Pese a la polémica, Chile seguirá adelante con proyecto de despenalización parcial del aborto

El gobierno de Michelle Bachelet enviará al Congreso la legislación, luego de la polémica desatada en los últimos días y que costó su puesto a la ministra de salud Helia Molina

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 Presidencia de Chile 163
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"Lo que está puesto en el programa de gobierno es que vamos a legislar en torno a aquello y esperamos cumplir con aquel compromiso con el envío antes del 31 de enero. Estamos trabajando para aquello" señaló este domingo la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Claudia Pascual en entrevista con La Tercera.

El tema del abortó saltó a la palestra esta semana cuando la hasta entonces ministra de Salud, Helia Molina declaró que "en todas las clínicas cuicas (adineradas) de este país muchas de las familias más conservadoras han hecho abortar a sus hijas".

El Gobierno no respaldó los dichos de la ministra, la que renunció a las pocas horas a su cargo generando una inesperada crisis de gabinete.

Pese a ello Pascual reiteró que la despenalización del aborto en caso de violación, peligro de vida de la madre o inviabilidad del feto es parte del programa de gobierno y seguirá adelante.

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Chile es uno de los seis países donde está penalizado el aborto terapéutico, pero durante la campaña electoral que la llevó por segunda vez a la presidencia, Michelle Bachelet anunció la reforma de la ley, convencida de los ciudadanos tienen la madurez suficiente para afrontar un debate sobre el tema.

Pascual reconoció que la despenalización del aborto en los casos planteados va a ser un tema complejo.

"Son debates que tienen mucha integralidad que tomar en cuenta, pero lo que nosotros como gobierno tenemos como convicción que es necesario legislar y abrir este debate. No queremos imponer posiciones, pero lo que tampoco puede seguir sucediendo es que en Chile no existan mayores opciones", dijo.

El rechazo a la despenalización voluntaria del embarazo procede principalmente del partido ultraderechista Unión Demócrata Independiente (UDI) y de la iglesia, en un país donde el 72 % de la población se declara católica, pero sólo un 14 % se reconoce como observante.