se dirigió el sábado para constatar su estado; Manrique Carreño había muerto a causa de sus heridas esa misma mañana para ser derivado a la Morgue Judicial. El caso quedó en manos de la División Homicidios de la PFA y del doctor Fernando Fiszer, quien fue fiscal de juicio en el proceso que condenó a Jorge Mangeri, el asesino de Ángeles Rawson.


Este no fue el único hecho de esta clase ocurrido este último fin de semana, por otra parte. El sábado por la noche en la esquina de Chiclana y Castro Barros, barrio de Almagro, la Policía Metropolitana comenzó a investigar lo que fue, a simple vista, una ejecución a sangre fría.


El hecho ocurrió a bordo de un taxi. El conductor, un hombre de 57 años, resultó herido en el brazo izquierdo. Sus dos ocupantes no tuvieron la misma suerte; el primero, Neptali Campos Cabrera, de 32 años, presentó seis balazos; su compañero, Juan Alberto Gutiérrez Pedroza, veinte disparos en total. Ambos murieron en el hospital Penna tras ser enviados allí por una ambulancia del SAME.


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En el Abasto, los dos hombres se subieron al taxi, una camioneta Chevrolet Meriva, con rumbo a Nueva Pompeya. El chofer declaró a la Policía Metropolitana que, mientras esperaba con sus dos pasajeros en el semáforo de Chiclana y Castro Barros, comenzaron a recibir disparos de un Volkswagen Fox color negro hasta que se detuvo su marcha. En ese momento, dos hombres bajaron del Fox para continuar disparando sobre Cabrera y Gutiérrez Pedroza. Una simple inspección ocular reveló 25 vainas servidas calibre .9mm. La Chevrolet Meriva presentó un daño extenso: tiros en el parabrisas, en los vidrios del lado derecho y el vidrio trasero izquierdo. De cara a esto, el chofer se salvó por poco menos que un milagro. El caso está en manos del fiscal Adrián Giménez de Parque Patricios y Nueva Pompeya.


Le queda a la Justicia determinar si estos crímenes son ajustes de cuentas vinculados con el narcotráfico, un rebrote de la ola de homicidios que reveló Infobae a mediados de enero con las villas 31 bis y Zabaleta como epicentro. La violencia narco en la Villa 1-11-14, por otra parte, ya se había cobrado una nueva víctima también de nacionalidad peruana el 5 de enero pasado.


En la esquina de Anchorena y Valentín Gómez, a metros del shopping Abasto, Diego Osvaldo Campos Lucero, de 29 años, cenaba con su novia, Joana Gutierres Lima, en el local de comidas "La Ale" a la 1:30 de la madrugada. Sin decir una palabra, un desconocido entró al local para darle ocho tiros a Campos Lucero y darse a la fuga. Según publicó Clarín, su hermano había sido asesinado a golpes tiempo antes en una cárcel y su auto fue baleado; se sospechan vínculos con "Ruti" Mariños, el capo narco enemigo de "Marcos" Estrada González, hoy prófugo de la Justicia argentina y con un pedido de captura firmado por el juez federal Sergio Torres.


La fiscal Viviana Fein trabaja arduamente en la instrucción de la causa. El miedo fue la norma para los testigos que debían declarar. Uno de ellos, ante la negativa, fue llevado a dar su testimonio por la fuerza pública.