Desmienten el incidente con el hijo de Beder, pero la policía de La Rioja avanza con su reclamo

Las versiones de la prensa local que el Gobierno provincial tardó 30 horas en desmentir forzaron al Ejecutivo provincial a aceptar una mesa de diálogo que desde mayo le negaban a los uniformados

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Luciano Beder Herrera, luego de un paseo en el helicóptero sanitario de la provincia que gobierna su padre.  162
Luciano Beder Herrera, luego de un paseo en el helicóptero sanitario de la provincia que gobierna su padre. 162
Luciano Beder Herrera, durante un paseo junto a sus amigos en el helicóptero sanitario de la provincia que gobierna su padre.  162
Luciano Beder Herrera, durante un paseo junto a sus amigos en el helicóptero sanitario de la provincia que gobierna su padre. 162
Luciano Beder Herrera, durante un paseo junto a sus amigos en el helicóptero sanitario de la provincia que gobierna su padre.  162
Luciano Beder Herrera, durante un paseo junto a sus amigos en el helicóptero sanitario de la provincia que gobierna su padre. 162

Fue una mañana de desmentidas en La Rioja. Primero, el gobernador Luis Beder Herrera dijo por enésima vez que no busca la re-reelección, algo que sus compañeros insinúan pese a que la Constitución lo prohíbe. Luego su entorno negó una versión de la prensa local, de que su hijo habría baleado a un policía que trabaja de custodia en su residencia. Por último, rechazaron la posibilidad de un acuartelamiento policial, que sin embargo estuvo a punto de materializarse. Los uniformados llegaron a movilizarse y forzar una mesa de diálogo que el Ejecutivo no estaba dispuesto a aceptar.

Lo que puso a La Rioja en la agenda nacional fue una noticia de Inforiojapolítica y que el hermetismo del Gobierno provincial y del Poder Judicial ayudó a alimentar. Pasaron 30 horas desde que el artículo salió publicado hasta que el Ejecutivo aceptó brindar una "conferencia de prensa" a la que sólo permitió el ingreso de dos medios.

Allí el ministro de Gobierno, Claudio Saúl, desestimó la versión. Lo siguió el jefe de la fuerza policial, el comisario Luis Páez. Y por último, la supuesta víctima habló con la radio de El Independiente, la cooperativa dueña del diario más grande de la provincia, pero que ignoró el tema hasta que salió en los medios nacionales.

"En ningún momento tuve problemas con el hijo del gobernador. No es como dicen los medios que hubo disparos", señaló el cabo primero Carlos Oyola. Lo único que reconoció que es que efectivamente se perdió un perro que era de Luciano Beder Herrera, el hijo del gobernador, pero aclaró que finalmente lo encontraron.

El jueves por la tarde, mientras el rumor circulaba por las cuentas de Whatsapp de los riojanos y el Gobierno no lo reconocía ni desmentía, un grupo de policías se hizo presente en el estudio del ex diputado provincial Guillermo Galván, quien los asesora desde hace años.

Aquí cabe hacer un paréntesis. En diciembre pasado, en medio de la rebelión policial que terminó con saqueos en varios puntos del país, el Gobierno riojano pactó con la policía dos cosas: un acuerdo salarial y una mesa de diálogo a partir de mayo para discutir un petitorio de 25 reclamos de los uniformados, como descuentos indebidos, pago de adicionales, cobertura de riesgo y blanqueo de ítems, ya que cobran el 60% de su salario en negro. El incremento se sintió en sus bolsillos, pero el Ejecutivo provincial no cumplió la segunda pata del acuerdo.

"Al incumplimiento y el malestar social se sumó un hecho que nadie pudo corroborar, pero que de ser cierto, es gravísimo. Entonces la policía toma espíritu de cuerpo, se autoconvoca y decide hacer una marcha", explicó Galván a Infobae.

Aunque el jefe de la policía provincial rechazó la posibilidad de que sus hombres se acuartelaran, Galván lo desmintió y aseguró que era una opción latente. "Había espíritu para hacerlo, pero yo les recomendé que esperen", aclaró.

Sin embargo, la policía se movilizó y se concentró en cinco puntos de la capital provincial. Y logró su cometido: después de un desplante de varios meses, el Gobierno se vio obligado a convocarlos a una reunión para la semana que viene. El silencio a Beder Herrera le costó caro.