Todavía no se sabe quién será el responsable de dar el puntapié inicial al Brazuca, el balón oficial del Mundial, el día del partido inaugural entre Brasil y Croacia, el 12 de junio en San Pablo, pero sí que será... un parapléjico.
Durante unos minutos, podrá abandonar su silla de ruedas para andar en medio del estadio Arena Corinthians gracias a un exoesqueleto creado por un equipo de 156 científicos de todo el mundo, dirigido por el doctor brasileño Miguel Nicolelis.
"Es la primera vez que un exoesqueleto es controlado por la actividad cerebral y ofrece un feedback a los pacientes", afirma al teléfono el neurocientífico a la AFP, con esa mezcla de cansancio y excitación que produce la recta final de un trabajo de 30 años, innumerables pruebas clínicas y más de 200 publicaciones científicas previas.
El doctor brasileño, profesor en la universidad estadounidense de Duke, en Carolina del Norte, comenzó su camino para devolver la movilidad a pacientes con la médula totalmente dañada en 1984, cuando realizó su tesis doctoral sobre las conexiones neuronales que inciden en el control de los movimientos.
En aquel momento no podía imaginar que sus investigaciones serían presentadas un día en un campo de fútbol y menos en la inauguración de un Mundial en su propio país.
"Hacer una demostración en un estadio es algo que está muy fuera de la rutina para la robótica. Nunca antes ocurrió", ahonda desde su laboratorio.
El exoesqueleto que portará el paciente elegido para la demostración funciona obedeciendo las órdenes motoras de su propio cerebro.
Esas instrucciones son las responsables de que sus piernas inertes por una lesión total de la médula espinal puedan volver a andar. Luego, una serie de circuitos electrónicos situados en los "pies" de la estructura permitirán que el paciente reciba un retorno sensitivo a través de una "piel artificial" instalada en su brazo.
Así, la persona parapléjica logra no sólo andar, sino sentir que anda.
"La idea viene de 2002, cuando empezamos a construir artefactos robóticos con el objetivo de armar un exoesqueleto. A comienzos de 2009, después de que supe que Brasil iba a organizar la Copa del Mundo, me pidieron ideas para mostrar un Brasil diferente del que se conoce fuera de aquí. Entonces sugerí la posibilidad de hacer una demostración científica para enseñar que Brasil está invirtiendo (en la ciencia) y tiene potencial humano para hacer cosas más allá del fútbol".
Hazaña
Desde que desembarcó a finales de marzo en San Pablo para ultimar los detalles de la presentación, Nicolelis reconoce que ni él ni el grupo de casi 40 personas que están trabajando en la etapa final del proyecto han casi salido del laboratorio.
Lo que es seguro es que ninguno de ellos olvidará el 29 de abril, cuando el primer paciente seleccionado para el estudio consiguió dar los primeros pasos con el BRA-Santos Dumont, el nombre con el que ha sido bautizado el exoesqueleto.
En los días siguientes, también lo lograron los otros siete pacientes que participan en el proyecto Andar de Nuevo, todos parapléjicos, pertenecientes a la asociación local de discapacitados AACD y de entre 20 y 40 años de edad.
La identidad del elegido para la multitudinaria demostración del 12 de junio es un secreto cuidadosamente guardado por el equipo.
"Éste es un gesto simbólico que va a permitir que 30 años de trabajo tengan un minuto para ser mostrados al mundo de manera optimista, con esperanza para las personas. Vamos a realizar una hazaña: llevar la ciencia a un campo de fútbol", puntualiza.
Controvertido
No han sido pocas las voces en la comunidad científica que han criticado las formas de Nicolelis, que ha cambiado las publicaciones especializadas por los grandes medios de comunicación (sus avances pueden seguirse día a día en Facebook) y el anonimato del laboratorio por la exposición de un campo de fútbol.
Hay quien discute el legado de sus investigaciones y que no haya publicado todavía sus resultados en la literatura científica. Otros cuestionan la justicia en el reparto de fondos por parte del gobierno brasileño.
"La inversión es la misma con o sin Copa del Mundo. Hemos recibido 14 millones de dólares del gobierno brasileño para los últimos dos años. Eso es aproximadamente cuatro o cinco veces menos de lo que invierte el gobierno estadounidense en un brazo mecánico", explica Nicolelis.
Y se defiende: "No veo nada erróneo en hacer una demostración para el mundo entero de una tecnología que tiene una finalidad humanitaria y pagada por la sociedad civil".
Más de 65.000 personas en el Arena Corinthians y alrededor de 1.000 millones desde sus casas seguirán muy de cerca los pasos del