"Me siento heredera de la tradición de Borges, Bioy y Cortázar"

En diálogo con Infobae, la prolífica escritora Ana María Shua habló de su nuevo libro de microrrelatos y sus grandes cultores en nuestras letras

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"Naufrago en este mundo lejano por donde no pasan ni pasarán nuestras naves, perdido en este grano de polvo apartado de todas las rutas comerciales del universo, estoy condenado a la soledad esencial de sus habitantes, incapaces de comunicarse con una herramienta menos torpe, menos opaca que el lenguaje. Yo lo utilizo para lanzar mensajes en clave que solo los demás náufragos pueden comprender. La gente nos llama poetas", escribió Ana María Shua en Poetas, incluido en Temporada de fantasmas, el volumen de microrrelatos que editó en España Páginas de espuma y que este mes llegó a las librerías argentinas.

Heredera de una larga tradición argentina que tiene como uno de los momentos claves a los Cuentos Breves y extraordinarios de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, Ana María Shua entrega año a año libros que la consolidan como la gran autora de microficción. Sin embargo, Ana María es mucho más que eso: poeta, novelista y autora de literatura infantil, está entre las más prolíficas de las letras criollas con una obra compuesta por 140 libros de diferentes géneros.

Shua dice que escribe desde que tiene memoria y sitúa una carta plagada de "garabatos para la cigüeña pidiendo una hermanita" como el inicio de su vida literaria. El libro contiene algunos textos de Botánica del caos (Sudamericana, 2000) más una mayoría de inéditos. Como en obras anteriores, la escritora elige ordenar los relatos en bloques temáticos. En este caso son nueve que se abren con "En pareja" y terminan con "El desorden sobrenatural de las cosas".

La presentación de esa cuidada edición es la excusa para conversar sobre su obra, su paso por la publicidad (en donde trabajó con Fogwill) y sobre los temas que la obsesionan: la relación entre padres e hijos, los temas médicos, las enfermedades, el tiempo, las mitologías y, por supuesto, la vida y la muerte.

La autora de Los amores de Laurita estuvo en la redacción de Infobae y con una sonrisa y la sencillez que la caracteriza animó esta charla en la que adelantó que en 2016 publicará una nueva novela, Hija.

-¿Desde que comenzó a escribir hace microrrelatos?

Sí, desde los comienzos. No es lo primero que publiqué pero sí es lo primero que empecé a escribir. Fue en el año 74 con los primeros relatos de La sueñera.

-¿Comienza a publicar muy joven?

Sí, mi primer libro fue con premio del Fondo de las Artes cuándo tenía 16 años, eran poemas. Pasaron muchos años entre mi primer libro de poemas y mi primera novela que salió en 1980. Para mí, en el 80 fue cuándo empezó mi narrativa con la novela que ganó un Premio de Losada y gracias a eso pude publicar. Varios años después, cuándo ya tenía varios libros para adultos publicados, empecé con los libros para chicos en el 88.

-¿Los amores de Laurita es una bisagra en su carrera?

Absolutamente, porque es un libro que se vendió mucho. Si ya haber ganado ese concurso y ese primer libro me abrió las puertas de las editoriales, un best seller me hizo conocer.

-Usted también trabajó en publicidad. ¿Que relación tiene eso con sus narraciones breves o microrrelatos?

Ya escribía algo de microrrelatos antes de empezar en la agencia. Mi tendencia a la síntesis es lo que me permitió destacarme en microrrelato y como redactora publicitaria. Era una redactora publicitara nata. La primera semana que entré a la agencia ya había escrito cuatro guiones que se filmaron. Después me di cuenta que eso era muy raro pero a mí me parecía natural.

-Usted es la gran heredera de esa tradición literaria argentina de Borges y Bioy y Cortázar ¿Se siente así? ¿Siente que es una mochila pesada con la que debe cargar?

No lo siento como una mochila pesada, siento que formo parte de una tradición argentina y me alegro que lo hayas traído porque la gente suele olvidarse y dice ¡qué extraño lo del microrrelato! Lo que ocurre es que no se lo llamaba microrrelato, se lo llamaba cuento brevísimo y en efecto en el 55 apareció la primera antología que hicieron Borges y Bioy que eran los Cuentos breves y extraordinarios. Todos nuestros grandes maestros escribieron microrrelato: Borges y Bioy, Cortázar, Denevi, Isidoro Blaistein, Silvina Ocampo.

-Le preguntaba también porque esta obra Temporada de fantasmas junto a otros libros suyos llegan a la Argentina publicados por una editorial española. ¿Las editoriales argentinas desconocen esta tradición del cuento breve y le dan la espalda?

No, tengo la mayor parte de mis libres publicados en la Argentina. De hecho, el año pasado tuve el Premio Nacional por Fenómenos de circo. Esta editorial me dio la oportunidad de presentarme por primera vez en España y necesitaban un libro inédito que no tenía y lo tuve que escribir.

"Todos nuestros grandes maestros escribieron microrrelatos"

-¿No ocurre que en Europa se le presta mayor atención al género que en Argentina?

En España el género tiene más difusión y sobre todo tiene editoriales que van acompañando el movimiento que hay alrededor del microrrelato. En general, en América Latina no. La mayor parte de los autores tienen que publicar sus propios libros, igual que los poetas. Los poetas dependen mucho de otros poetas, se manejan en círculos de poesías y tienen relativamente poca salida a un público lector pero con todo hay un público lector de poesía, existe y no se puede decir que haya desaparecido.

-Además de esa tradición de Borges y Bioy, en su obra hay también algunos ejes sobre los que el propio Borges escribió y reflexionó: el tiempo, Dios, la mitología, por ejemplo ¿Es así?

