En 38 años hubo más de 2.000 muertos por aviones derribados

Desde el estallido de un Douglas DC-8 de Cubana de Aviación en 1976, son 14 las aeronaves atacadas en pleno vuelo por bombas o misiles

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Reuters
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El pasado jueves 17 de julio un potente misil -presuntamente un BUK soviético- derribó al vuelo MH17 de Malaysia Airlines cuando sobrevolaba el este de Ucrania, a 40 kilómetros de la frontera con Rusia. Los 298 ocupantes murieron.

La principal hipótesis que barajan las autoridades ucranianas y la comunidad internacional es que fueron víctimas de un acto terrorista, perpetrado por los separatistas prorrusos que desafían la legitimidad de Kiev.

Con estas nuevas víctimas, llegó a 2.093 la cifra de pasajeros y tripulantes muertos por algún ataque interno o externo que hizo explotar una aeronave en el aire en las últimas cuatro décadas.

El primer antecedente de la serie se produjo en 1976, cuando terroristas detonaron dos explosivos en un avión Douglas DC-8 de Cubana de Aviación. Sus 73 ocupantes murieron.

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En su mayoría eran deportistas cubanos, cuyos sus restos se perdieron en las profundidades del mar Caribe. En 1987 dos venezolanos fueron condenados a 20 años de prisión por el atentado, con el que buscaban darle un golpe al régimen de Fidel Castro, según informa ABC.

El siguiente golpe se produjo en 1983, cuando un Boeing de Korean Air fue derribado por jets soviéticos sobre la isla Moneron, en Japón. Murieron los 269 pasajeros, entre ellos, el diputado estadounidense Larry McDonald.

La Unión Soviética se defendió diciendo que no sabía que se trataba de un avión comercial, y que el piloto había violado deliberadamente el espacio aéreo para realizar tareas de espionaje. Jamás pudo probar sus acusaciones.

El siguiente ataque tuvo el saldo más luctuoso. Un vuelo de Air India que en 1985 sobrevolaba la costa de Irlanda, procedente de Canadá, explotó en mil pedazos luego de que una bomba estallara en su interior. Perdieron la vida los 329 ocupantes.

 AFP 163
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El atentado quedó impune, porque los dos hombres de origen sij que fueron imputados terminaron siendo absueltos en 2005, y el supuesto autor intelectual, Tarwinder Singh Parma, murió en un enfrentamiento con la policía india en 1992.

En 1987 un Boeing 707 de Korean Airlines procedente de Bagdad, y con destino a Seúl, estalló en el aire y cayó al mar de Andanam, en la costa de Birmania (hoy Myanmar). Murieron las 115 personas que viajaban en él.

La principal hipótesis es que dos agentes de inteligencia norcoreanos plantaron una bomba con cuenta regresiva y luego descendieron de la aeronave en la escala que estaba programada en Abu Dhabi. Fueron detenidos inmediatamente cuando los descubrieron usando pasaportes japoneses falsos.

Ambos intentaron suicidarse tragándose cápsulas de cianuro, pero uno de ellos, Kim Hyon Hui, sobrevivió y reconoció que fue un atentado planeado por Pyongyang. Primero fue condenado a muerte, pero luego lo perdonó el presidente surcoreano.

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Al año siguiente, un avión de la compañía estadounidense Pan Am, que cubría la ruta Londres-Nueva York, explotó sobre la localidad escocesa de Lockerbie. Además de los 259 ocupantes, murieron 11 pobladores de la zona.

El atentado fue perpetrado por el gobierno de Libia, entonces a cargo de Muammar Kadhafi, que años después se hizo cargo e indemnizó a las familias de las víctimas por 10 millones de dólares. El autor material fue Abdel Baset al Megrahi, un libio que trabajaba para Pan Am en Malta, donde introdujo la bomba en una maleta.

El 3 de julio de 1988, el vuelo 655 de Iran Air fue abatido por un misil tierra-aire que partió de un crucero de guerra norteamericano, el USS Vincennes. Los 16 miembros de la tripulación y los 274 pasajeros murieron. El gobierno norteamericano explicó que la aeronave se había identificado de manera errónea como un caza F-14 Tomcat.

En 1989, los 170 pasajeros del avión de la compañía francesa UTA murieron luego de que estallara cuando sobrevolaba el desierto del Teneré, en Níger. El mismo año, 110 personas fallecieron en el recordado vuelo de Avianca que explotó cinco minutos después de despegar de Bogotá, Colombia. La bomba la había mandado a poner Pablo Escobar, el narcotraficante más temible y poderoso de la historia colombiana, que buscaba desestabilizar al estado para que dejara de perseguirlo.

En 1994 se produjeron tres ataques que sumaron 32 víctimas. El más importante ocurrió en abril, contra los presidentes de Ruanda y Burundi, que murieron junto a los otros ocho ocupantes del avión en el que viajaban.

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La aeronave fue derribada por un cohete tierra-aire cuando regresaban de un viaje oficial por Tanzania. Fue el puntapié inicial para el genocidio de Ruanda, en el que 800.000 personas fueron masacradas en cinco meses.

El siguiente tuvo lugar en el nuevo siglo, en octubre de 2000, cuando un Antonov 26 ucraniano explotó en Saurimo, Angola. Fallecieron los 48 ocupantes.

La autoría del atentado, que se perpetró con artillería pesada desde tierra, se la adjudicó la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola, que lo hizo en represalia porque el avión estaba cargado de diamantes "robados".

En 2004,

sendas bombas puestas en dos Túpolev rusos los hicieron estallar con dos minutos de diferencia,

poco después de su despegue del aeropuerto moscovita de Domodédovo. Entre los dos,

murieron 89 personas

. Las autoras fueron dos

suicidas chechenas

.