En el entorno más íntimo de Mauricio Macri dan por hecho que el jefe de Gobierno porteño ya eligió a su compañero de fórmula, y que el anuncio sería entre el martes y el jueves de la semana entrante.

La intriga en torno al nombre y a la elección del candidato a vicepresidente de Macri se convirtió en el rumor con más variedad de versiones en el seno del PRO desde hace semanas, mucho más aún desde que el acuerdo con Sergio Massa quedó descartado por completo en los últimos días.

De no mediar imprevistos, el jefe de Gobierno porteño tendría decidido por estas horas inclinarse por Marcos Peña como el postulante a completar el binomio presidencial de cara a las PASO de agosto. Aunque todavía se debe, contrarreloj, una última charla con Nicolás Caputo, su amigo más íntimo, el más relevante de los integrantes de la mesa chica PRO. Lo que dejaron trascender en el entorno del empresario es que su voto sería para Gabriela Michetti, que volvió a posicionarse para ese puesto hace dos semanas, luego de la dura derrota en la ciudad de Buenos Aires en manos de Horacio Rodríguez Larreta.

Según pudo saber Infobae, Macri habría desechado la eventual candidatura de la senadora en muy recientes reuniones privadas, lo que coloca al influyente secretario General de Gobierno todavía un escalón más por encima del resto. Lo de Peña, cuentan, es muy fácil. "Si él quiere ser candidato a vicepresidente, va a ser candidato a vicepresidente", explican desde el Gobierno porteño en alusión a la inmensa influencia del joven funcionario en las decisiones de Macri.

La inclinación por él y no por Michetti, además de desnudar la decisión de encerrarse como nunca en su núcleo más cercano, lo dejaría al jefe de Gobierno en una posición un tanto incómoda con la Iglesia, y muy especialmente con el Vaticano, donde hace rato que el líder del PRO perdió parte de la consideración del Papa Francisco. El jefe de los católicos tiene devoción por Daniel Scioli. Francisco es visitado mensualmente por un reconocidísimo médico oncólogo de estrecha vinculación con el gobernador bonaerense. Es solo uno de los nexos entre ambos.

Macrí habría desechado la eventural candidatura de Gabriela Michetti en muy recientes reuniones privadas.

Dirigentes del PRO explican que así como Macri no es de sus preferidos, el Papa tampoco le tiene demasiado estima a Peña, confeso católico. Aquel apoyo explícito de la cúpula macrista al matrimonio igualitario y algunos desmanes en la Catedral metropolitana que no cayeron bien en la Iglesia son, entre otras, algunas de las razones del encono de Francisco con la dupla Macri–Peña. Michetti, en cambio, sanó su relación con el Vaticano luego de algún chisporroteo, también por el matrimonio gay, con el entonces arzobispo Jorge Bergoglio, que entendió que la senadora no había hecho todo lo posible en aquel momento por detener la marea igualitaria.

Si el líder del PRO quisiera congraciarse con Francisco, como pareciera que estaría a punto de hacerlo Cristina Kirchner de cara al cierre de listas del sábado 20, debería optar por Michetti, que cada semana se confiesa frente al padre Carlos Accaputo, presidente de la Pastoral Social porteña y principal operador político del Papa en nuestro país. El presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, y otro de los que todavía asoma en la lista de candidatos a acompañar a Macri, también tiene buena sintonía con Accaputo.

El dilema por el binomio presidencial que se deberá dirimir sí o sí la semana que viene complementa el otro de los grandes interrogantes que todavía acucia al jefe de Gobierno porteño, y que los dirigentes macristas lo rotularon bajo el lema "rendición incondicional".

Massa anuncio candidatura 1583 4

Es lo que aún pretenden del líder del Frente Renovador: que desista de su candidatura presidencial. En la semana, y a regañadientes, Massa ratificó su ambición nacional. Tiene razón en enojarse el ex intendente de Tigre. Si ya había revalidado su condición de presidenciable en el prime time televisivo del pasado miércoles, ¿por qué iría a bajarse ahora? En todo caso, el diputado debería ensañarse con el "círculo rojo", ese grupo elitista de empresarios, dirigentes y formadores de opinión que lo presionaron para unificarlo con Macri y que, caída esa alianza, ahora lo azuzan para que tire la toalla.

La "rendición incondicional" que busca el PRO es la reinvención del "massismo sin Massa": vaciar al ex intendente y cooptar a varios de sus intendentes para que ayuden en la ardua tarea de apuntalar a candidatura de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. La posibilidad de una fórmula con Joaquín de la Torre, intendente de San Miguel, sonó con fuerza durante la semana. Parece difícil. De la Torre solo abandonaría a Massa si éste se baja. Atribulado por el financiamiento y el ostracismo político, el diputado jura sin embargo dar la pelea.

Lo que si Macri ya tiene casi asegurado es que su vicejefa de Gobierno y precandidata a gobernadora también va a acompañar la boleta del senador Ernesto Sanz en territorio bonaerense.

Preocupa a los candidatos bonaerenses del PRO la fiscalización y financiación de la campaña, valuada en cientos de millones de pesos.

Al líder del PRO no le inquietan demasiado los votos de Massa en la provincia de Buenos Aires porque hay un sector nada despreciable del macrismo que asegura que Macri se conforma en el mayor distrito electoral del país con un decoroso segundo lugar. Cree que eso, más un triunfo hoy en Santa Fe –cuyo escenario aún es incierto- y una victoria de Rodríguez Larreta el 5 de julio le dan el impulso necesario para encarar agosto con otra vitalidad. La ambición de sortear el ballotage porteño está vinculada a eso, pero también a la necesidad de evitar tener que solventar otra elección más.

Es que los que en cambio sí están inquietos son los candidatos municipales del PRO en la provincia de Buenos Aires, preocupados por la fiscalización, que deberá correr por cuenta del sindicalismo, y especialmente por la financiación de la campaña, valuada en conjunto en cientos de millones de pesos. El cálculo aproximado de un candidato a intendente de la tercera sección electoral es que el costo por fiscal en agosto podría ascender a mil pesos, de acuerdo a la cotización que trasciende desde el Frente para la Victoria, que suele fijar el valor de mercado. Multiplicado por tres elecciones, en caso de llegar a una segunda vuelta, el número es apabullante.

En eso sí es, seguro, en lo que la pureza pregonada por Jaime Durán Barba no alcanza.