Sí, absolutamente. Algunos son temas de la literatura en términos generales. La caducidad de la vida es una cuestión que es esencial a toda la literatura. A mí en particular me interesan las cuestiones de la mitología, las creencias en seres sobrenaturales, la literatura popular o las mitologías de muy diversos países y culturas. Trabajo con todo ese material de otra manera: haciendo adaptaciones, reescrituras de cuento popular y leyendas tanto para grandes como para chicos. Pienso un eje temático y alrededor de eso investigo, estudio, leo y armo un libro que tenga que ver con el tema.

-En general, en sus libros hace un ordenamiento en bloques temáticos.

Sí, es así. En este libro está ordenado también en temas, pero no es así como los escribo. Los escribo al azar y después les busco un ordenamiento y generalmente lo encuentro. En Temporada de fantasmas hay mitos, temas de los Dioses, capricho divinos, de la vida real, en donde puse todos los que son realistas, que son los menos. Es una tendencia del género trabajar con el tema fantástico y una tendencia mía en particular.

-En este libro en particular percibí algo que cruza los distintos bloques temáticos en los que ordena los relatos: la relación entre padres e hijos. ¿Es así?

Sí, claro, la relación entre padres e hijos me parece uno de los dramas y maravillas fundamentales de la vida de una persona. No todos son padres pero todos son hijos, así que cualquier persona tiene experiencia sobre lo compleja, rica y perturbadora que es esa relación. Que es una relación de amor y odio y es muy compleja.

-Otro tema presente en Temporada de fantasmas y que es recurrente en su obra, es el tema médico y lo que gira alrededor de las enfermedades. ¿Por qué le interesa tanto?

Absolutamente, y si a mí me lo hubieran preguntado nunca lo hubiera dicho. Cuándo escribí mi primer novela que se llama Soy paciente, y que tiene que ver mucho con el tema de hospitales, enfermedad, internación. Yo hubiese dicho que a un amigo mío le estaba pasando algo parecido a lo que cuento y muchas de las historias las tomé de ahí y me parecía una cuestión totalmente azarosa, pero después seguí escribiendo y vi que el tema médico también aparecía una y otra vez en mi obra. Siento que la enfermedad es la única aventura que podemos tener todos los seres humanos y que compartimos. La relación médico-paciente también me interesa mucho, así como la relación entre padres e hijos, porque la relación entre médico y paciente también tiene que ver con las de padres e hijos. Hay una relación de poder muy fuerte y también un poco sadomasoquista, en donde el sádico no siempre es el médico, a veces es el paciente. Me interesa constantemente explorar esa relación.

"A mí las ideas no me persiguien, tengo que trabajar obligándome".

-Al pasar hizo referencia a como trabaja. ¿Cómo es esa escritura al azar?

Hay una excepción, que es Fenómenos de circo, en donde encontré un tema que me permitió dedicar un libro entero solamente a ese tema. En otros libros busqué esto pero no me resultaba fácil encontrarlos y, por suerte, con el tema del circo sí lo encontré porque es un tema lo bastante rico, variado y con historia com para poder escribir todo un libro. El circo como representación del arte, en términos generales y de la vida y de la sociedad.

-¿Cuándo se sienta escribir se plantea la extensión? ¿Eso está predeterminado?

Sí, es una decisión previa. A mí las ideas no me persiguen, lamentablemente. Quisiera ser uno de esos escritores que dicen las ideas me vuelven loco y me desbordan, a mí no me pasa nada de eso. Tengo que trabajar obligándome. Es una cuestión de voluntad y por eso primero tomo la decisión de cuál es el género en el que voy a trabajar, si va a ser una novela, cuentos o microficción y después mi cabeza empieza a funcionar en esa dirección, a tal punto que desde que terminé el último libro de microrrelatos que debe haber sido en el 2010 no volví a escribir ni uno solo. No estoy todo el tiempo escribiendo microrrelatos, es una decisión de trabajar en un libro y suele suceder que los microrrelatos no me brotan como agua en el manantial, sino que tengo que buscarlos. Además para mí es muy importante no tener que repetirme y la única manera de no repetirme es cambiar y ser un poquito otra persona y para eso está muy buena la posibilidad de dejar pasar muchos años antes de volver a emprender un libro del mismo género.

-¿Y qué estuvo escribiendo en estos años en qué dejó a un costado el microrrelato?

El año pasado terminé una novela que se llama Hija, que tiene que ver con una madre y una hija.

-Hablando de padres e hijos...

Claro, tengo otra novela que es La muerte como efecto secundario, en el que el tema del padre es central. Este año como una novela te deja con una sensación de vacío muy grande y para cargar pilas este año me estoy dedicando solamente a literatura infantil, que es algo muy diferente.

-¿Todo es diferente?

Sí, todo, es diferente abordaje. Cuándo uno escribe para chicos tiene que tener en cuenta al receptor, que está escribiendo para una persona que tiene menos vocabulario y experiencia en la vida y que quizás no tiene del todo desarrollado su pensamiento lógico. Ese es todo el límite, a partir de ahí la libertad del autor es absoluta y cada vez que uno dice esto no puede ser literatura infantil, por ejemplo uno dice no puede ser experimental y después pensás en Alicia en el país de las maravillas, decís tiene que ser breve y está Harry Potter o es muy importante que los adultos aparezcan como personajes buenos, pero está Roald Dahl. Cada vez que uno piensa reglas a las que hay que ajustarse aparece un genio que patea el tablero y hace una maravilla de otra manera.