"Lo que marcó el fin de este gobierno es la muerte del fiscal Alberto Nisman"

"Va a atravesar el modo en que recordemos el capítulo final de la gestión Kirchner", dijo a Infobae la periodista Débora Plager en una entrevista en la que habló del clientelismo político, de los reacomodamientos electorales y de "la inseguridad", lo que más la preocupa de la realidad actual

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-¿Extrañás el noticiero?

Sí y no. El formato de noticiero me encanta, ahí me formé y lo reivindico. Pero en este último tiempo la agenda de los noticieros cambió y están muy ceñidos a noticias de la coyuntura inmediata: el choque de la esquina, un caso de inseguridad de la vuelta, el tiempo, o alguna noticia más superficial. Eso nos había quitado un poco a los periodistas la posibilidad de comunicar otras cosas.

-¿En Intratables encontraste un lugar donde profundizar y analizar otras cuestiones?

Sí. Intratables es un programa muy particular, tiene una impronta a veces un poco loca. Pero sí, encontré un lugar de expresión interesante, donde no todos los días son iguales. Lo interesante hoy es que los periodistas podamos expresar por un lado la información que manejamos y por el otro la opinión que tenemos, diferenciándola siempre. Me parece que esa es la manera de comunicar de manera honesta. Hoy hay tan pocos espacios para poder realmente hacerlo, que en donde se pueda yo lo agradezco.

-¿Cómo ves este cierre de ciclo?

Espero que sea una transición un poco menos turbulenta de lo que estamos viendo en estos días. Lo que marcó el fin de este gobierno de Cristina Kirchner ha sido la muerte del fiscal Alberto Nisman. Sin duda, la muerte de un fiscal federal va a atravesar la historia o el modo en que recordemos este último capítulo respecto del gobierno de los Kirchner. Lamentablemente, la investigación está totalmente trabada, muy sucia. Es difícil saber la verdad. Me parece que va a ser otro de los casos que van a quedar impunes. Con la desprolijidad con la que se hicieron las pericias va a ser muy difícil tener evidencia de lo que realmente ha sucedido. Yo sin embargo creo que la muerte del fiscal es una muerte política, sea un homicidio o un suicidio, porque su muerte está atravesada por la denuncia que él iba a presentar, por las horas que faltaban para que se presente al parlamento. Eso es grave.

-¿Qué opinión te merecen los comentarios de Aníbal Fernández respecto del fiscal Nisman?

Con los muertos no se debe...Sobre todo con un muerto que tiene solamente dos meses, cuya muerte todavía es una incógnita y no se sabe si ha sido un crimen o no. La propia ex mujer habló de un magnicidio. Y fuese cual fuese el resultado de la investigación es un crimen político. A mí me genera más sospechas que se hable tanto del fiscal muerto, respecto de que si tenía novias, si gastaba en alcohol, en viajes, si tenía una cuenta secreta, si tenía negocios paralelos, qué hacía con el dinero. Está perfecto, si quieren hablen de eso, investíguenlo, pero no perdamos de vista lo otro. Debe ser porque a lo mejor debe haber algo más importante de lo que no queremos hablar. Se ha "copollizado" la muerte del fiscal Nisman.

-Pensando en el oficialismo, ¿quién es el mejor sucesor de este modelo?

En las últimas horas hubo muchos jóvenes de La Cámpora que propiciaban una candidatura de Kicillof, de Wado de Pedro, de Ottavis. Esa es la aspiración, el trasvasamiento generacional, del cual siempre habla Cristina Kirchner respecto de los jóvenes de La Cámpora y de la militancia. Lo ideal sería ese escenario. Hoy es imposible, no hay medición que le dé a esa opción un resultado probable. De los dos candidatos más fuertes, entre Scioli y Randazzo, para la Presidenta es más cómodo que el sucesor sea Randazzo. Lo que también muchas veces se especula es cuánta vocación tiene la Presidenta por tener un sucesor. Muchos hablan del modelo chileno, el caso de Michelle Bachelet, que esperó al mandato de Sebastián Piñera desde la oposición y pudo volver al poder en una elección posterior. Por eso muchos auguraban que el candidato de Cristina era Macri. Lo que sí es evidente es que el Gobierno va a polarizar y está polarizando con Mauricio Macri. Es lo que mejor le calza, esta disputa antagónica entre un proyecto que ellos llaman progresista y la centroderecha que representa al macrismo, ahora unido con un sector del radicalismo.

-¿Imaginás a Cristina fantaseando con volver en el 2019?

La verdad no lo sé. Estaría atenta a lo que pase en este último tramo de la carrera preelectoral respecto de la posibilidad de que la propia Presidenta piense en una candidatura para ella. En el Congreso, o lo que se dijo del Parlasur; ella misma lo dijo, en la apertura de sesiones ordinarias.

