El economista Luis Secco estimó que la mitad de la población argentina vive del Estado

El columnista de InfobaeTV afirmó que tomando en cuenta a jubilados y pensionados, los planes sociales y los empleados del sector público, son 20 millones de personas. Incluye los grupos familiares

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El economista resaltó el movimiento exponencial de esa dependencia directa de los recursos que provee la administración pública, habida cuenta de que pasó de 4,4 millones en 1995, a 8,1 millones en 2007 y desde entonces se amplió en más de seis millones de personas, "básicamente por el aumento de los planes sociales y de las jubilaciones a no aportantes al Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones".

"Reducir esa cantidad es imposible, aunque tal vez se pueda reducir la incidencia en forma gradual en el gasto total, pero exigiría afrontar un costo que hay que ver si el Gobierno está dispuesto a asumir", dijo Secco en su espacio en InfobaeTV con Pablo Wende.

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Al respecto, recordó el economista que a comienzos de año el Poder Ejecutivo Nacional dispuso crear un subsidio para integrar a la vida productiva a 1,5 millones de jóvenes de 18 a 24 años que no estudia, no trabaja ni busca empleo, más el reciente anuncio del ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sobre que pasarán a planta permanente parte de los empleados contratados en la Administración Pública Nacional.

Luis Secco: "Hay una tendencia de la clase política a la 'gastomanía'"

Impacto sobre la gobernabilidad

"Semejante dependencia del Estado ha contribuido a morigerar la incertidumbre que comenzó a gestarse en el sector privado, por la caída de la actividad y del empleo, porque casi la mitad de la población, unas 20 millones de personas, depende de un sueldo o jubilación pagada por el Estado, y por tanto puede prever menor poder de compra, pero no que dejará de cobrar en algún momento", observó Secco.

Sin embargo, concluyó el economista que "el gasto público ya no puede crecer más. Nadie pensó que podía alcanzar a 43% del PBI, cuando históricamente no superaba el 30%. Pero parece claro que se ha llegado a un límite, pese a la tendencia de la clase política a la 'gastomanía', y eso resta posibilidad de hacer política contracíclica".