Vacunar a toda la familia también protege a la comunidad

Los especialistas advierten que al inmunizarnos no sólo protegemos nuestra salud, sino también la de nuestros parientes, amigos y conciudadanos. Las vacunas para niños, niñas y adolescentes

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Dice la Declaración Universal de Derechos Humanos que "la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad, y que tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado". A ella se destinan políticas que previenen enfermedades y garantizan la atención y los tratamientos médicos cuando estas ocurren. Pero el núcleo familiar tiene también un papel activo como pilar del aprendizaje y de la adopción de conductas que repercuten tanto en el bienestar individual como social, y que promueven la salud y la vida de las personas y de sus comunidades.

Es necesario hacer hincapié en esta relación recíproca entre la familia y la sociedad, con derechos y responsabilidades mutuos, cada vez que recordamos la vacunación. A lo largo de la historia, el descubrimiento de las vacunas, su desarrollo y su incorporación a las políticas públicas demostraron que son la forma más segura y efectiva de prevenir las enfermedades infecciosas. Y las coberturas altas y sostenidas permitieron lograr, por ejemplo, la erradicación de la viruela, la eliminación de la polio en las Américas, el Pacífico occidental, Europa y el sudeste de Asia, y el cese de la transmisión del virus del sarampión autóctono y de rubéola en las Américas.

La explicación es sencilla: las personas inmunizadas son una barrera para el ingreso y la circulación de una infección en una comunidad. Por eso, como miembros de una familia y de una sociedad, debemos tener siempre presente que al vacunarnos no sólo protegemos nuestra salud, sino también la de nuestros parientes, amigos, compañeros y conciudadanos.

La transmisión de enfermedades en el núcleo familiar

Las escuelas y los jardines maternales son ámbitos propicios para la diseminación de infecciones. Y un niño que lleva gérmenes al hogar puede infectar a dos de cada tres miembros de su familia. Los chicos transmiten microorganismos de manera activa e, incluso, asintomática, y el contagio se produce por diferentes vías.

Pero también los adolescentes y adultos pueden ser portadores de agentes infecciosos que afectan a los niños con graves consecuencias. Es por esto que, de manera periódica, las autoridades sanitarias, en diálogo permanente con las sociedades científicas, revisan y actualizan el Calendario Nacional de Vacunación (CNV) , para brindar a cada miembro de la familia –y, así, de la comunidad– la mejor protección contra las infecciones.

Es importante recordar siempre que todas las vacunas del CNV son efectivas, seguras, gratuitas y obligatorias. Debe recibirlas la totalidad de los grupos etarios contemplados, a menos que por alguna condición de salud particular existan contraindicaciones o precauciones especiales.

Las vacunas para niños, niñas y adolescentes

En la actualidad, el CNV incluye nueve vacunas que se aplican desde el nacimiento hasta los dos primeros años del niño. Entre ellas, la vacuna BCG protege contra las formas severas de la tuberculosis; la antineumocócica conjugada, contra la neumonía, la meningitis y la enfermedad invasiva causadas por el neumococo; la Sabin, contra la poliomielitis, y la triple viral, contra el sarampión, la rubéola y las paperas. También están incorporadas las que previenen las hepatitis A y B, las infecciones causadas por la bacteria Haemophilus influenzae b, la gripe y la difteria, el tétanos y la tos convulsa. Además, para los niños de 18 meses que residen en zonas de riesgo, el CNV contempla la vacunación contra la fiebre amarilla.

La edad a la que se aplica cada una de estas vacunas y los correspondientes esquemas (cantidad de dosis y refuerzos) son variables. Por ejemplo, la dosis inicial de la vacuna contra la hepatitis B se aplica durante las primeras 12 horas de vida, y el esquema se completa durante los meses siguientes. Pero en el caso de la vacuna contra la hepatitis A, los niños reciben una única dosis a los 12 meses.

Otras inmunizaciones requieren refuerzos cuando los chicos ingresan a la escuela primaria o a los 11 años. A esta edad, las adolescentes también deben recibir la vacuna contra el virus HPV, que es obligatoria y gratuita desde 2011 para prevenir el cáncer de cuello uterino y otras enfermedades causadas por este agente.

