Siete cosas que los perros odian que hagan sus dueños

En la relación entre mascotas y dueños también existen los malentendidos. ¿Qué les molesta?

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El mismo gesto puede no ser lo mismo para el dueño y su mascota.  Shutterstock 162
El mismo gesto puede no ser lo mismo para el dueño y su mascota.  Shutterstock 162

Los perros son animales leales y nobles que entregan amor incondicional sin importar qué e intentan ser amigos de los humanos constantemente. Lamentablemente, los dueños de las mascotas suelen dificultar esa tarea –muchas veces sin intención– con actitudes que parecen agradables y amorosas pero que a los perros les molestan y, lo peor de todo, que pueden destruir la confianza en su dueño y generar terribles cambios de comportamiento. A continuación, la lista:


7. Darles demasiados abrazos

Es cierto que el hecho de que sean muy lindos y tiernos provoca ganas de demostrarles amor físicamente y es una costumbre de los primates hacerlo a través de abrazos, sin embargo, aunque suene raro, a los perros no les gustan los abrazos ya que para ellos poner las patas sobre otro ser significa algo así como pelear o establecer dominación. Puede ser que lo toleren y hasta que se acostumbren, pero no deja de ser estresante. De hecho, un perro puede reaccionar completamente diferente al abrazo de una persona en comparación con otra.


Lo mejor es prestar atención al lenguaje corporal: si el perro se tensa, evita el contacto visual, baja las orejas o se relame, lo más probable es que no esté disfrutando en absoluto la demostración de amor.


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6. Hablar sin gesticular

Los humanos necesitan comunicarse verbalmente todo el tiempo. Si bien es común que las mascotas aprendan una serie de palabras clave, no entienden el lenguaje humano, por eso, es necesario que los dueños no insistan en comunicarles todo de forma verbal.


Está demostrado que los perros pueden sentir las emociones de su amo según el tono de voz (por eso es importante no gritar) pero la comunicación entre perro y amo se da mediante el lenguaje no verbal. De esta manera, la gesticulación es la mejor opción para que entiendan. Un gran experimento es tratar de pasar un día entero sin decirle una palabra al perro, comunicarse sólo con el cuerpo. Es interesante cómo se da una "conversación" durante el entrenamiento y cómo el perro interpreta lo que se le pide.


5. Bañarlos muy seguido

Los perros necesitan bañarse porque, como cualquier otro animal, producen olores y suciedad, pero ciertamente no requieren un baño tan seguido como los humanos, sólo cuando es necesario.


La frecuencia es importante, los productos son importantes (nunca se debe usar shampoo de personas, solo productos para perros) y es una buena idea convertirlo en un juego: al igual que los humanos, cada perro tiene sus preferencias (agua tibia o fría, en una bañera o con una manguera en el patio) y es cuestión de encontrarla.



4. Vestirlos innecesariamente

Puede ser que los Pugs se vean tiernos con sus chalecos en invierno, pero en realidad una gran parte de los perros odia la ropa. Lo cierto es que el pelaje de los perros supone una verdadera barrera térmica natural para tolerar los distintos climas. Es innecesario que a un Husky o a un San Bernardo lo vistan con un chaleco o suéter cuando su pelaje es todo lo que necesitan.


Sin embargo, hay razas de perros que tienen menor tolerancia a las bajas temperaturas, razón por la que el uso de indumentaria podría ser una decisión acertada en determinados momentos (siempre deben ser de su talle y se debe observar que no les moleste).


3. No dejarlos pasear con tranquilidad

Los sentidos de los perros son muy potentes, por eso cuando las mascotas se detienen en los paseos a examinar algo es porque detectan alguna señal. Entonces, cuando se los obliga a dejar de explorar y decodificar la información sensorial es lógico que las mascotas se estresen.


Por otro lado, un perro amigable siempre llama la atención de los extraños que quieren acariciarlo y, aunque parezca que les divierte, en realidad los intimida y los pone un poco nerviosos tener que descubrir quién es esa persona nueva que se les acerca.


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2. Aburrirlos

Cuando un perro rompe cosas sin razón, hace travesuras o parece que tuviera demasiada energía no significa que sea malo sino que ¡está aburrido!. Es cierto que al final del día sus dueños solo quieren descansar y relajarse pero para ellos puede ser molesto y hasta insultante ya que estuvieron esperando todo el día su momento de juego.


Es exactamente la misma sensación que cuando se es pequeño y los adultos no dejan participar a los niños: se aburren, entonces se quejan y se ponen molestos y traviesos. Una buena forma de solucionarlo es tener horarios fijos de caminata (y respetarlos), jugar algún que otro juego o hasta enseñar trucos: el perro se entretiene mientras entrena su cerebro y aprende nuevas habilidades.


1. Falta de rutina y estructura

Un perro no es un bebé, pero es parecido: requiere una rutina que lo haga sentirse tranquilo. La alimentación y los paseos deben ser constantes al igual que otras rutinas, como el entrenamiento.


Si lo retan por subirse al sillón, no hay que alentarlo a que se suba de vez en cuando ya que es confuso. Ellos necesitan aprender qué está bien y qué está mal para poder diferenciarlo. Decir que no cada vez que hacen algo prohibido alcanza para que aprendan a no hacerlo. En cambio, si se hacen las cosas bien, una recompensa no está de más.

Los perros necesitan aprender qué está bien y qué esta mal sin señales confusas

Tener un perro es ciertamente un compromiso y, si no se tiene tiempo o ganas para tenerlo, es mejor que ni se gaste plata ni se adopte uno, porque no se le está haciendo ningún favor si la vivienda le brinda también amor. Aunque no dejan de ser animales, ellos se sienten parte de la familia y quieren ser tratados como tal, por eso, es importante conocerlos y no hacer cosas que los molesten.