Los ocho puntos principales de la "Doctrina Kicillof" para enfrentar a los holdouts

El ministro de Economía participará este jueves en la Asamblea General de la ONU, donde se discutirá una resolución propuesta por la Argentina sobre reestructuraciones de deuda soberana

Compartir
Compartir articulo
 Nicolas Stulberg 162
Nicolas Stulberg 162
 Nicolas Stulberg 162
Nicolas Stulberg 162
Axel Kicillof criticó con dureza el anuncio del macrismo sobre Ganancias Adrián Escandar 162
Axel Kicillof criticó con dureza el anuncio del macrismo sobre Ganancias Adrián Escandar 162
 Adrián Escandar 162
Adrián Escandar 162

El ministro de Economía, Axel Kicillof, está en Nueva York donde participará este jueves de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que se votará una resolución sobre las futuras reestructuraciónes de deudas soberanas llamada "Nuevos Principios Sobre Reestructuración de Deudas Soberanas". El proyecto presentado en agosto de 2014 podría ser aprobado por Naciones Unidades y varios economistas en el extranjero, especialistas en reestructuración de deuda, lo han comenzado a llamar la "Doctrina Kicillof". En particular porque consideran al joven ministro de Economía argentino como el principal ideólogo para enfrentar a los holdouts. Entre los economistas internacionales que apoyan la llamada "Doctrina Kicillof" sobresalen los nombres de Thomas Piketty, el francés autor del libro El capital en el siglo XXI, y del ex ministro de Finanzas de Grecia Yanis Varoufakis.

Estos son los principales puntos del proyecto:

1- Punto de partida: para abrir el proceso de reestructuración de deuda de un país alcanzará con la declaración del interesado, y el Estado con problemas de deuda deberá comunicar su decisión a sus acreedores y a los países que adhieren al convenio. Todos ellos deberán recibir una explicación sobre las razones que dispararon el uso del mecanismo multilateral, así como de una descripción sobre las políticas económicas que, junto con la reestructuración, permitirán llevar la deuda a un nivel sostenible. A partir de ese momento, el país obtiene una ventana de oportunidad con reglas claras para negociar.

2- Convenio voluntario. Descarta la posibilidad del fallo de una Corte internacional como ocurrió con Argentina ante la Corte Suprema de Nueva York ya que ofrecería un fallo inapelable que podría resultar perjudicial para un país en crisis. Se utilizará un convenio internacional en el marco de Naciones Unidas al que los países se sumarán en forma voluntaria y no será vinculante. Pero quienes adhieran se comprometerán a respetarlo.

3- Comisión Veedora. Considerando que las crisis de deuda soberanas afectan a la comunidad internacional, el proyecto busca garantizar que "todos los adherentes a la convención participen del proceso. Para eso se constituye una Comisión Veedora que estará compuesta por representantes de tres países, de los cuales uno será seleccionado por el Estado que reestructura sus pasivos y los otros dos por los adherentes al marco jurídico. "Estos serán los encargados de supervisar el cumplimiento del mecanismo legal y realizarán un reporte una vez que termine el acuerdo. La comisión no revisará la decisión de un país de llevar adelante una reestructuración y tampoco el acuerdo aprobado por una mayoría de acreedores", dice el proyecto.

Un acuerdo por mayoría será vinculante para todos los acreedores

4- Normas básicas aplicables. Con este convenio se busca evitar fallos del estilo del juez Thomas Griesa, al establecer que "los estados adherentes y sus autoridades judiciales no podrán adoptar medidas a pedido de un grupo minoritario de acreedores que afecte un acuerdo de reestructuración alcanzado por un país y la mayoría de sus acreedores". Se considera la protección de los derechos de los estados soberanos, pero eso no significa que los acreedores pierdan o sean perjudicados. Con esto se busca desarticular los mecanismos de presión de los holdouts con un marco jurídico que establece claramente que la inmunidad soberana que, entre otros aspectos, previene la ejecución de sus bienes en el extranjero (embajadas, cuentas de bancos estatales o activos militares), como los holdouts pretenden hacer con Argentina.

5- Tiempo de la negocación de reestructuración. Está establecido en un año y medio para negociar y "la finalización y clausura definitiva de las negociaciones están preestablecidas. Esto se debe a que los países tardan mucho en iniciar una reestructuración y, en caso como el de Grecia recurren a salvatajes financieros del FMI que estiran la agonía y no solucionan el problema. También está el caso de la reestructuración argentina que todavía sigue abierta. "El plazo definitivo llegará a los 18 meses de la constitución de la comisión veedora, aunque será posible extenderlo por 12 meses más", dice el proyecto.

6- Mismo tratamiento para todos los acreedores. Con la reestructuración con dos canjes de Argentina en 2005 y 2010, el Gobierno logró una adhesión del 93 por ciento de los acreedores, pero esa mayoría no sirvió para cerrar el proceso de reestructuración que se abrió hace mas de diez años. El proyecto establece que "un acuerdo aprobado por las mayorías calificadas que se establezcan será vinculante para todos los acreedores".

7- Imposibilidad de juicios al Estado. Esto es para garantizar un proceso ordenado cuando un país declara la necesidad de llevar adelante una reestructuración. El proyecto busca que automáticamente una medida cautelar suspenda todas las acciones judiciales o los intentos de ejecución de las sentencias que iniciaron los países que adhieren al convenio.

El convenio voluntario descarta la posibilidad de un fallo de una Corte internacional

8- Check-in obligatorio de acreedores. Se establece un proceso de verificación y registración que les otorga a los tenedores de los títulos públicos voz y voto en las negociaciones. Este mecanismo exige que los fondos involucrados, los holdouts en el caso de Argentina y fondos cono NML Elliott, Dart, Aurelius y otros, declaren si ellos o sus empresas vinculadas poseen instrumentos financieros de cobertura, los denominados seguros contra default (CDS, por sus siglas en inglés), que les generarían ingresos adicionales ante un evento de incumplimiento. El pais que "defaulteó" la deuda podría conocer si tiene posibilidades para llevar adelante un proceso exitoso o si los acreedores carecen de incentivos para involucrarse en una negociación, ya que el default les significa una jugosa ganancia como ocurre con los holdouts que ganaron un juicio por unos 1300 millones de dólares y reclaman por otros 20.000 millones de dólares más.

Entre otras cosas, el proyecto busca la "despolitización del sistema financiero". Señala que "hasta ahora no ha dejado ninguna alternativa a la austeridad y en su lugar ha mantenido a los Estados rehenes de las demandas de los acreedores". También se solicita el apoyo de los países europeos a los "nuevos principios relativos a la reestructuración de las deudas soberanas", ya que la "observancia de tales principios habrían evitado los escollos de la crisis griega, en la que los representantes políticos cedieron a las demandas de los acreedores a pesar de su falta de sentido económico y su impacto social desastroso".

La Argentina hace casi un año logró el apoyo de los 134 países del G77 para crear un comité destinado a establecer un marco jurídico internacional para la reestructuración de las deudas soberanas. Este jueves se someterán a votación los principios a ser incluidos en la reestructuración de las deudas soberanas.