El hombre que le prestó la pistola a Nisman rompió el silencio

Diego Lagormasino difundió su versión de los hechos a través de una jueza que es allegada a su familia. Repasó su último encuentro con el fiscal y dicen que se siente culpable por el trágico final

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El fiscal especial del caso AMIA Alberto Nisman fue hallado muerto en su departamento de Puerto Madero. Un empleado de la Fiscalía se presentó a declarar el lunes a primera hora y aseguró que el arma que apareció en la escena del crimen era de su propiedad. Hasta ahora no se le imputa ningún delito: su nombre es Diego Lagomarsino, se desempeña como técnico en informática, y este jueves hizo trascender su relato sobre lo sucedido.


El diario Página12 publicó declaraciones de Lagomarsino. Aclaró que las mismas fueron suministradas por una jueza federal, cuyo nombre se mantiene en reserva. Durante el relato del testigo clave -Lagomarsino es la última persona que habría visto con vida a Nisman-, apareció un nuevo dato: "Diego cuenta que Nisman lo llamó por teléfono y, como declaró ante la fiscal, le pidió prestada el arma". Según la versión del empleado, el fiscal había recibido un llamado el viernes en el que le decían que se cuide, que desconfiara de su custodia personal y se protegiera a sus hijas.


"Diego dice que a veces el fiscal lo citaba a la una de la mañana de un sábado. Que debía estar listo todo el tiempo. Es cierto que iba poco a la fiscalía. Él afirma que la mayor parte del trabajo lo hacía de forma remota: le mandaban los archivos y él los desbloqueaba o copiaba o hacía los backups. Diego dice que nunca conoció el contenido de esos archivos", aseguró la magistrada.


Lagomarsino fue descripto como un "pibe joven, casado y con hijas chicas". Las personas que requieren sus servicios lo denominan "cerebrito" por su habilidad para arreglar computadoras.


El técnico dice que conoció a Nisman a través de un juez de San Isidro a quien le había reparado la computadora. Un día fue citado para trabajar con los equipos informáticos de Nisman y así fueron ganando confianza hasta que un día el fiscal le ofreció trabajo en la UFI AMIA.



El arma en la escena del crimen

"Diego cuenta que Nisman lo llamó por teléfono y, como declaró ante la fiscal, le pidió prestada el arma. Hoy en día, Diego llora todo el día. Está destruido y se siente culpable. Básicamente porque no pensó en ese momento. Se pregunta cómo no se dio cuenta de que Nisman debía tener facilidad para conseguir un arma y no evaluó por qué se la pedía a él. Hoy en día, cree que Nisman tenía tomada la decisión el sábado a la noche cuando Diego le llevó la pistola", indicó.


Consultada sobre si Lagomarsino tiene miedo, dijo: "Diría, más que todo, angustia. Se pasa el día llorando. Cuando se enteró a la mañana temprano del lunes, pidió consejo a otro juez, porque no me encontró a mí. Ese juez le aconsejó presentarse de inmediato. Fue solo a declarar el lunes a las 9 de la mañana. Estaban la fiscal Fein y el juez Manuel de Campos. Diego lloró durante toda la declaración".


"Diego siempre dijo que tenía una relación de confianza con Nisman, pero que siempre el fiscal le hacía sentir que él era el jefe", agregó la magistrada.


Respecto al último encuentro, el sábado por la noche, "Diego contó que no fue muy largo. Como era habitual, lo hizo entrar por la puerta de servicio. Nisman estaba solo en el departamento y lo invitó a tomar un café. Le llamó la atención que se lo tuvo que preparar él mismo. Estuvieron sentados en la mesa y Diego dice que lo vio tranquilo. Al ratito se fue, pero esta vez por la puerta principal, algo que no era usual. También recuerda que la despedida fue sin darse la mano porque justo se abrió el ascensor, donde había unas mujeres, y no le dio tiempo".