Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa, los nombres que quieren suceder a Cristina Kirchner

Seis candidatos disputan la presidencia en Argentina, pero sólo tres tienen alguna oportunidad en las urnas

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El oficialismo ha puesto todas sus esperanzas en la figura de Daniel Scioli, actual gobernador de Buenos Aires, la provincia más grande del país y responsable del 37% de todos los votos nacionales.

Scioli, de 58 años, saltó del deporte a la política en la década del ´90, de la mano de otro presidente peronista, Carlos Menen (1989-1999). Hijo de un empresario del sector de los electrodomésticos, por esos tiempos triunfaba en las carreras de lanchas y su fotos solía aparecer en las revistas del corazón.

En 1989 perdió el brazo derecho en un grave accidente, pero lejos de rendirse ha sabido aprovechar esa experiencia personal. "Cuando me caí, me levanté y ahí aprendí lo que era ganar", recuerda Scioli en un libro autobiográfico.

Daniel Scioli acompañó a su fórmula en el recorrido por La Matanza. Llegó a las 13, acompañado por su vice, Gabriel Mariotto, procedente de Mar del Plata  163
Daniel Scioli acompañó a su fórmula en el recorrido por La Matanza. Llegó a las 13, acompañado por su vice, Gabriel Mariotto, procedente de Mar del Plata 163

Saltó a la política en 1997 como diputado, luego fue ministro con Eduardo Duhalde (2002-2003) y vicepresidente con Néstor Kirchner (2003-2007), todos peronistas pero de líneas ideológicas enfrentadas.

Su llegada a la gobernación de la provincia de Buenos Aires le ha servido de trampolín a la Casa Rosada, desde donde ha prometido una política de consensos.

"La esencia de la política es el diálogo, hay que conversar más. Hablo con todos, no importa el signo político. Me gusta construir consenso, unir y eso es lo que quiere la gente para el tiempo que viene", sostiene el candidato del Frente para la Victoria (FpV)

"La esencia de la política es el diálogo", dice Scioli

Scioli carga sobre sus espaldas con una larga historia de enfrentamientos con Cristina Kirchner, quién finalmente optó por darle su apoyo ante la evidencia de las encuestas.

En un clima político marcado por la crispación, su imagen conciliadora contribuye a explicar sus niveles de aceptación. La principal máxima de su campaña ha sido una alquimia entre continuidad y cambio: "Voy a cuidar lo que haya que cuidar y cambiar lo que haya que cambiar. Hay cosas que requieren continuidad y otras que precisan cambios", ha dicho

Mauricio Macri, el preferido de la oposición

Como Scioli, Macri ha llegado a la política a través del deporte. La diferencia entre uno y otro, sin embargo, es que el primero lo ha hecho como deportista y el segundo como dirigente del club Boca Juniors, el más popular del país.

Durante su gestión, Boca obtuvo 11 títulos internacionales en solo 8 años, y 17 en total, lo que consagró a Macri como el presidente más exitoso del club. Por eso no soprendió que en 2003 llegara a la alcaldía de Buenos Aires, desde donde ha logrado convertirse en la alternativa no peronista de estas elecciones.

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Líder de Propuesta Republicana (Pro) y candidato del opositor frente Cambiemos, Macri es hoy el segundo en las encuestas. Su desafío será forzar a Scioli una segunda vuelta donde podría contar con todos los votos opositores.

Macri es ingeniero civil y está casado con la diseñadora Juliana Awada, su tercera esposa, con la que tuvo a su cuarta hija, la pequeña Antonia.

Mauricio Macri aspira a forzar una segunda vuelta, donde podrá unificar el voto opositor

Dice que, con ella, es un "padre abuelo" y que disfruta de los detalles con una capacidad que no tuvo con sus otros tres hijos, Agustina, Gimena y Francisco, frutos de su primer matrimonio.

De orígenes ideológicos vinculados al liberalismo, Macri ha virado durante esta campaña hacia el centro. Necesitado de los votos de amplias mayorías si pretende derrotar al kirchnnerismo, ha garantizado que no revertirá el carácter estatal de empresas clave, como la petrolera YPF y Aerolíneas Argentinas, y mantendrá los planes de ayuda social que tantos beneficios electorales han dados al oficialismo.

También ha cerrado una alianza sin precedentes con la Unión Cívica Radical (UCR), partido centenario de tendencia socialdemócrata que ha sido alguna vez contrapeso del peronismo en el poder.

Macri tiene hoy una intención de votos que ronda el 28%, muy cerca de los 30 puntos que necesita el domingo si pretende disputar la presidencia en un segundo turno.

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Massa, el ex kirchnerista más temido

"Soy el único que puede ganar al kirchnerismo en segunda vuelta", repite como un mantra, en busca del voto útil antikirchnerista, el candidato presidencial Sergio Massa, de pasado neoliberal, exoficialista y ahora líder del peronismo disidente.

Los sondeos otorgan a este abogado de 43 años el tercer lugar, por detrás de Scioli y Macri. Massa sabe que su triunfo no es cosa fácil, pero su posición de eventual árbitro de un ballotage lo ha colocado en el punto de mira de todos los rivales.

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Massa tuvo un pasado menemista, como Scioli. En 2001, tras la crisis que hizo colapsar a la economía de Argentina, llegó a la dirección de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), a cargo del sistema de jubilaciones.

El Frente Renovador de Massa tiene "corazón peronista y cerebro modernista"

Con la llegada de Néstor Kirchner al poder se mantuvo en el cargo, hasta que en diciembre 2007 ganó la alcaldía de Tigre, un municipio turístico de las afueras de Buenos Aires. Siete meses después debió dejar el cargo para convertirse en jefe de Ministros de Cristina Kirchner.

El idilio con la presidenta duró año. Tras la derrota oficialista en las legislativas de 2009, Massa volvió al Tigre y planeó su salto a la Casa Rosada. Creó así el Frente Renovador como un espacio de "corazón peronista y cerebro modernista", con la que se erigió en vencedor de los comicios legislativos de 2011 con más del 44% de los votos.

Massa ha prometido durante la campaña aumentar las jubilaciones y mejorar los salarios con la eliminación de impuestos, pero a su vez advierte que retirará los planes sociales a "los vagos" y pide mano dura para los corruptos, los ladrones y los narcotraficantes.

Entre sus propuestas más polémicas figuran incluir a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico.