Fue el regreso del fútbol que transformó al Barcelona en el mejor equipo del mundo de la era moderna. La demostración de ayer en el estadio Santiago Bernabéu revalorizó la filosofía de la tenencia de la pelota, de la distribución, de la utilización de los espacios, de la paciencia aplicada al objetivo de llegar al gol.
Fueron en total cuatro pero el primero resume el espíritu de todo lo anteriormente dicho: 36 pases en menos de dos minutos (1'45''), y la participación de 10 jugadores con apenas con una intercepción para el tanto de Luis Suárez, el último en tocarla para el 1-0.
La estadística es contundente respecto del objetivo de los de Luis Enrique para dar clase en el mismísimo Bernabéu: fueron 648 pases de los cuales el 87% fueron correctos (564). Hacía casi cinco años que el Barcelona no lograba tanta diferencia en el marcador en el clásico: el 29 de noviembre de 2010 había ganado 5-0 pero aquella manita ocurrió en el Camp Nou. En terreno ajeno, la anterior goleada de los culés había sido el 2 de mayo de 2009 con un histórico 2-6 (Henry, Puyol, Messi, Henry, Messi, Piqué).