Un argentino intentará cruzar a nado el Canal de la Mancha

Damián Wachowicz, quien hasta hace un año no había nadado más de diez largos en una pileta, buscará quedar en la historia. Procurará unir el Reino Unido y Francia por la causa de la ONG "Un Techo Para Mi País"             

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En 1950 Antonio Abertondo se convertía en el primer argentino en cruzar a nado el estrecho que separa al Reino Unido del continente europeo, el Canal de la Mancha. Desde ese año, otros siete argentinos (Enriqueta Duarte, Syder Guiscardo, Alfredo Camarero, Claudio Plit, Gustavo Oriozabala, María Mato y Patricio D'Ottavio) conquistaron sus aguas.

En la semana del 18 al 24 de septiembre, Damián Wachowicz, que hasta hace un año nunca había nadado más de 10 largos en una pileta, intentará pasar a la historia como el noveno argentino en lograrlo. Partirá desde Dover, en el Reino Unido y deberá nadar los 34 kilómetros del Canal de la Mancha que lo separan de Cap Gris Nez, en Francia, apadrinando la causa de la ONG "Un Techo Para Mi País".

Damián es economista y director de Bayton Grupo Empresario y como buen fanático de los desafíos y ferviente creyente en el poder de la voluntad, aseguró: "Acá no hay sorpresa, no soy un nadador. Este es mi intento por demostrar que con dedicación, inspiración, y el apoyo de los incondicionales, uno puede superar cualquier barrera".

La aventura del canal comenzó en una charla de bar, donde Damián, Phil Kearney (de Australia) y Jesper Ludolph (de Dinamarca), tres jóvenes que se encontraban cursando un MBA en la London Business School, comentaron  su afición al deporte y cómo el hecho de abandonar sus hogares para abocarse de lleno en el estudio los había llevado a dejar de lado sus pasiones. Entre rondas, el diálogo fue fluyendo, y surgió la idea de cruzar a nado el Canal de la Mancha.

Más allá del desafío de superación personal, decidieron darle un sentido solidario a su gesta para poder continuar ayudando a las organizaciones sin fines de lucro con las cuales habían estado involucrados en años anteriores. "Nadar el Canal de la Mancha será sin duda una de las cosas más difíciles que intentemos hacer, y sin embargo hay personas que cada día enfrentan desafíos que son incomparables con nuestro cruce. Elegimos tres organizaciones que ayudan, cada una a su forma, a estas personas a enfrentar la adversidad, porque queremos que nuestro cruce sea más que simplemente llegar a Francia", comentaron.

En el caso de Damián, trabajó como voluntario en "Un Techo Para Mi País" entre 2008 y 2010, pero los tres intentarán cruzar en la misma fecha, cada uno con su propio barco de apoyo.

Básicamente, nadar el canal inglés implica estar en el agua durante varias horas. Sólo dos nadadores llegaron a Francia en menos de 7  horas, mientras que el que más tardó fueron más de 28. Otro desafío es la temperatura del agua. En el supuesto "verano" inglés la temperatura del agua varía entre 15°C a finales de junio y 18°C en septiembre. El frío en el canal puede causar problemas, como la hipotermia y los calambres.

Y finalmente están las mareas. El canal tiene una de las mayores variaciones de las mareas en el mundo y pueden fluir en un máximo de 4 millas náuticas por hora -que es sólo ligeramente más rápido que el récord del mundo de natación de 200 metros-, viento, exposición prolongada al agua salada, las olas y las aguavivas.

Cómo prepararse para semejante hazaña

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Para el entrenamiento riguroso que requiere esta proeza, que algunos comienzan hasta con dos años de antelación, Damián y sus compañeros debieron encontrarse tiempo entre las exigencias de sus programas de estudio. Comenzaron con 2-3 sesiones cortas a la semana complementadas con sesiones más largas en piletas al aire libre, llegando a nadar hasta 17 kilómetros en una sesión.

"Durante el crudo invierno inglés, comenzamos a entrenar en  piletas climatizadas, pero obviamente exteriores. Aunque el agua estaba bastante caliente, el clima exterior no era tan misericordioso  ¡Nadar en la nieve es realmente una experiencia!", contó Damián.

Luego comenzó la climatización al frío y al mar, para lo cual comenzaron a ir a Dover para completar el entrenamiento en aguas abiertas, donde se acoplaron a un grupo de aspirantes al canal que descienden a la costa inglesa todos los fines de semana. El clímax del entrenamiento en Dover, y para muchos la prueba de fuego antes del intento, fueron los famosos "7-6", una sesión de nado exhaustiva de 7 horas corridas seguido por otras 6 la mañana siguiente.