-¿Creés que alguien del Gobierno puede ir preso?

Me gustaría que la Justicia pudiera actuar con independencia y que no hubiese, dentro de la dirigencia política, una actitud corporativa; eso se ha visto mucho. Los únicos que fueron presos, o cuyas causas políticas han avanzado en la historia política reciente, han sido aquellos que no tenían una estructura partidaria detrás: Alderete, María Julia Alsogaray; pienso por ejemplo en el caso de Boudou, que podría inscribirse, o de Ricardo Jaime, dentro de ese mismo análisis. Para el resto, en general, actúa una suerte de defensa corporativa que lamentablemente va en contra del avance de la Justicia.

-¿Todo se olvida en la Argentina?

No debería ser así, pero vos fíjate que muchos funcionarios del actual gobierno, que critican tanto los noventa o el gobierno de la Alianza, también han sido parte. Hasta que no haya un verdadero recambio generacional, nadie podrá decir que vino a la vida política argentina para transformar el país y que no tiene un pasado.

-¿Cómo ves esta alianza entre Macri, Lilita y el radicalismo?

Para Mauricio Macri ha sido importante, le da una estructura territorial. Sobre todo en algunas provincias en donde necesita del radicalismo el Pro para poder imponer sus candidatos. Le da además un lugar de poder, habiéndole arrebatado por ejemplo al Frente Renovador figuras importantes en el armado territorial bonaerense, como Gustavo Posse, o la figura de Reutemann, que también le puede sumar a Mauricio Macri. O el hecho de que Elisa Carrió, que es un personaje difícil pero que está muy asociada con la lucha contra la corrupción, haya elegido a Mauricio Macri. Lo posiciona de una manera interesante para las próximas elecciones.

¿Considerás que pueda durar post elecciones?

No, es difícil, sobre todo porque el radicalismo está bastante fracturado. Hay un sector muy amplio, que lideraba Gerardo Morales junto con Julio Cobos, que no tolera esta suerte de alianza, convergencia, o como se llame, con Mauricio Macri. Me parece que le puede dar más el radicalismo al Pro que lo que el Pro aportar al radicalismo. También hay que decir que el radicalismo no tenía ninguna posibilidad de jugar fuerte.

-Pensando en esta década, ¿por qué el radicalismo no pudo resurgir y llegó esta necesidad de optar entre Macri o Massa? ¿Cómo es que el kirchnerismo no formó un delfín propio con quien se identifique claramente? ¿Qué pasó con las estructuras tradicionales de la política?

Para el kirchnerismo es difícil porque el excesivo personalismo, con el que se construye habitualmente el poder en Argentina, pero particularmente desde el kirchnerismo, ha sido una estructura que estuvo siempre sustentada en las figuras de Néstor y de Cristina Kirchner. Es la primera vez en la historia política de los Kirchner que no pueden tener a ningún Kirchner en la boleta disputando un cargo relevante. Es difícil pensar qué va a pasar con el Frente para la Victoria después de la próxima elección presidencial, cómo van a poder conservar el poder que acumularon durante estos 12 años.

-¿Con la Cámpora qué pensás que puede pasar?

Hoy tienen una estructura que está muy diseminada en las áreas de gobierno. La alternativa que yo veo es que puedan tener un rol parlamentario decisivo que les permita seguir durante una próxima gestión como un actor de poder. Por eso mucho se especula con que la Presidenta está más obsesionada por el armado de listas para que los jóvenes de La Cámpora ocupen esos lugares que por el sucesor respecto de la candidatura presidencial.

-¿Para vos fue una década ganada, perdida o empatada?

Ganada sin duda que no, porque hay muchas asignaturas pendientes. El relato muchas veces nos ha impedido ver una realidad que la Argentina hoy atraviesa y que en los próximos años se va a visibilizar mucho más, respecto a las distorsiones en la economía. Y los beneficios sociales; yo comparto que el Estado debe estar ahí para asistir a los que necesitan, pero disfrazados de clientelismo, son peligrosos. Le quitan a la gente la posibilidad de acceder dignamente a la construcción de su propio futuro y no estar siempre dependiendo de esa ayuda del Estado. Hay algunas cuestiones en las que el Gobierno ha avanzado; todas las cuestiones de género, matrimonio igualitario; cuando empezó el gobierno de Néstor Kirchner y conformó la Corte Suprema de Justicia uno entendía que buscaban una independencia de ese poder que hoy a la luz de lo que ha pasado, sobre todo a la designación de Gils Carbó, se ha visto que nada de eso se plasmó en la realidad. Lo más importante es recuperar la institucionalidad en Argentina.

