Albert Einstein y los 100 años de la Teoría General de la Relatividad

Hoy se celebra el centenario de la teoría que cambió el conocimiento acerca del mundo y el universo para siempre. Infobae accedió a testimonios e imágenes exclusivas sobre el único científico del siglo XX convertido en leyenda. A 90 años de su histórica visita a la Argentina, los detalles

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Pasaron 100 años. Un cuadernillo negro tamaño carta, un lápiz de carbonilla con punta afilada y una brújula magnética en el bolsillo son los elementos "vitales" que lo acompañaron desde su niñez y juventud como fetiches. Y que, de alguna manera, le fueron marcando su camino: un hombre que iba a trascender a su propio tiempo.

Lo que resulta provocador y profundo es comprender que la Teoría General de la Relatividad en realidad no tuvo "un sólo" momento Eureka! Ese rapto de genialidad donde una idea despegó y se agrandó para siempre. Hasta hoy, lo que hace a esta Teoría tan distinta es que tuvo claroscuros.

La mente brillante de este físico-teórico alemán de origen judío llamado Albert Einstein, el 25 de noviembre de 1915 presentó, ante la Academia Prusiana de Ciencias una investigación que iba a cambiar para siempre la forma que tenemos de entender la idea del espacio-tiempo.

Para formularla, Einstein utilizó razonamientos y deducciones matemáticas y experimentos hipotéticos, sin contar con una base experimental. Igualmente sus ecuaciones permitían deducir fenómenos comprobables.

Su presentación en 1915, "tuvo un gran impacto y definitivamente lo convirtió en el científico más famoso del mundo", confirmó a Infobae el profesor Gutfreund .

El 29 de mayo de 1919, Arthur Eddington midió durante un eclipse, la desviación de la luz de una estrella al pasar cerca del Sol. Una de las predicciones que auguraba el manuscrito de la Teoría General de la Relatividad. Hasta el día de hoy, la teoría se ha comprobado en todos los experimentos y verificaciones realizados.

Todo comenzó una década atrás cuando el profesor Einstein, como le gustaba que lo llamen, se dio cuenta de que podía violar un principio esencial en la física: que los cuerpos caen a la misma velocidad, independientemente, de su masa y su forma.

Albert Einstein nació en 1879 en la ciudad de Ulm, al norte de Alemania, en el seno de una familia judía -agnóstica. Desde muy joven y sobre todo en su paso por el politécnico de Zurich, en Suiza, lo obsesionaba la profunda conexión subyacente entre la gravedad y la aceleración.

A lo largo de su vida, Einstein tuvo tres nacionalidades: la original alemana; y a los 16 años para evitar el servicio militar renunció a su ciudadanía de origen e inició los trámites para naturalizarse suizo.

Antes del ascenso del nazismo, se trasladó a Estados Unidos, donde solicitó también la nacionalidad estadounidense, que se le concedió en 1940, a los 61 años.

El rótulo de genio se lo ganó cuando demostró, lo que para él mismo fue su idea más brillante: el principio de equivalencia, según el cual la fuerza de inercia es -a todos los efectos- igual a la atracción de la gravedad. Se trata de fuerzas que son familiares para el común de los mortales, ya que la gravedad "nos ata" al planeta y la inercia aparece de repente, como respuesta.

En 1915 dedujo la ecuación de la física más conocida por el gran público: la equivalencia entre masa y energía, E=mc². Ese año publicó otros trabajos que sentaron las bases para la física estadística y la mecánica cuántica. La ecuación había desafiado a la Ley de la Gravedad de Newton.

En Jerusalem, inaugurada el 1 de abril de 1925 -el mismo día que Einstein llegó a la Argentina-; se levantó erigida sobre el bíblico Monte Scopus, el lugar favorito en el mundo del cientifico, la Universidad Hebrea de Jerusalem (UHJ).

Un grupo de notables de la época la fundaron en 1918: el físico Albert Einstein; el filósofó Martin Buber, Sigmund Freud y el Premio Nobel de Química y primer presidente del Estado de Israel, Jaim Waizmann. Considerada en la actualidad en la cima del podio, como uno de los centros de conocimiento científico de mayor excelencia en el mundo.

