Ucrania: activistas prorrusos ahora se lanzan sobre Odessa

Más de 2.000 manifestantes realizaron un asalto contra la sede central de la policía en la ciudad del sur ucraniano. El premier Arseni Yatseniuk dijo que es parte del plan ruso para "destruir su país"

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Reuters
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Los manifestantes, que derribaron un portón con dos camiones, reclamaban la liberación de sus camaradas detenidos el viernes pasado durante enfrentamientos entre partidarios y opositores del gobierno de Ucrania.

Los enfrentamientos del viernes culminaron con el incendio de la sede de los sindicatos de Odessa, en el que murieron unas 40 personas, en su mayoría activistas prorrusos.

Los policías atrincherados en el interior del edificio empezaron a soltar uno por uno a los sospechosos detenidos el viernes, que fueron aclamados por la multitud como "héroes". "¡Bien hecho!", gritaron los manifestantes.

Antes del ataque, entre 2.000 y 3.000 personas se habían concentrado bajo la lluvia ante la sede de la policía, a los gritos de "¡fascistas!". Y un grupo de mujeres le pegó con sus paraguas a policías que se encontraban frente al edificio.

La violencia que dejó unos 40 muertos en Odessa el viernes pasado es parte de "un plan ruso para destruir Ucrania", declaró este domingo el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk.

"Lo que ocurrió en Odesa forma parte del plan de la Federación de Rusia para destruir Ucrania y su Estado", afirmó en una rueda de prensa en la ciudad del sur ucraniano tras mantener una serie de reuniones con representantes de las autoridades locales y de la sociedad civil.

"Rusia envió gente aquí para crear el caos, pero el país debe unirse y reconciliarse para no dar a los terroristas apoyados por Moscú la posibilidad de dividir a nuestro pueblo", denunció el premier.

Yatseniuk aseguró que "el objetivo de Rusia era repetir en Odessa lo que ocurre en el este del país. Es un plan financiado y organizado por profesionales que manipularon a gente normal, pero nuestra unión será la mejor respuesta a estos terroristas".

Anunció que tras lo sucedido el 2 de mayo todos los responsables de la policía de la ciudad fueron destituidos, e iban a ser reemplazados por haber incumplido su labor.

Vestido con traje y corbata negros en señal de duelo, Yatseniuk le dio el "pésame a las familias de las víctimas de esta horrible tragedia", y señaló que "la Justicia investigará para determinar quién no hizo su deber".

 AP 163
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Rusia reclama a Occidente

El gobierno de Vladimir Putin le exigió este domingo a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y al Consejo de Europa una fuerte reacción a la "operación antiterrorista" que está llevando a cabo el gobierno de Kiev en el este de Ucrania.

El gobierno ucraniano dirige "una acción de castigo contra su propio pueblo" y Occidente calla, criticó el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso. Moscú no puede creer que la OSCE no esté informada sobre el "derramamiento de sangre, los disparos de las tropas contra personas desarmadas", afirmó la Cancillería rusa a través de un comunicado.

En el texto, el Kremlin le pide con insistencia a las potencias occidentales que "reaccionen rápidamente ante los trágicos sucesos de Ucrania".

 AFP 163
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Preocupación agrícola

La crisis en Ucrania, considerada el granero de Europa, corre el riesgo de afectar a una producción agrícola vital para el propio país pero también para los mercados internacionales.

La extensa recesión que golpea a Ucrania de forma casi ininterrumpida desde hace dos años no afecta todavía a la producción agrícola -sobre todo de maíz y trigo-, una de las escasas satisfacciones económicas del país, a diferencia de su industria metalúrgica que ya se enfrenta a grandes dificultades.

Esa producción agrícola alcanzó durante el verano boreal pasado un nivel récord de 63 millones de toneladas. Esto le permitió a Ucrania quitarle este año a Rusia, otro gran productor, su tercera plaza entre los exportadores mundiales de cereales.

Denominada el "granero de Europa" por sus tierras negras, entre las más fértiles del mundo, Ucrania es ahora observada con preocupación por los mercados agrícolas de todo el mundo.

Si bien el caos político no afecta por el momento a sus exportaciones, el derrumbe de la moneda ucraniana y la crisis bancaria ya empiezan a hacerse sentir en el ámbito agrícola.

En plena época de siembra de primavera en el Hemisferio Norte, los temores crecen sobre lo que ocurrirá con la producción durante el próximo verano.

El gabinete francés Agritel redujo claramente en abril sus previsiones de producción de maíz y trigo a 23,3 millones y 18,3 millones de toneladas respectivamente, 18 y 16% menos que el año pasado.

¿A qué se deben esos retrocesos? Fundamentalmente a la subida en el precio de los productos importados (carburantes, semillas, abonos, material) causados por el derrumbe de la moneda, que castiga a los agricultores y les resta liquidez.

En el actual escenario, los bancos sólo aceptan prestar a tipos de interés que a veces superan el 30%, un nivel prohibitivo para los agricultores.

La consecuencia es que siembran menos maíz -más caro en su producción y que requiere más abonos-, y optan por ejemplo por la

soja.