El Golfo Pérsico sale al rescate del gobierno egipcio

Los nuevos líderes egipcios han obtenido US$ 8.000 millones en promesas de ayuda por parte de sus acaudalados aliados árabes, que buscan estabilizar una transición política

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El martes, el presidente interino nombró a un nuevo primer ministro, y las fuerzas armadas egipcias le advirtieron a las facciones políticas que no deben atrasar la ambiciosa agenda impuesta por el Ejército para realizar elecciones el próximo año.

El tajante mensaje castrense pone de relieve qué tan involucrado está el Ejército en la dirección del proceso, aún cuando los movimientos reformistas que respaldaron la destitución de Mohamed Mursi se quejaron de que no son consultados para la toma de decisiones.

Por su parte, la Hermandad Musulmana criticó el plan de transición y prometió continuar con sus protestas callejeras hasta que Mursi, quien fuera el primer presidente de Egipto elegido libremente en las urnas, regrese al poder.

La designación del economista Hazem el-Beblawi como primer ministro, junto con el acelerado itinerario, remarca la determinación del Ejército para avanzar pese a la oposición islamista y a la indignación por la muerte de más de 50 partidarios de Mursi el lunes pasado.

Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos dieron su respaldo al nuevo liderazgo. Ambas naciones, detractoras de la Hermandad a la que pertenece Morsi, celebraron la destitución, prometiendo 8.000 millones de dólares en subvenciones, créditos y combustible.

Al hacerlo, intervienen en lugar de Qatar, un cercano aliado de la Hermandad, que le dio al gobierno de Mursi varios miles de millones de dólares en ayuda.

Durante el año de Mursi en el poder, él y sus allegados visitaron varios países en busca de recursos para apuntalar sus menguantes reservas de divisas y cerrar su creciente déficit presupuestario, aunque a veces fueron recibidos con indiferencia.

Los militares han sido exhortados, en particular por Occidente, a mostrar que los civiles siguen a cargo y que Egipto está en camino a elegir democráticamente a sus líderes.

El nuevo gobierno pronto encarará exigencias para que resuelva los problemas económicos que se acumularon en el mandato de Mursi, como por ejemplo la escasez de combustible, los apagones y la inflación.