Los restos de los dos terroristas quedaron en las calles de un barrio en el sur de Beirut, luego de cometer el brutal atentado. Los yihadistas viajaban en motocicletas. Uno de ellos activó los explosivos en el vehículo y el otro llevaba un cinturón bomba que sólo funcionó parcialmente.
En un comunicado, el Estado Islámico se adjudicó los ataques: "Los soldados del califato pudieron colocar una motocicleta explosiva donde Hezbollah tiene su sede. Y otro soldado con un cinturón explosivo dio su vida". "No nos calmaremos hasta que nos venguemos", agrega el texto de la organización.
Según un balance de la Cruz Roja libanesa, el atentado causó 41 muertos y 181 heridos. El ministro de Salud, Wael Abu Faur, mencionó, por su parte, más de 200 heridos, muchos de ellos en estado crítico.
Un fotógrafo de la AFP vio cuerpos ensangrentados en medio de tiendas y coches destruidos. Varios socorristas y civiles trasladaban a las víctimas que seguían vivas. "Tenemos a decenas de heridos y siguen llegando más", indicó un médico del hospital Bahman, en Haret Hreil, un barrio chiita vecino.
Entre julio de 2013 y febrero de 2014, hubo nueve atentados contra feudos del Hezbollah o en regiones fieles al movimiento; la mayoría de ellos, reivindicados por grupos yihadistas que actuaban en represalia por la decisión del grupo chiita de mandar a miles de combatientes en apoyo del dictador sirio Bashar al Assad.
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