Por el momento, las vacunas contra el rotavirus (principal causa de diarrea infantil grave), el virus de la varicela zóster y el meningococo son opcionales y están disponibles en el ámbito privado para niños o adolescentes, según corresponda o haya sido indicado por el pediatra. Pero a partir de 2015, con la anunciada incorporación de estas inmunizaciones al CNV, la Argentina pasará a tener uno de los calendarios más completos del mundo. Con el fin de prevenir desde la niñez, es clave educar a los chicos para que mantengan la vacunación durante toda la vida.

Los adultos también necesitan inmunizarse

Es una alegría ver que miles de niños reciben sus inmunizaciones cada año, pero todavía es un desafío lograr que más adultos conozcan la importancia y las ventajas de vacunarse. Debido a la baja la cobertura de este grupo etario, las enfermedades inmunoprevenibles son aún frecuentes en nuestro país y originan consultas médicas, internaciones y muertes prematuras y evitables.

En primer lugar, los adultos deben saber que las defensas adquiridas con algunas vacunas de la infancia pueden comenzar a perderse con el tiempo. Por eso, es necesario volver a aplicarlas luego de ciertos períodos. En segundo lugar, es clave que quienes llegaron a la tercera edad tengan presente que constituyen un grupo de riesgo porque tienen más enfermedades crónicas que pueden agravarse y reducen sus defensas. Al mismo tiempo, el envejecimiento disminuye las funciones del sistema inmunológico.

Por estos y otros motivos, algunas vacunas son obligatorias para toda la población adulta –como las que previenen la hepatitis B o la difteria y el tétanos–, mientas que otras, como la antigripal o la antineumocócica, solo son imprescindibles para quienes constituyen grupos de riesgo (aunque también pueden vacunarse quienes deseen prevenirse de la gripe y de las infecciones que causa el neumococo, entre ellas, la neumonía). Asimismo, existen inmunizaciones que están recomendadas para algunas personas. Es el caso de la que próximamente estará disponible en la Argentina para proteger a los mayores de 50 contra la culebrilla o herpes zóster.

Las embarazadas constituyen otro grupo particular y deben recibir de manera obligatoria la antigripal y, luego de la semana 20 de gestación, la triple bacteriana acelular contra tétanos, difteria y tos convulsa. Esta última enfermedad puede ser mortal en los menores de seis meses, que no completaron su vacunación. Por eso, la inmunización de las futuras madres y las defensas conferidas a través de la placenta son el único modo de protegerlos. Las mujeres que no se vacunaron durante el embarazo deben hacerlo durante el puerperio. También se recomienda que se inmunicen los cuidadores y todos los que conviven con lactantes.

Además, aquellas personas de entre 18 y 59 años que no tuvieron sarampión, rubéola ni paperas, o que no se vacunaron contra estas infecciones deben recibir la triple viral. Esta vacuna es esencial para mujeres en edad fértil, ya que evita la rubéola durante futuros embarazos, y su transmisión al feto y al recién nacido, que puede ocasionar graves consecuencias. También es clave para quienes viajen a destinos donde hay mayor riesgo de adquirir sarampión, como Europa.

Como destaca la OMS, "aumentar la comprensión pública de las ventajas de la vacunación es uno de los objetivos principales del Plan de Acción Mundial sobre Vacunas adoptado por la Asamblea Mundial de la Salud en 2012". Se trata de un desafío que compromete por igual al sistema sanitario, a los profesionales de la salud y a las personas en general.

Para contribuir a alcanzar esta meta, del 18 al 20 de septiembre de 2014 realizamos en Miami el Simposio Panamericano sobre Vacunas para Adultos y Atención Primaria de la Salud para Farmacéuticos, organizado por FIDEC y la Universidad de Miami. Invitamos también a enfermeros y demás profesionales interesados en la inmunización en las farmacias, entre otros temas. Además de capacitación, el evento ofrece una oportunidad de encuentro, diálogo e intercambio de conocimientos entre distintas regiones. Nos guía una fuerte convicción: las sociedades cuyos miembros conocen y ejercen su derecho (y su deber) respecto de las vacunas son más saludables, pueden evitar enfermedades o sus complicaciones, y mejoran su calidad de vida.

Por el Dr. Daniel Stamboulian

* Médico infectólogo. Presidente de FUNCEI/Fundación Stamboulian y de Fighting Infectious Diseases in Emerging Countries (FIDEC). Director médico de Stamboulian Servicios de Salud. Expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y de la Asociación Panamericana de Infectología (API)