-Hablabas del clientelismo político, ¿se ha abusado de los planes sociales?

Cuando las estructuras del Estado son tan grandes, uno siempre se pregunta -aunque por supuesto que el voto popular es el que se impone- qué grado de libertad tiene el que vota para elegir a sus representantes, cuando el Estado es el que te provee todo lo que tenés y vos no tuviste la oportunidad en estos años de generar una posibilidad individual de salir adelante. Eso es lo peligroso del clientelismo y el populismo.

-Si tuvieras la oportunidad de hacerle una pregunta a Cristina, ¿qué le preguntarías?

Le preguntaría si va a ser candidata, quién es su candidato, y le pediría algunas precisiones, sobre todo delas causas judiciales que tienen abiertas; las que tiene el juez Claudio Bonadio, la de Hotesur. Me parece que sería muy interesante que dé alguna explicación de esos temas de los cuales no habla.

-¿Cómo creés que la va a recordar la historia?

Hay un aspecto muy complejo que tiene que ver con el plano internacional, con la geopolítica. Eso es lo que la historia se va a ocupar de acomodar, y a mí me parece que es peligroso. Cuando se pueda transparentar cuál ha sido el rol del gobierno de Hugo Chávez respecto a las decisiones que se han tomado en el plano internacional, qué rol jugaba Irán durante la presidencia de Mahmud Ahmadineyad, cuando la Argentina tenía pendiente nada menos que el esclarecimiento del atentado a la AMIA, cuáles son los intereses respecto del plan nuclear de la Argentina. Eso me parece que va a ser determinante para saber cómo la recuerde la historia, porque el mundo entero está mirando eso.

-Hablaste de Hugo Chávez. ¿Nos parecemos a Venezuela?

En algunos aspectos sí, pero no en todos. La Argentina todavía tiene algo de la división de poderes. Todavía hay un sector de la Justicia independiente. En Venezuela eso no existe. La asamblea nacional y todas las dependencias judiciales, hasta las más altas, como si fuera nuestra Suprema Corte de Justicia, están cooptadas por el oficialismo, por el partido de gobierno. La Argentina todavía tiene un sector de la Justicia independiente y un sector de la prensa independiente, algo que Venezuela ya no tiene. Entonces en ese sentido estamos mejor parados para reconstruir un futuro mejor.

-¿Qué es lo que más te preocupa de la realidad actual argentina?

La inseguridad. Los desequilibrios económicos se pueden resolver y uno podrá verlos o no, pero la vida de nuestros hijos está en juego todos los días cada minuto que pasa. Y el narcotráfico, que está muy asociado con la inseguridad. Ahí la Argentina ha perdido un terreno que no sé si podrá recuperar. Nuestros problemas de inseguridad sumados a los del narcotráfico son una bomba explosiva para los que queremos vivir en una sociedad en paz.

-¿Qué opinión te merece cuando, de alguna manera, se justifican cuestiones de inseguridad por problemas de inclusión social?

No hay que estigmatizar el tema de la inseguridad respecto de la condición social. Por supuesto que es un aspecto de la inseguridad trabajar para la inclusión, sin duda. Pero en un país donde además tenés el robo de guante blanco impune desde hace décadas, es muy difícil. ¿Qué valores le vas a enseñar a alguien que además no tiene recursos, que no tiene la suerte de poder tener acceso a la educación, a la salud, como otros ciudadanos de su mismo país? Si ve que los funcionarios del gobierno, los casos de corrupción, el robo de guante blanco, quedan impunes.

-¿Te parece que va a salir la Argentina de esta crisis rápidamente?

Tenemos un país que todavía tiene un tejido social interesante. Sólo falta alguien que pueda permitirnos a los argentinos reconciliarnos. Hemos vivido muchos años de confrontaciones que hay que dejar de lado. Y desde ese lugar me parece que sí, que la Argentina puede perfectamente ser un país que esté inscripto en el mundo de una manera mejor y que todos podamos vivir como queremos. Tener nuestro trabajo, que nuestros hijos puedan estudiar, que no nos maten a la salida de nuestra casa para ir al trabajo todos los días, poder viajar, que funcione el transporte público. Nosotros que estamos en esta rosca todo el tiempo, estamos preocupados por muchos temas. Pero la gente realmente lo que quiere es eso, vivir en paz, tener trabajo, que su salario le alcance, saber que lo que gana hoy más o menos el mes que viene va a poder comprar lo mismo, acceder a los mismos bienes que necesita, te repito, que la inseguridad no te lleve a tus seres queridos, básicamente es eso.

Agradecimiento: ?Romina Sala, Peinado y Maquillaje. TW: @RSimagensocial