Universitarios dejan las aulas y ayudan a vecinos

La UBA con su Programa Integral de Acción Comunitaria en Barrios Vulnerables, y la UCA con el suyo en villas porteñas, ofrecen a los más necesitados asistencia en salud, apoyo escolar e infraestructura

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 Charly Díaz Azcué 162
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"La idea es llevar al campo tareas que al estudiante le sirvan en su formación profesional, y que al mismo tiempo, como consecuencia de esa tarea, mejoren las condiciones de vida. Por eso se llaman prácticas sociales educativas", cuenta Oscar G. García, Secretario de Extensión de la Universidad de Buenos Aires, en diálogo con Infobae.com.

"Teníamos que pedir por favor para entrar"

El programa barrios vulnerables está organizado por la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil de la UBA. Funciona plenamente desde 2009 en distintos asentamientos del cordón sur dela Ciudad de Buenos Aires, desdela Autopista Dellepiane hastaLa Boca.

Primero se instaló en el barrio Cildañez, donde funciona la coordinación general del programa. Desde ahí se expandió hasta los barrios Barracas, Soldati y la villa 1-11-14, donde hay centros que funcionan permanentemente. El plan es extenderse hacia el primer cordón del conurbano bonaerense.

"En la mayoría de las villas hemos tenido muy buena repercusión y los mismos vecinos se encargan de la seguridad. Al principio teníamos que pedir por favor para entrar, pero ahora nos piden que vayamos, porque un barrio se comunica con otro y cada vez son mayores las solicitudes que tenemos. Y ahí aparecen las limitaciones, no de insumos, sino del trabajo de los voluntarios", dice García.

El programa se divide en tres áreas. Educación no formal, atención primaria en la salud y desarrollo comunal. Los coordinadores de las tres áreas dependen dela Secretaría de Extensión.

Los estudiantes que se inscriben tienen que hacer un curso de dos meses en el que se les explican técnicas de intervención. Luego empieza el voluntariado propiamente dicho, que dura cuatro meses.

No todos los estudiantes hacen lo mismo porque se trata de que apliquen su conocimiento. Así, los que vacunan son los de Medicina y de Farmacia y bioquímica, y los de apoyo escolar son mayoritariamente de Ciencias de la Educación.

El programa de apoyo es uno de los más importantes. "Tenemos mucho éxito. Actualmente estamos ayudando a más de 120 chicos", cuenta García.

Se realiza en Barracas, Fátima y Cildañez, con un seguimiento de alumnos de escuelas primarias. La idea es reforzar la retención escolar y mejorar el rendimiento.

También se realizan distintos talleres en colegios secundarios, como en la Escuela América de Cildañez y en la Homero Manzi de Pompeya. Orientación vocacional y ocupacional, derecho al acceso a la salud sexual y reproductiva, o bulimia y anorexia, son algunos de los talleres. Surgen por pedido de los colegios o porque los miembros del programa detectan que pueden servir.

La salud va al barrio

Hay distintos proyectos que conforman el programa y se busca que trabajen juntos. Infobae.com asistió a una actividad de la que participaron dos, uno organizado porla Facultad de Farmacia y Bioquímica, y otro dela Facultad de Medicina.

Estudiantes de la carrera de Óptico Técnico, junto a un oftalmólogo y a algunos docentes de la carrera, se ocupan de controlar la salud visual de los vecinos. A los que necesitan les toman las medidas y a las pocas semanas les entregan de forma gratuita lentes elaborados por ellos mismos.

      
      

Los de medicina revisan a los chicos y a sus padres y, en caso de haber casos graves, los derivan a un hospital.

También hay programas de salud dental y de detección de factores de riesgo cardiovascular.

Van aproximadamente una vez por mes a cada barrio y sólo se suspende por lluvia, porque en esos casos es poca la gente que va. Cuando no tienen disponible un espacio idóneo van con un trailer que funciona como centro de salud móvil, con tres consultorios.

Recientemente, el rectorado de la UBA emitió una resolución que establece que será obligatorio para recibirse hacer un cuatrimestre de trabajo voluntario.

"Al ser obligatorias estas actividades se jerarquizan. Alumnos que tengan aprobado el primer año de la carrera ya podrán ingresar en los proyectos que más les interesen, y tendrán hasta el fin de la cursada para hacer las horas", explica a Infobae.com Matías Palacios, coordinador general del programa.

"Que los estudiantes hagan una acción solidaria y se formen"

 

El Programa Integral en Villas de la ciudad de Buenos Aires que organiza la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) se desarrolla desde agosto de 2010 en las villas 21-24 de Barracas y 1-11-14 de Bajo Flores. Ya participaron casi 400 estudiantes, a quienes se les exige el compromiso mínimo de asistir un cuatrimestre.

Tiene dos ejes. Por un lado la acción concreta respondiendo a las necesidades de los vecinos. Por otro, un trabajo de investigación, que apunta a ver si las organizaciones sociales de la zona hacen crecer a las personas o son meras aportadoras de subsidios.

Para insertarse en los barrios la universidad trabaja en conjunto con los curas villeros, muy respetados por la comunidad por su acción social. Muchas de las actividades que realizan se hacen dentro de distintas parroquias ubicadas en los asentamientos.

"A partir de las demandas que surgían en el barrio, las distintas cátedras participaban generando propuestas y diseños para responder a esas necesidades. Eso permite llevar lo teórico a la práctica y ver si lo aprendido en la universidad se confirmaba o había que repensarlo", cuenta Juan Cruz Hermida, director de Compromiso Social y Extensión dela UCA, bajo cuya órbita se desarrolla el programa.

En Bajo Flores se realiza el proyecto Construyendo Juntos, donde se hacen trabajos en una guardería ubicada en la Parroquia Madre del Pueblo, a la que van entre 40 y 50 chicos menores de 4 años. El énfasis está puesto en la estimulación de su creatividad y de sus capacidades.

Para chicos de 6 a14 años se organizan talleres de juego en el patio de la virgen de la misma parroquia. La idea es que vayan después de la escuela para desarrollar ciertos valores compartidos por la comunidad. En estos dos proyectos participan alumnos de todas las carreras.

A partir del éxito de estas actividades las familias empezaron a demandar asistencia psicológica y psicopedagógica para sus hijos. Entonces se creó un centro especializado en cómo ayudar a los chicos a permanecer y a mejorar en la escuela. En este caso, los que van son estudiantes de psicopedagogía.

También hay una escuela de música, que empezó a partir de la acción de 15 alumnos de la carrera de ciencias musicales y que terminó formalizándose con la participación de 70 jóvenes del barrio.

"Lo bueno es que desde un voluntariado se logra que los estudiantes hagan una acción solidaria y se formen. Muchas residencias y tesis de licenciatura se terminan haciendo a partir de la participación en esta actividad", dice Hermida y da un ejemplo.

"Estudiantes de ingeniería civil armaron el proyecto de un tinglado para que los chicos pudieran ir a la escuela en días de lluvia en la villa 1-11-14 como tesis final, y la universidad logró financiamiento del Gobierno de la Ciudad para su construcción. Entonces el alumno no hace sólo un informe teórico, sino que eso después lo puede ver plasmado en la sociedad".