Y remató el profesor Gutfreund: "Los Archivos Einstein son un eslabón muy importante del conocimiento mundial; y es un componente central en el andamiaje académico de la UHJ. Para ver su dimensión, sólo hay que imaginar que allí se encuentra guardado y digitalizado el manuscrito original de la Teoría General de la Relatividad".

El destino hace de las suyas y teje cruces impensados. El 1 de abril de 1925 Einstein pisó suelo argentino por primera vez.

El científico se alojó en la residencia de la familia Wasserman, situada en la zona más elegante del barrio de Belgrano. Bruno Wassermann era un comerciante rico de origen judío-alemán, quien fue su entusiasta anfitrión hasta el 23 de abil de 1925, casi un mes.

En su visita a Buenos Aires, Einstein se había divorciado de su primera esposa Mileva Maric, con quien tuvo tres hijos; el primero según varios historiadores lo entregaron en adopción y los otros dos, Hans y Eduard, los crió Mileva, en soledad, ante un Einstein muy ocupado.

Hay documentos de la época y biógrafos expertos que señalan que el mismo Einstein se definía como un "fracasado emocional". Y Mileva según los biógrafos escribió en sus diarios: "Tengo sed de amor, y la ciencia tiene la culpa".

Cuando visitó Argentina, Einstein se había casado con Elsa Einstein, su prima y según señalan los biógrafos también ex amante de Mileva. Con ella construyó una relación más social, sobre todo en tiempos en los que el profesor era toda una celebridad alrededor del mundo. Elsa y Albert nunca tuvieron hijos.

En su estadía caminó por los Bosques de Palermo y el Mercado del Abasto; visitó los talleres del diario La Prensa. Viajó al Tigre y voló por primera vez en avión. Se entrevistó con el entonces presidente Marcelo. T. de Alvear y paseó por la calle Florida del brazo de Leopoldo Lugones. También cenó en la casa del poeta sobre quien dijo haber leído su obra.

Entre los años 60 y 70, profundamente inspirados por la Teoría de la Relatividad, tres astrofísicos británicos, Stephen Hawking, George Ellis y Roger Penrose publicaron una serie de artículos en los cuales extendieron la Teoría General de Einstein para incluir nuevas mediciones del tiempo y el espacio. De acuerdo con sus cálculos, el tiempo y el espacio tuvieron un inicio finito que corresponde al origen de la materia y la energía.

En la actualidad la Teoría General de la Relatividad constituye la base de la cosmología moderna

Luego vino el descubrimiento de los agujeros negros y más tarde otros objetos celestes como los quásares y los púlsares, conocidas como las "estrellas de neutrones"; y cuya descripción también requiere de la teoría de Einstein.

En diálogo con Infobae Sverdlik recordó algunos de los mandamientos que surgen de un trabajo de investigación sobre escritos y biografías de Albert Einstein y desnudan más en profundidad el pensamiento del científico suizo-estadounidense. "Creo en la potencia razonante superior". "Hay dos cosas que son infinitas: el universo y la estupidez humana. Y sólo tengo dudas de lo primero". "Si el hombre decide autodestruir su hogar, el universo no va a derramar una sola lágrima por ello". "La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices".

La preocupación de Einstein por el uso armamentistico que se le pudiera dar a la ecuación de la energía atómica, que él mismo descubrió; practicamente lo obsesionó en los últimos años de su vida.

En 1946, Einstein editó el Bulletin of the Atomic Scientists, una publicación que dirigía junto a otros cientificos para concientizar a la población mundial contra el uso militar de la energía atómica.

A partir de 1955, con las tragedias de las bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, se popularizaron las Conferencias Pugwash, entendido como un movimiento social en contra el armamentismo y a favor de la paz mundial: Fue fundado por Albert Einstein y el filósofo británico Bertrand Russel.

Como concluyó "A cien años de la Teoría General de la Relatividad se confirma que se trató de uno de los logros intelectuales más sofisticados producidos por una sola mente humana", concluyó el profesor Hanoch Gutfreund:.

Guión: Daniela Blanco

Locución: Mariano González

Postproducción: Pensario producciones

Animación digital: Pixel cuadrado

Agradecimientos: Fundación Amigos Argentinos Universidad Hebrea de Jerusalem