"El huevo de la serpiente", la película que muestra los males que engendraron a Hitler

El film, un clásico de Ingmar Bergman, está ambientado en la Alemania de los años 20. Hiperinflación, desencanto, antisemitismo, miedo y un líder mesiánico que promete la salvación

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El nazismo y la figura de Adolf Hitler siguen siendo tema de análisis y polémica a 70 años de la caída del Tercer Reich. Esta semana, la presidente Cristina Kirchner volvió a defender su teoría del ascenso de Hitler y cuestionó con dureza –hasta calificó de "burro"– al catedrático Alejandro Corbacho por una columna de opinión que rebatía los argumentos de la jefa de Estado.

A la hora de explicar a Hitler, la mandataria enfatizó la humillación sufrida por Alemania tras la derrota en la Primera Guerra Mundial y resaltó las oprobiosas condiciones impuestas por los Aliados a través del Tratado de Versalles. En tanto, Corbacho puso el acento en los estragos causados por la hiperinflación, que provocaron el ascenso de un líder mesiánico como Hitler.

En una entrevista con InfobaeTV, Corbacho explicó que la hiperinflación "es un mecanismo perverso que rompe la solidaridad social". Y agregó de manera irónica: "No hubo una única causa del ascenso del nazismo, pero porque te humillaron en Versalles no vas a poner campos de concentración".

Lo que Corbacho contó se ve claramente reflejado en El huevo de la serpiente, una clásica película de Ingmar Bergman estrenada en 1977 y protagonizada por el recordado David Carradine –el actor de la serie Kung Fu– y por Liv Ullmann.

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La película se inicia en una calle oscura, con una voz en off que les pone fecha a las acciones: "La escena toma lugar en Berlín, la noche del sábado 3 de noviembre de 1923; un paquete de cigarrillos cuesta 4 billones de marcos y casi todos han perdido la fe en el futuro y en el presente". Faltan apenas días para el putsch de la cervecería, el intento de Hitler por derribar al gobierno de Múnich que terminó en un rotundo fracaso y con el futuro dictador encarcelado.

La película tiene como hilo conductor la historia de Abel Rosenberg (Carradine), un trapecista de circo norteamericano de origen judío. Abel, junto con su hermano Max y la mujer de este, Manuela (Ullmann), forman un trío de acrobacia circense. Sin embargo, una lesión en la muñeca de Max les hace perder el trabajo, por lo que Abel, deprimido, cae en las garras del alcohol, mientras que Manuela termina en un burdel.

Abel descubre el cuerpo de Max, quien se suicidó de un disparo en la boca, por lo que debe comparecer ante la policía. El inspector que lo interroga, Bauer, da cuenta del miedo que infectó a toda la sociedad. "Todos tienen miedo y yo también, el miedo no me deja dormir, nada funciona bien, excepto el miedo". Además de ese temor que todo lo infecta, Bergman muestra en el film las necesidades de trabajo y de comida provocadas por la hiperinflación, el latente antisemitismo, el miedo permanente y la falta de fe en el futuro.

El afamado director sueco da cuenta además de los ataques de agitadores nazis a los judíos, que se producen a la vista de todos, sin que la policía intervenga. En ambientes que casi siempre denotan una amenazante oscuridad, se ve a personas cortando y comiendo el cadáver de un caballo en plena calle, mientras que una mujer se queja en otra escena de la prohibición de poseer dólares que había implantado el gobierno alemán. El huevo de la serpiente transmite la idea de que la depresión económica y social, el miedo generalizado y la indiferencia ante la injusticia siembran la semilla de lo que vendrá.

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Abel y Manuela se involucran con el científico Hans Vergérus, quien dirige una misteriosa clínica. Vergérus contrata a Manuela en la lavandería y a Abel en el archivo. "El hombre es una deformidad, una perversión de la naturaleza", dice Vergérus. En su clínica se hacen crueles experimentos con seres humanos. El "científico" es un precursor de lo que luego harán los médicos nazis con sus indefensas cobayas humanas en los campos de concentración.

"Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente. A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado", profetiza Vergérus. El reptil fracasa en Múnich, pero la semilla ya estaba sembrada y resurgirá 10 años después. El final de la historia real es más que conocido.