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La falsificación de la mafia italiana ya no sólo alcanza a las grandes marcas textiles o a los billetes de la moneda estadounidense. De acuerdo con un informe publicado por el programa 60 minutos, la policía italiana confiscó el último mes cerca de 7.000 toneladas de aceite de oliva falsificado, de los cuales una gran mayoría tenía como destino las góndolas del país norteamericano.
El aceite, proveniente del norte de África, había sido desodorizado con químicos y sus etiquetas, reemplazadas por la de un oliva extra virgen mucho más caro. Detrás de la falsificación, estaba el reconocido crimen organizado italiano.
Las estafas basadas en alimentos no sólo alcanzan el aceite de oliva. Vinos y quesos también son objetivos de la cosa nostra, ya que el mercado de productos de consumo alimenticio premium llega a mover más de 16 mil millones de dólares al año. Tanto es así, que los italianos han acuñado el término Agromafia.
Aceite de oliva, vinos y quesos también son objetivos de la cosa nostra
"Sí, puede decirse que somos el FBI de la comida", dice el policía Sergio Tirro. Sus habilidades son tan respetadas, que los tribunales italianos aceptan su paladar como evidencia. Con sólo una probada él puede decir si un aceide de oliva extra-virgen ha sido diluido con aceite barato de girasol o canola.
Tirro tiene 60 policías entrenados a su cargo y más de 1.100 llevando adelante inspecciones e investigaciones de fraude. En los últimos dos años, ya han confiscado más de 59.000 toneladas de comida. En los casos más graves, los productos de la Agromafia incluyen solventes y pesticidas. El asunto es un escándalo en un país que considera su cocina un tesoro nacional.
"Es un problema muy serio", dice Tirro, y explica: "No se trata solamente de un fraude comercial. Si un aceite de oliva extra virgen que fue contaminado con aceite de girasol llegan a un consumidor alérgico al girasol, es como si le enviáramos bombas a su alacena".
La mafia altera los aceites y pone en peligro la salud de los comensales
Pero el alcance de la Agromafia no sólo llega al producto final. En la cosecha de productos, por ejemplo, la cosa nostra italiana impone a sus propios trabajadores. A los supermercados les impone los precios de los productos y su personal también cumple tarea de transporte. La cadena completa de la industria está infiltrada por los mafiosos.
La policía italiana se toma el asunto muy enserio. No sólo se trata de un fraude a los clientes de todo el mundo, que compran productos italianos de gran calidad. También es una estafa que mancha el buen nombre de uno de los artículos más preciados para los italianos: la comida.
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